El Secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, salió de
gira por América Latina con dos propósitos fundamentales: promover la
candidatura de su carta incondicional en la Secretaría de la OEA, el señor Luis
Almagro, y relanzar la cruel pero ineficaz política imperial de su país contra
Venezuela.
Rafael Cuevas Molina/Presidente
AUNA-Costa Rica
Carlos Alvarado (izq.), presidente de Costa Rica, recibió al Secretario de Estado Mike Pompeo. |
Como es harto conocido, el accionar de Luis Almagro en la OEA no tiene
parangón en la historia de esta organización. En un organismo creado, básicamente,
para promover y defender los intereses de los Estados Unidos en la región,
amparados bajo el acápite del panamericanismo, Almagro ha traspasado todos los
límites del servilismo. Con un lenguaje procaz que ni en tiempos de la Guerra
Fría se había escuchado, ha sido punta de lanza en la ofensiva norteamericana
contra todos los gobiernos progresistas, especialmente contra Venezuela, contra
quién no ha escatimado epítetos furibundos.
Mike Pompeo ha tenido que salir a promover a este su fiel perro
guardián porque no las tiene todas consigo. Los estados caribeños han promovido
otra candidatura y México y Argentina ya anunciaron que no votarán por él. Así
que don Pompeo ha tenido que montar su veloz corcel y salir a quebrar lanzas
por su hijo predilecto.
Por otra parte, el señor Secretario de Estado tiene que apuntalar la
política de su país respecto a Venezuela porque su supuesta carta ganadora, la
que haría temblar al "régimen" de Caracas, quién le quitaría el sueño
a Nicolás Maduro y devolvería el petróleo y todas las fabulosas riquezas
naturales de este país al control norteamericano, el señor Juan Guaidó, no hay
forma que dé pie con bola.
Quien debía desplazar al "usurpador" en un pispás, ya va
para un añito de hacer todo tipo de shows políticos sin que nada le funcione.
Ahí sigue Nicolás inaugurando complejos habitacionales, desarrollando el petro
para sortear el feroz bloqueo gringo, profundizando la colaboración con Cuba y
dirigiéndose al pueblo venezolano en multitudinarias concentraciones populares.
Mike Pompeo recaló en Costa Rica en donde, por su ubicación
geográfica, añadió un puntito a su agenda: Nicaragua. Este país, declarado
oficialmente miembro del eje del mal y, por lo tanto, promotor junto a
Venezuela y Cuba de todas las desgracias que aquejan a este grupito de
"países mexicanos", sigue siendo punto importante de la agenda
norteamericana.
Al igual que con Bolivia,
Nicaragua era un proyecto económica y socialmente exitoso, que debía ser
erradicado para que no mostraran, a sus congéneres de la región, que las cosas
se podían hacer bien desde posiciones políticas distintas a las promovidas por
los Estados Unidos y las organismos financieros internacionales bajo su égida.
Para ello se montó una "insurrección" que dejó maltrecho al país,
pero que no logró minar la simpatía de los nicaragüenses hacia el Frente
Sandinista de Liberación Nacional, que sigue siendo la mayor fuerza política de
Nicaragua.
Las expresiones de Pompeo en las conferencias de prensa que siguen a
los encuentros con los presidentes con los que se reúne son de antología. Quién
sabe si es por ignorancia, prepotencia, ambas juntas o cansancio,
reiteradamente deja en evidencia la lamentable visión peyorativa que tiene de
los perritos falderos que va visitando. Lo de "falderos" es expresión
nuestra, porque él les llamo "guardianes".
Si nuestros presidentes tuvieran un poco de dignidad, a este señor no
habría ni siquiera que recibirlo. Pero estamos en período de vacas flacas en
eso de la dignidad, y el señor enviado de la potencia del Norte seguirá
sintiéndose a sus anchas con nuestros presidentillos.
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