¿Por qué inspira tanto encono, tan decidido rechazo la figura de Sandra Torres? A mi juicio la respuesta es simple: la derecha guatemalteca, que incluye al gran empresariado y a su influencia social en las clases medias urbanas, la considera una amenaza real.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
Pasando de la tragedia al sainete, como diría Marx, hoy observamos en Guatemala una furiosa campaña reaccionaria contra Sandra Torres que la hace aparecer como la Evita Perón de Guatemala. “Evite a Evita” nos aconseja un columnista de derecha y acompaña su sugerencia con una buena cantidad de inexactitudes históricas, que ya ha rebatido contundentemente el embajador y colega argentino Néstor López. Y en el internet, sobre todo después del divorcio de la pareja presidencial, es enorme la cantidad de chistes, imágenes burlescas, canciones satíricas contra Sandra Torres y el presidente Colom.
Son cuatro los temas recurrentes en las violentas sátiras.
En primer lugar, su relación de parentesco con los gobiernos y figuras que la derecha califica de populistas con razón (Eva Perón) y sin razón (Chávez, Evo, los Kirchner). Una canción dice: “Yo soy solidaria conmigo, Chávez es mi padrino, Evo Morales mi gran amigo, Cristina Krichner (sic) a quien yo sigo (solo que ésa más pilas porque enviudó)”. Y un cartel en el que el presidente Colom sostiene a Torres por la cintura, igual que Perón sostuvo a una Evita debilitada en un acto de octubre de 1951, nos dice: “Sandra Torres es Evita: Evita que comas, Evita que te eduques, Evita que trabajes, Evita que tengas seguridad, Evita que circules, Evita que haya justicia, Evita escuchar a la prensa, Evita las preguntas, Evita las respuestas, Por favor… evita favorecerla con tu voto”. La sindicación de populista devela su carácter anticomunista, cuando presenta una foto de Torres como guerrillera acompañada de otros insurgentes.
En segundo lugar, el ataque a los programas asistencialistas. Una canción vulgar y menos ingeniosa que la anterior nos dice: “vamos a darle a la gente bolsas solidarias y 300 pesos. ¡Pero si pisto no hay ya!, cállate flacucho, janano de mierda”. En tercer lugar, un discurso machista que retrata a Colom como un hombre paniaguado y atropellado por una mujer abusiva y empoderada. Dice la vulgar canción: “Hace más de tres años que tengo el poder y ese flaco janano mi títere es”. “Recuerda que siempre aun divorciados yo mando en la casa”. O bien en el chiste donde ofrecen una “MacCajita solidaria con un presidente de juguete”. En cuarto lugar, el clasismo y racismo típicos de la derecha guatemalteca se expresan en la canción procaz: “Azúcar y aceite a los pobres, arroz, masa y frijolitos, mientras nosotros los nuevos ricos ya nos picamos con el lomito”. Además de los chistes (con fotos incluidas) acerca de la fealdad de la primera dama y el presidente que los llevó a tener una ficticia hija nada agraciada.
Hace unos meses escribí un artículo sobre la satanización de la ex primera dama. Hoy la satanización es explícita. Uno de los mensajes nos presenta a la protagonista de la recordada película “El exorcista” transfigurándose en Sandra Torres y remata con la siguiente frase: “¡Ay de los moradores de la tierra y el mar! Porque el diablo ha descendido a vosotros, teniendo grande ira…” (Apocalipsis 12:12)”. No pude sino recordar a monseñor Mariano Rossell y Arellano demonizando a los supuestos y reales comunistas en el marco del anticomunismo rampante de 1954.
Un columnista que no es precisamente de izquierda, Juan Luis Font, ha hecho la pregunta crucial: ¿Por qué inspira tanto encono, tan decidido rechazo la figura de Sandra Torres? A mi juicio la respuesta es simple: la derecha guatemalteca, que incluye al gran empresariado y a su influencia social en las clases medias urbanas, la considera una amenaza real. Porque no va a ser una candidatura de pocos votos y porque con los programas sociales que ha auspiciado ha despertado esperanzas reales o infundadas en los pobres y oprimidos de este país.
Así de sencillo.
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