Con
el suicidio del último líder del partido aprista, y el encierro definitivo de
los Fujimori, Washington y sus
corporaciones aliadas en el Perú preparan estrategias de afianzamiento del
poder foráneo con miras a las elecciones del 2021. La consigna es defender la
Constitución de 1993, cuerpo jurídico legitimador del actual orden
neoliberalmente establecido.
José Toledo
Alcalde / Para Con Nuestra América
Mercedes Aráoz, vicepresidenta de Perú |
La desafortunada sentencia del título de la presente
surge del improperio emitido por Mercedes Aráoz, Vicepresidenta de la República
del Perú, contra la majestad del soberano, el pueblo peruano.[1]
¿Qué se puede esperar de este tipo de representación
política en el Perú? ¿Qué se puede esperar de modelo de gobernabilidad que a
todas luces representa intereses ajenos a las necesidades de la nación? ¿Qué se
puede esperar de uno de los sistemas políticos más corruptos y corruptibles del
planeta?
El actual contexto jurídico-político del Perú, después de
las declaraciones de Jorge Barata (Odrebecht), removió las endebles estructuras
del sistema político nacional. Presidentes y aspirantes al preciado sillón del
ejecutivo se graduaron con honores en “traición a la patria”. Sean estos de
derecha, centro e izquierda, todos y todas los perseguidos y perseguidas por la
justicia accedieron a financiamiento de campaña y pago de sobormo proveniente
del crimen organizado. Alán García Peréz, Alberto Fujimori, Alejandro Toledo,
Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski, todos los
mandatarios, sin excepción, engañaron y traicionaron al pueblo, una y otra vez.
Imagínense ustedes la dimensión de la pudredumbre de los niveles inferiores de
la jerarquía!
¿Y el grito popular…?
Mandatarios, magistrados, congresistas, presidentes
regionales, alcaldes, regidores, empresas de la cosntrucción, periodistas y
medios de comunicación, entre otros, siguen siendo delatados como artifices del
programa político-financiero-empresarial más mezquino y corrupto como nunca
antes se había escuchado en la historia de la República del Perú.
¿Y el grito popular…?
El mismo presidente, transitorio (¿?), Martín
Vizcarra Cornejo, cuenta en su haber con 46 denuncias, según manifiesto del ex
Fiscal de la Nación Pedro
Chávarry denunciado como posible miembro de la organización
criminal “Los cuellos blancos del puerto”. A todo esto, el presidente Martin
Vizcarra denuncia blindaje del Legislativo, en clara coalición
apro-fujimorista, a favor del ex Fiscal archivando las denuncias acumuladas en
su haber.
Es en este contexto donde Vizcarra presenta al
Congreso de la República del Perú cuestión de confianza, con la finalidad de
aprobar los proyectos de ley de reforma política basada en cinco
puntos, cuando le preguntan a Mercedes Araoz sobre el clamor del pueblo a favor
del cierre del Congreso la cual respondió: “El grito popular no es el que manda
¿ok?”.
La
colonialista expresión de la cuestionada Vicepresidenta Araoz, cuestionada por
crimenes contra poblaciones indigenas y fuerzas militares en el conflicto de
Bagua (05/06/09), representa, a la perfección, la estructura ideológica del guión
injerencista de Washington representado en el Perú por USAID (Agencia de los
Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), corporaciones y Ongs a su
servicio.
¿Y el grito popular…?
Para
el imperio cuando la servidumbre pierde sentido utilitario debe ser eliminado.
Y, esa es la suerte de todos aquellos que lo sirvieron, aquellos que vivieron
la ilusión del poder junto al trono del emperador, y al final terminaron sus
dias detrás de rejas, escondidos en el extranjero, suicidados o en eternas
prisiones preventivas. A esto se le conoce como democracia representativa. A
esto se le conoce como estado de derecho e imperio de la ley.
Como
en época de la carnicería del Coliseo romano, donde el grito del pueblo, desde
la tribunas valía un bledo, pero divertía a la elite e inquietaba a las
bestias, la vida, al final de cuentas, dependía del pulgar del emperador.
