Dos millones de
personas son el 1% de la población brasileña.
Esto demuestra que las técnicas de "guerra psicológica", con
el apoyo de todos los sistemas de comunicación del país, no pueden dominar
completamente la mente y las emociones del pueblo brasileño. Pero esto no quiere decir que una defensa equivocada
de la política económica del Gobierno no creará las condiciones para esta
"guerra psicológica" tenga un mayor apoyo social.
Theotonio Dos Santos / ALAI
La derecha golpista salió a las calles en Brasil para pedir la intervención de las Fuerzas Armadas. |
Dos millones de
personas, según O Globo, lo que sin duda es una información inflada, salieron a
las calles en todo el país el 15 de marzo.
Esta manifestación fue convocada ampliamente a través de medios de
comunicación social con el apoyo de toda la prensa conservadora de Brasil y del
mundo, además de los partidos de oposición y las facciones de algunos partidos
de la base del gobierno.
Pocos se han dedicado a
ubicar perfectamente a los autores de esta convocatoria y aún quedan algunas
preguntas al respecto. También ha sido
muy difícil saber exactamente cuáles son las consignas de la manifestación, ya
que se presentaron con diferentes e incluso propuestas opuestas, además de un
fuerte ejercicio de odio con insultos racistas, sexistas y amenazas fascistas.
Podemos hacer un primer
ejercicio para entender quiénes son los organizadores de este evento, pues es
difícil creer que una movilización masiva programada en un período tan grande y
con fuertes apoyos se haya llevado a cabo de una manera absolutamente
espontánea. Es cierto que ningún sector
responsable políticamente quiso comprometerse con la convocatoria y sus
consignas. Fernando Henrique Cardoso,
por ejemplo, hizo declaraciones la víspera de la manifestación oponiéndose
claramente a la idea de un juicio político.
Aecio Neves, candidato presidencial de la oposición y presidente del
PSDB, dice apoyar el movimiento, pero no participar para no ser acusado de
proponer un tercer turno.
Informaciones de
Estados Unidos indican que la visita del vicepresidente Joe Biden es siempre
una señal para el inicio de movilización de masas apoyadas en las técnicas de
la "guerra psicológica", dirigidas por la CIA y, en este caso,
apoyadas por sectores del Departamento de Estado (Ministerio de Relaciones
Exteriores de Estados Unidos).
También hay informes de
que uno de los principales grupos que convocaron a la manifestación, el
Movimiento Brasil Libre , recibe ayuda - entre otras fuentes – de la Atlas
Economic Research Foundation de los hermanos Koch (ver:
http://www.pragmatismopolitico.com.br/2015
/03/quem-financia-os-meninos-do-golpe.html).
Como una extensión de
Movimiento Brasil Libre, participan
también de la convocatoria los "Estudiantes por la Libertad", también
financiados por los mismos hermanos Koch, con la finalidad específica de
convencer a los jóvenes de los ideales ultraliberales que son presentados como
una garantía económica de sus carreras profesionales.
Grupos de
"blogueros" menos articulados como el "Vem Pra Rua" y el
"Revoltados Online" también participan en la convocatoria a través de
consignas mal articuladas e inconsistentes, reduciendo su actuación a un campo
más emocional que político.
Luego están también los
grupos partidarios explícitamente del juicio político como instrumento del
golpe de Estado. Hay varios intentos de
los medios de comunicación para aislar estos grupos dificultando su identificación
clara.
Como puede verse, se
trata de una convocatoria aparentemente espontánea, pero en realidad es
bastante clara la fuente principal de la misma.
El diario O Globo destaca la presencia de banderas verdes y amarillas en
el movimiento, pero si vemos el sector predominante de la convocatoria sería
más apropiado llevar la bandera de Estados Unidos como, por ejemplo, lo
hicieron varios manifestantes (ver la foto que abre este artículo). Nadie puede pensar que las ayudas económicas
de este tipo tengan un carácter solidario.
La ofensiva que EE.UU. está haciendo en el mundo entero en la actualidad
ha pasado por convocatorias similares que no dieron ningún resultado histórico
positivo hasta ahora.
