En el terreno de la batalla
ideológico-cultural, lo religioso, para bien o para mal, es un ámbito de la
acción social determinante, que no puede ser tratado subrepticiamente, sino que
debe ser analizado bajo una perspectiva dialógica, científica, teológica, en
función de desenmascarar las relaciones de opresión, y propiciar la
espiritualidad de la liberación, que son el potencial característico de este
campo.
Exeario Sosa Ocanto / Especial para Con Nuestra América
El historiador Benjamin Cowan (2018)[i]
expone el origen trasnacional de la “Nueva Derecha” en circuitos que
trascienden las fronteras y que fueron poblados por activistas que trotaban por
el mundo. En 1960 nace en Brasil la organización de católicos laicos Tradición,
Familia y Propiedad (TPF), fundada por Plinio Corrêa de Oliveira. Convierte la
TPF en un sistema trasnacional de organizaciones, distribuidas en todo el
hemisferio. Muchos años después, los opositores venezolanos Leopoldo López y
Henrique Capriles Radonski serían formados en células de TPF.
A la par de esto, a principios de la
década de los 70´s del siglo XX en Estados Unidos, surge un movimiento
denominado “Nueva Derecha Religiosa” como una reacción a la consolidación de
diferentes movimientos sociales (afroamericanos, pacifistas, feministas, hippies) y la liberalización de leyes
civiles (aborto, anulación de prédicas religiosas en colegios secundarios).
Eran agrupaciones protestantes lideradas por el pastor bautista J. Falwell, que
dieron apoyo electoral a la campaña de Jimmy Carter y posteriormente ayudarían
a la llegada de Ronald Reagan al Poder[ii].
Falwell sería alentado por el influyente católico (verdadero mentor) Paul
Weyrich fundador de las organizaciones de derecha the International Policy
Forum (IPF), the Heritage Foundation and the Free Congress Foundation (FCF).
En medio de la Guerra Fría, en el ámbito
religioso, se reproduciría el discurso de la amenaza externa del comunismo con
repercusiones en la política interna estadounidense. Es decir, los movimientos
religiosos liberales serían tachados como factores “pro-soviéticos”, la obra
social de las iglesias como “difusión de las ideas comunistas”, y la
cooperación misionera con América Latina, puesta en cuestión, debido a que las
ofrendas de las iglesias estarían financiando los movimientos de liberación en
América Latina. Surge entonces el Instituto Religión y Democracia (institución
que aún existe) que sería el encargado de llevar adelante la ofensiva
neo-conservadora de las Iglesias de USA y la lucha ideológica hacia América
Latina (EZCURRA 1982).
Con el surgimiento (1999) de la
revolución bolivariana en Venezuela, se trata de rescatar la espiritualidad
liberadora y de resistencia presente en los movimientos religiosos de la
liberación. Al respecto Marcelo Barros (2012) expone lo siguiente:
El
proceso bolivariano surgió y se desarrolló en un contexto de culturas
consideradas cristianas. Aparte de que muchos de sus líderes y luchadores se
reconocen cristianos (Hugo Chávez, Rafael Correa y otros), la mayoría de las
comunidades empeñadas en este proceso son cristianas. Desde los años 60, las
comunidades eclesiales de base, grupos evangélicos populares y corrientes de la
Teología de la Liberación han contribuido a que, cada vez más, este proyecto
sea visto como instrumento de actualización del que teológicamente puede ser
visto como etapa de realización, aunque parcial, de mitos e ideales indígenas,
como la Tierra sin Males, el Buen Vivir, etc. En lenguaje bíblico, este
proyecto indica y anticipa algo del proyecto divino para el mundo. El camino de
la espiritualidad es acentuar este aspecto del proceso, ayudar a que sea
permanentemente revisado y perfeccionado, a partir de este modelo. En los años
80, la Teología de la Liberación insistía en una «mística del Reino».
Este proceso tendría sus detractores
históricos, tales como la Conferencia Episcopal de Venezuela, quien desde un
principio se ha opuesto a las transformaciones sociales, políticas y económicas
llevadas por la Revolución Bolivariana (recuérdese el lamentable papel del
Cardenal Ignacio Velazco en el golpe de Estado contra Hugo Chávez en el año
2002), debido a que antes, era parte del núcleo esencial de la propuesta
ideológica de la IV República. Pero también en el campo evangélico, el Consejo
Evangélico de Venezuela, que se abroga la representación del pueblo cristiano
evangélico (el presidente “vitalicio” de este organismo es el Pastor Samuel
Olson), se ha colocado al lado de la derecha venezolana de manera sistemática,
apoyando en diversas ocasiones manifiestos públicos en contra de la Revolución
Bolivariana, pero que al mismo tiempo de manera hipócrita y falseando la
verdad, profesan que “el pueblo evangélico no es políticamente beligerante”.