¿Y el grito popular…?
Cien
gladiadores eran enviados a guerrear a la arena. El último en sobrevivir era
degollado o quedaba a discreción del emperador salvarle la vida con solo
levantar el pulgar. El teológo Franz Hinkelammert y la teológa Elza Tamez nos
recuerdan que ese carnicero juego llevaba como nombre “sinne missione” (sin
misión); juego sin misión, sin sentido. Una suerte de todos contra todos
satisfaciendo patológicos caprichos de quienes tenían el poder de salvar o
quitar la vida en sus manos.
Los
gladiadores se enfrentaban entre familias y amistades. Enfrentar al pueblo
siempre fue la diversión favorita de los poderosos. Las luchas divertían las
tribunas ávidas de dolor, sufrimiento y sangre. Y así hasta nuestros dias. El
Coliseo romano como paradigma de la diversión del imperio. En el caso peruano,
Alberto Fujimori fue el titere perfecto, como sus antececesores de la región,
para introducir despiadamante el neoliberalismo en América Latina y el Caribe.
Lo usaron en dos periodos de goberno. Cuando su presencia pusó en peligro la
hegemonia del imperio terminó, él, su asesor e hija en la cárcel administrando
– desde la sombra - el guión injerencista y saqueador por medio del Congreso de
la República a quienes se esta a punto de bajarle el dedo y enviarlos,
finalmente, al vientre de las bestias ávidas de sangre. Exactamente lo mismo
sucedió con Alán García Peréz, Alejandro Toledo, PPK, Ollanta Humala…la lista
sigue.
¿Y el grito popular…?
Con
el suicidio del último líder del partido aprista, y el encierro definitivo de
los Fujimori, Washington y sus
corporaciones aliadas en el Perú preparan estrategias de afianzamiento del
poder foráneo con miras a las elecciones del 2021. La consigna es defender la
Constitución de 1993, cuerpo jurídico legitimador del actual orden
neoliberalmente establecido.
¿Y el grito popular…?
El
signo que las acciones de Martín Vizcarra, gabinete y aliados se encuentran
alineadas al programa injerencista del hegemón es el silencio de Washington,
OEA, PROSUR y el Grupo de Lima. El ajedrez ha sido ensayado miles de veces. El
juego sin sentido, desde la perspectiva del pueblo, pero con hegemónico sentido
desde el imperio, es fielmente llevado a la práctica por asalariados
representantes.
Tengamos
por seguro que cuando la soberanía así como los derechos sociales, civiles,
culturales y económicos del pueblo sean colocados como prioridad de la agenda
de estado, el Perú sería considerado una
amenaza inusial y extraordinaria para la seguridad nacional de los EEUU.
Sus reservas en dólares y oro en EEUU, Bélgica, Inglaterra, Portugal, etc.,
serían secuestradas y administradas a través de algún advenedizo y transitorio
“presidente encargado” quien tendría como “guión liberador”: “Cese la
usurpración, gobierno de transición y elecciones libres”.
¿Y el grito popular…?
¿Cómo
se las ingeniará la coalición de izquierda, de vencer el 2021, para hacer
respetar en el Perú, y la región, los derechos sociales, civiles, culturales,
económicos, ambientales y el grito
popular como prioridad de la política de estado sin ser considerado como
“dictadura”, amenaza inusial y
extraordinaria para la seguridad nacional de los EEUU y sujeto digno de
bloqueo financiero, comercial y económico?
Recordemos
que no existió, ni existe, palabra o acción alguna expelida por gobierno
peruano, sus representantes del Congreso de la República y medios de
comunicación que no llevó, y siga llevando, el signo aprobatorio de USAID,
CONFIEP y aliados para quienes el grito popular no es el que manda ¿ok?.
[1] RTV - La República. Congreso en capilla | Claro y Directo con Augusto Álvarez Rodrich.En:
Youtube https://www.youtube.com/watch?v=E8yJBaDCMM4
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