La situación actual,
tan nefasta como el Holocausto judío, está reduciendo al desgarrado territorio
palestino en dos guetos ubicados en Gaza y Cisjordania, donde el poder bélico
sionista lanza ataques permanentes contra la población civil.
Maximiliano Pedranzini* / Especial para Con Nuestra
América
Desde Misiones,
Argentina
Acá no hay eufemismo
posible. Esta es la dolorosa realidad que atraviesa el pueblo palestino y no
una noticia que aparece recién ahora en las tapas de los principales diarios
del mundo, sino que cuenta con vastos antecedentes. Esto es una política
sistemática de exterminio perpetrado por el Estado terrorista de Israel desde
hace medio siglo. Y no van a parar hasta aniquilar a todo el pueblo palestino.
Las frías estadísticas
no son lo importante, sino las consecuencias que determinan el derrotero de
todo un pueblo. De esta manera, ya podemos empezar a hablar de un “Holocausto
palestino” sin esperar que el tiempo lo convierta en un acontecimiento para ser
leído en los manuales de historia.
Hecho paradójico, donde un pueblo perseguido
y asesinado se transforma en verdugo, en aquello que alguna vez odió con toda
vehemencia y que parece haber quedado sepultado en el olvido. Pero es injusto
adjudicarle toda esta responsabilidad al pueblo israelí, sino que obedece a una
acción instrumentada por el Estado, cuya naturaleza consiste en la expansión de
su “espacio vital” que se encuentra en la llamada “Tierra Prometida”.
¿Cómo definir el
genocidio? George Steiner escribe lo que para nosotros es la definición más
contundente: “Los campos de concentración y de muerte (…), allá donde existen y
bajo cualquier régimen, son el infierno vuelto inmanente. Representan el
traslado del infierno desde el mundo subterráneo a la superficie de la tierra”
(George Steiner, En el castillo de Barba Azul. Aproximación a un nuevo
concepto de cultura, Barcelona,
Gedisa, 1992, p. 77).
La situación actual,
tan nefasta como el Holocausto judío, está reduciendo al desgarrado territorio
palestino en dos guetos ubicados en Gaza y Cisjordania, donde el poder bélico
sionista lanza ataques permanentes contra la población civil. La otra cuestión
fundamental es la colonización de la zona cisjordana con el objetivo de
dividirla en dos, separando abismalmente el norte del sur. La zona de Gaza se
ha constituido en el apartheid del siglo XXI, siendo la concentración humana
más grande del planeta en un espacio reducido. Gaza como así también la
atomizada Cisjordania, representan áreas demográficas muy vulnerables y por
ende, blancos fáciles para el ejército israelí.
Una violación a la
Declaración de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas que nace al calor de
la creación del Estado de Israel en 1948. Esto lo podemos interpretar con una
sola palabra: Impunidad.
* Ensayista. Integrante
del Centro de Estudios Históricos, Políticos y Sociales “Felipe Varela”, de
Argentina.
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