El último caso que se
puede ver es el de Venezuela. No sólo se
aplica en ese país las técnicas de "guerra psicológica", sino también
las de la "guerra económica" con el apoyo de una red de comunicación
de los principales medios de la región.
En los últimos años, EE.UU. ha desarrollado una tecnología de
explotación de petróleo y gas, el "fracking", que le permite amenazar
con la disminución de sus importaciones de petróleo buscando la caída de su
precio en el mercado mundial.
Sin embargo, esta
tecnología constituye uno de los más graves atentados al medio ambiente en el
mundo contemporáneo, pues introduce grandes cantidades de ácido en las aguas
subterráneas causando graves consecuencias a una de las riquezas naturales más
raras del mundo: el agua. Esta táctica,
sin embargo, apunta a la caída de las economías no sólo de Venezuela sino de
Irán, Rusia e incluso Brasil. Si alguien
tiene alguna duda de esto, vea las campañas impulsadas por EE.UU. en los
últimos meses y años, incluso amenazando con una guerra mundial contra Rusia. En Brasil, EE.UU. no logró ninguna
participación en la exploración del pre-sal y, en el caso de Venezuela, EE.UU. no sólo está excluido de las enormes
reservas del valle del Orinoco, sino que se convierte en un enemigo abierto a
través de su profunda implicación en favor de la violenta oposición al Gobierno
del Partido Socialista Unido de Venezuela.
La oposición está marcada por los intentos de golpe de Estado en 2002 y
varias otras tácticas, incluyendo la de negar la victoria del presidente Maduro
en las últimas elecciones.
Frecuentemente las
denuncias sobre las estrategias de los Estados Unidos son atribuidas a una
teoría conspirativa de la historia, pero sólo no ve estas políticas y estos
objetivos estratégicos el conocido personaje: el peor ciego, es el que no
quiere ver.
Cuando un país decreta
que está siendo amenazado en su seguridad por otro país no hay duda de que
pretende dar un contenido militar a las relaciones mutuas entre ellos. Esta pretensión de estar amenazado en su
seguridad por parte de Venezuela es más ridícula que la afirmación de que el
Gobierno de Irak tenía armas terribles capaces de amenazar a EE.UU. Se ha demostrado que no existían. También vimos a EE.UU. invadir a Irak para
responder a una acción de sabotaje realizado en los EE.UU. que derrumbó las
Torres Gemelas, cuando era más que demostrado que la gran mayoría de los que
participaron en estos ataques eran ciudadanos de Arabia Saudita. Más grave aún era el hecho de que estos
"agentes terroristas" estaban dirigidos por un miembro de la nobleza
que gobierna ese país. Por cierto, no
exactamente a través de un régimen democrático.
La respuesta a una
acusación tan extravagante, tan despectiva y tan prepotente como la del decreto
de Obama ha sido contundente. Rusia,
China y toda América Latina en solidarizan con Venezuela. Seguramente, la gran mayoría de las Naciones
Unidas confirmará esa oposición al decreto de EE.UU.
Es muy importante resaltar
la declaración de Unasur que reúne a todos los países de América del
Sur, inclusive a los aliados más o menos declarados de EE.UU. En la reunión del Consejo de Ministros de
Relaciones Exteriores de UNASUR no sólo se criticó el decreto ejecutivo que
declara que "la situación en Venezuela es una amenaza inusual y
extraordinaria a la seguridad nacional y la política exterior estadounidense",
firmado el 9 de marzo por el presidente estadounidense, Barack Obama, sino
también se pidió la derogatoria del mismo.
Estamos en vísperas de la Cumbre de las Américas, que reúne a todas las
naciones americanas, excepto Puerto Rico, que se considera un mero estado
asociado de Estados Unidos. Cabe señalar
que todos los países de la región se negaron a participar en esta Cumbre si no
estaba presente la República de Cuba, lo que obligó al gobierno estadounidense
a acelerar el reconocimiento de este país.
