El
llamado de Bolívar, que retomaron y retoman como suyo tantos hombres y mujeres
desde la constitución de nuestras repúblicas, sigue vigente; se sustenta en la
necesidad de poner fin a las desigualdades sociales que se mantienen presentes
pero también en los esfuerzos compartidos de resistencia e integración.
Cristóbal León Campos / Especial para Con Nuestra
América
Desde Mérida, Yucatán. México
Los
pueblos latinoamericanos urgidos de su liberación, conformaron su esencia en la
mezcla del ser original y la construcción histórica surgida de la hibrida
realidad colonial, la ruptura con las metrópolis dominantes en lo político, no
significó la superación total de la dependencia económica y cultural que hasta
nuestros días persiste, el llamado emancipador de los próceres signó la
necesidad de romper las cadenas lacerantes en el devenir cotidiano, erradicar
la sumisión requiere borrar todas las formas de las estructuras anteriores para
poder edificar una nueva realidad, los resabios retrasan los procesos y se
anclan en lo profundo de las mentalidades de manera silenciosa; sigilos
impuestos como amparo de lo que fue. La voz vigente de la independencia repica
las campanas de los nuevos tiempos, defender nuestras soberanías y culturas
ante las amanzanas y adversidades sigue siendo el apelativo del programa por
construir, la hermandad latinoamericana es el ideal soñado desde los primeros
llamados a la autonomía, somos latinoamericanos y seguimos necesitando la
conciencia cultivada en lo común, el porvenir de unidad e integración
reconfigurará el orden continuo de la fragmentación.
Simón
Bolívar, el padre libertario de nuestros pueblos, llamó desde su Carta de Jamaica de 1815, a la
construcción de la América nuestra, de la Patria Grande conformada por la
historia compartida y las necesidades afines, su esfuerzo prosiguió a lo largo
de su actuación a favor de las independencias, su Discurso de Angostura de 1819 y la propuesta de conformar a toda
América Latina como una gran nación y potencia mundial presentada en el
Congreso de Panamá de 1826, son ejemplos y documentos necesarios de releer en
esta nueva luz del siglo XXI, su sueño de la integración tuvo el mayor eco en
las ideas de José Martí plasmadas en su ensayo Nuestra América de 1891, en el que define la historia y el futuro
de nuestras naciones como un concepto fundacional de la realidad venidera.
Los
valores que sustentan la propuesta bolivariana de unidad retomados como eje
central para enfrentar el reto que sigue significando la política imperialista
de los Estados Unidos y las potencias europeas al tiempo en que fomentan el
desarrollo social interno de cada uno de los países latinoamericanos, ha sido la
apuesta efectuada por la República Bolivariana de Venezuela desde 1999 cuando
inicio la era que se vive con la llegada al poder de Hugo Chávez, el proyecto
retomado reconfiguró y reinstauró la utopía bolivariana para ser puesta en
práctica y actualizada, los progresos que en diferentes momentos se han podido
observar en las últimas décadas con la fundación de organizaciones
internacionales, acuerdos regionales y la divulgación del ideario emancipador,
si bien presentan un complejo andar de avances y retrocesos, son señales de la
posibilidad real de concretar la instauración de otro orden social basado en la
hermandad entre naciones que Bolívar impulsara.
Los
últimos acontecimientos en el orden político son significativos y ejemplos
puntuales para el análisis de los caminos por los cuales continuar, la defensa
del pueblo venezolano de su soberanía y autodeterminación ha dejado claro que
los intentos de implantar nuevamente la dependencia y la sumisión rompiendo
todo lo logrado y destruyendo los cimientos de la conciencia fracasaran
mientras los pueblos permanezcan unidos y se fortalezcan las conquistas
sociales, el sentir del pueblo venezolano reclama su deseo de continuar el
camino andado hacia su liberación total, sumados en términos regionales a la
defensa de la Revolución cubana que el heroico pueblo hace desde su triunfo en
1959, dan esperanza a nuestros países sumergidos por las políticas neoliberales
del capitalismo vigente, gobiernos van y vienen, pero los pueblos se mantienen
firmes luchando por su propia sobrevivencia.
El
llamado de Bolívar, que retomaron y retoman como suyo tantos hombres y mujeres
desde la constitución de nuestras repúblicas, sigue vigente; se sustenta en la
necesidad de poner fin a las desigualdades sociales que se mantienen presentes
pero también en los esfuerzos compartidos de resistencia e integración. Su
perspectiva de inicio es el reconocimientos de la riqueza diversa que nos hace
particulares con rasgos comunes compartidos, el socialismo y el sueño de unidad
latinoamericana marchan como ideales complementarios por los senderos de la
urgencia y el deseo de superación popular: la hermandad bolivariana se refuerza
a cada paso como identidad y como conciencia.
Integrante
del Colectivo Disyuntivas
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