Por otra parte, también existen movimientos
religiosos como la Unión Evangélica Pentecostal Venezolana (UEPV), Movimiento
Cristiano Caleb, Movimiento Cristiano por la Paz, Iglesias Comunitaristas de
Venezuela, entre otras, y cristianos (as) de base desde hace mucho tiempo, han
hecho un significativo esfuerzo por alimentar la reflexión teológica
liberadora, apoyar a las iglesias en la formulación de sus proyectos sociales y
definir con criterios teológico-políticos su misión estratégica en medio de los
cambios que se operan en nuestro país.
En el contexto más reciente, la
irrupción de nuevos movimientos sociales (derechos de la diversidad sexual,
feminismos, pueblos indígenas, comunidades afro, entre otros), plantean una
actualización tanto de la agenda pública, como de la reflexión teológica de los
movimientos religiosos. La Derecha Religiosa está en la ofensiva conservadora
en relación a temas de la diversidad sexual y feminismos. Además del rápido
crecimiento de movimiento neo-pentecostales, donde se hace abierta apología al
mercado capitalista, al sistema patriarcal y heteronormativo. Una expresión
política de esos movimientos (El Evangelio Cambia) es el pastor Javier
Bertucci, quien competiría en las elecciones presidenciales de 2018, donde
saldría victorioso Nicolás Maduro.
Así mismo, como parte de la estrategia
de amplio espectro aplicada en Venezuela, no podemos dejar de mencionar que la
oposición venezolana y la derecha religiosa, han aplicado el “Método de
Acciones No Violentas”, de Gene Sharp, quien es catalogado como el ideólogo de
las revoluciones de colores, quien en vida expresaba (Falleció en 2018):
“nosotros combatimos con armas psicológicas, sociales, económicas y políticas”.
No menciona las armas en el campo religioso, pero dentro de los 198 métodos que
propone para derrocar gobiernos se encuentran los siguientes:
- Oraciones y cultos públicos; Uso de
símbolos (insignias, pines, símbolos religioso,…); actos públicos simbólicos
(entran todo tipo de acto ligado a lo religioso); vigilias (con o sin
oraciones, guardias constantes, largas y prolongadas); procesiones religiosas;
peregrinaciones; excomunión; interdicción religiosa; ayunos; entre otros.
Un ejemplo de esto, fueron las Guarimbas
de 2017. El sacerdote Numa Molina, las denominó como la “Santa Guarimba”, donde
los manifestantes violentos, utilizaron símbolos, imágenes y oraciones de la
religión católica; dichos manifestantes eran catalogados como héroes o
libertadores, que sostenían una “cruzada” al estilo de las realizadas en la
Edad Media. Los guarimberos fueron dotados de bombas molotov, máscaras
antigases, pañuelos y biblias como partes de sus implementos de combate. Se
apela al oscurantismo medieval de las cruzadas, de la colonia o de la conquista
del viejo oeste, o aun peor, como si de un video juego de acción se tratara.
Fascismo puro, retratado en el no reconocimiento del otro, del diferente, “de
los infieles”, para ellos matar es un mandato de Dios.
Finalmente, citamos una carta pastoral de
la UEPV quienes nos alertan de la amenaza que se cierne sobre nuestra américa:
La
mirada imperial se posa sobre estos pueblos, y ya existen planes y acciones
dirigidas a impedir la integración del Sur, a toda costa. Por eso hay que estar
alertas, y entender que nuestra pasividad ante lo que acontece a nivel del
continente constituye una alianza tácita con aquellos poderosos que los llaman
“los amos del mundo”, que buscan consolidar su hegemonía sin importar cuántas
vidas quedan tiradas en el camino. Los fundamentalismos religiosos que se
reavivan por todas partes, refuerzan la estrategia imperial desestabilizadora,
que “los amos del mundo” promueven y financian. Nuestro desafío será apoyar los
esfuerzos de integración de los pueblos latinoamericanos y caribeños,
promoviendo el intercambio y el diálogo social e interreligioso sobre la base
de la justicia social y del respeto a la soberanía de nuestros pueblos.
Politólogo, Obispo de la Unión Evangélica
Pentecostal Venezolana
[i] COWAN, Benjamin
Arthur. (2018). A hemispheric moral majority: Brazil and the transnational
construction of the New Right. Revista Brasileira de Política Internacional,
61(2), e004. Epub November 29,
2018.https://dx.doi.org/10.1590/0034-7329201800204
[ii] CARO,
I. y FEDIAKOVA, E. (2000) a. Los Fundamentalismos Religiosos: Etapas y Contextos de
Surgimiento. FERMENTUM Mérida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AÑO 10 - Nº 29 -
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE - 2000 - 453-46
1 comentario:
EXCELENTE ARTICULO. HAY MUCHO TRABAJO QUE HACER EN ESTE TEMA - LA REVOLUCION CUTURAL LO EXIGE.
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