La ofensiva
norteamericana ha encontrado serias limitaciones en el Medio Oriente, en la
provocación en Ucrania, en la consolidación
de Irak luego de la derrota norteamericana, en Afganistán y también en
la derrota en las elecciones de Brasil,
Venezuela, Chile, Nicaragua,
Bolivia, Ecuador y el Salvador en los
últimos años. Ahora, cuando la operación
del "fracking" amenaza las aguas norteamericanas, sin haber
conseguido quebrar a sus enemigos, pero si quebrando empresas dentro de EE.UU.,
se vuelve cada vez más urgente para Obama presentar alguna victoria. Esperemos que las ambiciones empresariales de
privatizar Petrobras o al menos cambiar el esquema de reparto no sean
escuchadas por importantes sectores del pueblo brasileño, mal informados, que
seguramente son mayoritarios.
El gobierno brasileño
tiene que entender que una política macroeconómica basada en el aumento de la
tasa pagada por el Estado sobre una deuda que no fue contraída para atender
alguna necesidad de nuestro pueblo, no es ciertamente una política capaz de
unificar a las fuerzas más progresistas de nuestro país. La excusa de que son necesarias estas altas
tasas de interés para frenar la inflación es absoluta y radicalmente
cuestionada por las principales autoridades en Economía Política del
mundo. El ajuste fiscal que la derecha
está imponiendo en el gobierno popular es un error muy grave. Durante 3 años hemos tenido un aumento en las
tasas de interés acompañado de una creciente inflación. Para mantener esta situación se plantea la excusa
de que la creciente inflación obliga a aumentar las tasas de interés para
frenar la inflación. El Gobierno se ve
entonces obligado a recortar el gasto, lo que incide principalmente sobre las
grandes mayorías, sobre la inversión y sobre la tasa media de ganancia que está
determinada, en gran medida, por la tasa de interés.
Mientras que EE.UU.
reduce a cero la tasa de interés de su colosal deuda, Japón hace lo mismo y
Europa la disminuye en menor medida, nuestro Banco Central pretende salvar al
país de la inflación con el aumento desproporcionado de las tasas de
interés. Mientras que las principales
economías del mundo temen la deflación, “nuestro Banco Central teme
inflación" y, peor aún, provoca un inflación creciente. Si persiste este enfoque económico
profundamente antipopular y equivocado habrá motivos para grandes
manifestaciones contra el gobierno, las que pueden ser aprovechadas por la
oposición, que haría lo mismo si estuviera en el Gobierno.
Dos millones de
personas son el 1% de la población brasileña.
Esto demuestra que las técnicas de "guerra psicológica", con
el apoyo de todos los sistemas de comunicación del país, no pueden dominar
completamente la mente y las emociones del pueblo brasileño. Pero esto no quiere decir que una defensa equivocada
de la política económica del Gobierno no creará las condiciones para esta
"guerra psicológica" tenga un mayor apoyo social. Los otros errores son menores y siempre habrá
razones para que ocurran, ningún gobierno es perfecto, pero una cuestión grave
que involucra a la mitad de los gastos públicos y empodera a un sector
financiero inútil, no puede ser la respuesta de un gobierno popular, y mucho
menos de los partidos de izquierda que tienen un compromiso con las fuerzas
populares para enfrentar los desafíos articulados por el poderoso sistema de
poder de la derecha mundial.
La continuidad de las
políticas sociales, la protección de Petrobras, los procesos independientes a
los corruptos, tasas de interés para el desarrollo humano y sustentable, garantías
de los derechos de los trabajadores, fin
de los "ajustes fiscales" para servir los pagos de intereses, la
movilización de los trabajadores en torno
a los principios y objetivos que
satisfagan sus necesidades, la política de integración latinoamericana, la
alianza con los BRICS, la defensa de la soberanía de las naciones oprimidas, la
defensa de nuestros recursos naturales, estos son los caminos para que mucho
más del 1% salga a las calles, pero esta vez
para defender los objetivos históricos
que llevarán a la constitución de
un gobierno popular en Brasil. (Traducción ALAI)
Theotonio dos Santos
fue reconocido con el Premio Mundial de Economista Marxista - Wape 2013
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