La movilización estudiantil nos ha recordado que Chile es un país rico cuya riqueza es distribuida con extrema desigualdad. Con ello, por primera vez en estos treinta y siete años, el sentido común «naturalizado» por el mercado es puesto en cuestión.
Jaime Massardo / Le Monde Diplomatique Chile y Rebelion
La movilización estudiantil que se ha iniciado en el mes de mayo en las principales ciudades de nuestro país ha tenido la virtud de colocar en el tapete de la discusión un problema fundamental: el Estado no satisface las necesidades de educación científica, tecnológica, artística y humanista de los chilenos.
La novedad, sin embargo, no está en el hecho mismo, cuya obviedad venía siendo constatada hace largo tiempo por la inmensa mayoría de nuestros compatriotas. Lo más importante de esta movilización consiste en la particularidad que ella ofrece desde el punto de vista de la consecución de las luchas sociales en Chile, por lo que debe examinarse en el marco de la evolución política local de estos últimos treinta y siete años: Esta evolución nos muestra que, desde el último tramo dictatorial, las élites entendieron que la intervención militar no podía asumir una forma permanente. Lea el artículo completo aquí…
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