Durante muchos años la Revolución Cubana estuvo sola
en el paisaje político latinoamericano. Eran escasos los gobiernos que podían y
querían expresar abiertamente su simpatía, amistad y solidaridad con Cuba. La sombra de Washington se hacía
presente. Sin embargo, hoy Cuba y su revolución se encuentran acompañadas por
otros procesos democráticos y revolucionarios que han triunfado en nuestra
América.
Adalberto Santana* / Especial para Con Nuestra América
Desde Ciudad de México
El 26 de julio de 2014 se cumplen 61 años del asalto al cuartel
Moncada, hecho histórico que tuvo lugar en la ciudad oriental de Santiago de
Cuba. Ese acontecimiento
transcendental dejó una huella
imborrable para la historia tanto del país caribeño como para gran parte de
América Latina y el Caribe. Hace más de seis décadas un grupo de 131 jóvenes se dispuso a barrer de la historia a
una sangrienta dictadura como la de Fulgencio Batista (1940-1944 y 1952-1958)
que había dejado una estela de terror y muerte. En enero de aquel año de 1953,
se cumplía el centenario del natalicio del
prócer cubano, José Matí. Sus ideas
habían nutrido ideológicamente las acciones de los jóvenes combatientes
que asaltaron el Moncada.
En la madrugada de aquel día el ataque armado encabezado por tres
grupos tenía como objetivo tomar por sorpresa la fortaleza militar y los dos
edificios contiguos al cuartel (el Hospital Civil y el Palacio de Justicia). La
toma de esos puntos estratégicos estaban dirigidos por tres jóvenes rebeldes
cubanos: Fidel y Raúl Castro Ruz y Abel Santamaría.
En los comienzos del decenio de los cincuenta, era una época que en
buena parte de los países de América
Central y el Caribe dominaban las
sangrientas dictaduras militares apoyadas por la Casa Blanca.
Precisamente lo que el ex presidente
dominicano Juan Bosch, tituló en uno de sus libros: Póker de espanto en el Caribe. En esos años el escenario
latinoamericano palidecía con dictaduras como la de los Somoza (1937-1979) en
Nicaragua; Carlos Castillo Armas (1954-1957) en Guatemala; Rafael Leónidas
Trujillo (1930-1961) en República
Dominicana; Paul Maglorie (1950-1956) y la de los Duvalier, padre e hijo
(1957-1986) en Haití; Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957) en Colombia; Alfredo Stroessner (1954-1989) en
Paraguay y Marcos Pérez Jiménez (1952-1958) en Venezuela.
El asalto al cuartel Moncada operativamente tuvo muchos errores y fue
desde la perspectiva insurreccional un fracaso. Políticamente la derrota
militar se convirtió en un gran triunfo político. Los hermanos Castro y otros
dirigentes fueron reprimidos y llevados a prisión, otros combatientes del
asalto al Moncada murieron en los combates y otros más fueron asesinados por la
dictadura. Durante la defensa que hizo
el joven abogado Fidel Castro en el juicio que le hizo la dictadura,
había argumentado que el autor intelectual del asalto al Moncada era José
Martí.
Así, el intento por tomar el Moncada, se convirtió en una gran
victoria ya que legitimó una lucha que finalmente triunfó el primero de enero
de 1959, precisamente cuando las
columnas del Ejército Rebelde dirigido por el Movimiento 26 de Julio entraron a
La Habana para tomar el poder y extirpar a la dictadura.
Seis decadas después, el escenario latinoamericano y caribeño es otro.
En los tiempos actuales ya no predominan las dictaduras militares. En la región
se desarrolla la lucha electoral y buena parte de los gobiernos en la región
muestran el arribo de distintas fuerzas
de la izquierda latinoamericana.
Durante muchos años la Revolución Cubana estuvo sola
en el paisaje político latinoamericano. Eran escasos los gobiernos que podían y
querían expresar abiertamente su simpatía, amistad y solidaridad con Cuba. La sombra de Washington se hacía
presente. De hecho el bloqueo económico del imperialismo estadounidense no ha
cesado. Sin embargo, hoy Cuba y su revolución se encuentran acompañadas por
otros procesos democráticos y revolucionarios que han triunfado en nuestra
América.
En la segunda década del siglo XXI, América Latina y
el Caribe es un espacio mucho más alentador y prometedor de lo que era la
situación hace más de 60 años. En los momentos actuales Cuba esta acompañada
por una gama de gobiernos progresistas. Gran
parte de los países del Caribe, Centro y Sudamérica ha sido modificados por la
emergencia de nuevas fuerzas políticas que
configuran la capacidad organizativa y el avance de las izquierdas
latinoamericanas. La sombra de Washington cada vez es más reducida y su peso es
relativo.
La mejor expresión del avance de las fuerzas democráticas y
progresistas, muestra un panorama donde
los gobiernos de Argentina con Cristina
Fernández de Kirchner; Brasil con Dilma Rousseff; Bolivia con Evo Morales;
Chile con Michelle Bachelet; Costa Rica con Luis Guillermo Solís; Ecuador con Rafael Correa; El Salvador con
Salvador Sánchez Cerén; Nicaragua con Daniel Ortega; República Dominicana con
Danilo Medina Sánchez; Surinam con Desiré Delano Bouterse; Uruguay con José
Mújica y Venezuela con Nicolás Maduro, han generado una inercia mucho más
progresista que apunta sin duda al fortalecimiento del socialismo cubano. De
igual manera es deseable que en un futuro no lejano, finalmente el gobierno
estadounidense se vea obligado a levantar el criminal bloqueo económico.
La situación que prevalece en el mundo
con el fortalecimiento de economías emergentes como la del grupo de los BRICS y la región de América Latina y el Caribe,
hacen ver un nuevo escenario en el que Cuba cada vez se integra más al
desarrollo global y genera políticas de
integración más dinámicas e incluyentes.
Finalmente, podemos mencionar que el fortalecimiento de las relaciones
de Cuba con otras potencias emergentes como Rusia y la República Popular China,
apuntan en estos comienzos del siglo XXI a generan nuevas inercias como las que
señaló el president chino Xi Jiping en su reciente visita a la isla, en el
sentido de que: "Los dos países avanzan de la mano en el camino de la
construcción del socialismo con características propias, se prestan apoyo
recíproco en los temas relativos a sus respectivos intereses vitales y
mantienen una estrecha colaboración en el manejo de las cuestiones
internacionales y regionales de trascendencia".
* El Dr.
Adalberto Santana es director e investigador del Centro de Investigaciones
sobre América Latina y el Caribe (CIALC), UNAM.
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