Lo que por lógica no tenía que ocurrir, ocurrió: Joaquín Pérez, excelente periodista de la agencia alternativa ANNCOL, de la que nos nutrimos quienes a diario practicamos el periodismo que no se vende ni se alquila, fue deportado por el gobierno venezolano para que lo juzgue y lo maltrate el gobierno fascista de Juan Manuel Santos.
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Carlos Aznárez / Rebelion
Este lunes 25 de abril pasará a la historia de las luchas revolucionarias como el día en que se tiraron a la basura los principios más elementales de solidaridad internacionalista. No es posible callarse, ni mirar a un costado, cuando un hermano, un colega, un compañero, un revolucionario, es enviado a la tortura y a la cárcel en Colombia, por culpa de acuerdos espúreos (casi siempre económicos, porque el maldito dinero, usted lo sabe, huele a azufre compañero Chávez).
Lo que por lógica no tenía que ocurrir, ocurrió: Joaquín Pérez, excelente periodista de la agencia alternativa ANNCOL, de la que nos nutrimos quien a diario practicamos el periodismo que no se vende ni se alquila, fue deportado por su gobierno revolucionario para que lo juzgue y lo maltrate el gobierno fascista de Juan Manuel Santos.
Esto, compañero Chávez, su (nuestra) admirada Cuba no lo hubiera hecho, y nos consta que no lo hizo en sus 52 años de existencia rebelde. Jamás hubiera cedido un milímetro (y vaya si estuvo y está presionada) a los enemigos de los pueblos latinoamericanos. Sin embargo no podemos decir lo mismo de su gestión, a pesar de lo cual, y usted bien lo sabe, hemos puesto el cuerpo para respaldarlo a Usted al frente de su pueblo. Somos de los que no enmudecemos cuando vemos que algo anda mal, pero también somos de los que no ponemos palos en la rueda ni le hacemos el juego al enemigo, conspirando estúpidamente al primer yerro de un proceso revolucionario. Por eso, porque esto que ahora ha ocurrido no es poca cosa, le decimos compañero Chávez: este grueso error, lamentablemente va a dejar huella. Lea el artículo completo aquí…
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