Martí concede un lugar clave a la ética y proclama su fe en “el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud” y llama a ser inflexible solo con “el vicio, el crimen y la inhumanidad”.
Rafael Polanco / LA JIRIBILLA (Cuba)
La gran obra de verso, pensamiento y combate de José Martí sigue provocando, a más de un siglo de su ascenso a la inmortalidad, reflexiones y sugestiones en las más diversas esferas del saber humano. Se ha afirmado que el carácter profético y visionario de su pensamiento le confiere en nuestros días una actualidad y vigencia sorprendentes. Y es que para los cubanos, Martí, con su carga de eticidad y espiritualidad, tiene mucho que decir sobre los peligros que amenazan la existencia del género humano en el planeta que habitamos.
En memorable artículo titulado “Maestros ambulantes”, publicado en Nueva York en 1884, el Apóstol de la independencia de Cuba sentenció: “Ser bueno es el único modo de ser dichoso.// Ser culto es el único modo de ser libre”, y añadía más adelante: “La mayor parte de los hombres ha pasado dormida sobre la Tierra. Comieron y bebieron; pero no supieron de sí. La cruzada se ha de emprender ahora para revelar a los hombres su propia naturaleza, y para darles, con el conocimiento de la ciencia llana y práctica, la independencia personal que favorece la bondad y fomenta el decoro y el orgullo de ser criatura amable y cosa viviente en el magno universo”. Lea el artículo aquí…
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