México ha
ofrecido refugio y trabajos temporales a los migrantes del sur, también ha
ofrecido trabajo permanente a los que deseen establecerse en el país. México
necesita registrar a los migrantes que llegan para, entre otras cosas, protegerlos del crimen organizado que los
secuestra, extorsiona y hasta los obliga a enrolarse en sus filas como
sicarios.
Carlos
Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde
Puebla, México
El lunes 20 de enero de
2020 aproximadamente dos mil migrantes centroamericanos, principalmente varones
y hondureños, intentaron atravesar la frontera entre Guatemala y México después
de solicitar un permiso para transitar
este último país y llegar a la frontera con Estados Unidos. Al atravesar
el Río Suchiate, aproximadamente 500 de ellos fueron contenidos por la
Guardia Nacional la cual usó gas lacrimógeno. Aproximadamente 400 migrantes fueron detenidos y finalmente la
Guardia Nacional con ayuda del Ejército, logró controlar la situación.
El problema de los
migrantes del sur se ha vuelto tema complejo para el Gobierno de la Cuarta
Transformación. Enfrenta un dilema. Por un lado, existe la estampida
migratoria proveniente principalmente de
los países del triángulo norte de Centroamérica. Por otro lado sufre la fuerte presión del gobierno estadounidense
para frenar dicha estampida. Un problema que no es de México, los fallidos
Estados y economías del triángulo norte,
es ya un problema de México. Debe agregarse el hecho de que un gobierno progresista está
obligado a enfrentar las oleadas migratorias sin reprimir y siendo congruente
con los principios humanistas que enarbola.
En este contexto, debe decirse que México ha sido forzado por Washington
a no ser más una franca vía de paso hacia EUA de los expulsados del sur. La
crisis provocada por la amenaza arancelaria de Trump ha determinado la actual
política migratoria mexicana.
Pareciera ser que para
Guatemala resulta ser necesario que México permita el libre tránsito hacia el
norte de los migrantes del sur.
Presionada por la Casa Blanca, Guatemala
aceptó ser un “tercer país seguro”. Mientras los migrantes del sur sean
contenidos en la frontera mexicana, el número de migrantes que se quedarán en
Guatemala irá aumentado. Todavía no logro comprender como hará un país fallido
para convertirse en el repositorio de
miles y miles de migrantes que año con año pretenden llegar a Estados Unidos.
En todo caso el sentido común indica que el gobierno guatemalteco estaría
interesado en que su territorio fuera
solamente vía de paso en lugar de ser repositorio de migrantes. Por su
parte México de ninguna manera aceptaría cumplir el papel que Guatemala aceptó
en las postrimerías del gobierno de Jimmy Morales. De allí la política de
contención migratoria que estamos observando de parte del gobierno mexicano.
No obstante, es
simplificación decir que México se ha convertido en el policía guardián de
Washington. México ha ofrecido refugio y trabajos temporales a los migrantes
del sur, también ha ofrecido trabajo permanente a los que deseen establecerse
en el país. México necesita registrar a los migrantes que llegan para, entre
otras cosas, protegerlos del crimen
organizado que los secuestra, extorsiona y hasta los obliga a enrolarse en sus
filas como sicarios. Además México busca contribuir a que los países del
triángulo norte generen empleos como se observa en el programa Sembrando
Vida que ya está actuando en Honduras y
El Salvador. Menudo problema para México: lidiar con el abismo que comienza en
su frontera sur y el garrote que tiene en su frontera norte.
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