En defensa del pueblo venezolano, la patria
grande bolivariana y el gobierno del presidente Nicolás Maduro
Christian
Farías* / Especial para Con Nuestra América
Desde Valencia, Carabobo. Venezuela.
La voz insolente del presidente de Estados
Unidos, Barack Obama, ha emitido el
pasado lunes 9 de marzo, una carta y una Ley dirigidas al Congreso de su país,
en las que se expresa el más severo y agresivo ataque contra la patria
venezolana fundada por Simón Bolívar junto a los libertadores del siglo XIX;
contra nuestra República Bolivariana de Venezuela, refundada por el glorioso
pueblo que somos bajo la conducción de nuestro soldado, maestro, presidente
invicto, líder de pueblos y comandante eterno, Hugo Rafael Chávez Frías, en este
tiempo resplandeciente y proteico del nuevo siglo XXI.
Según el presidente Obama, Venezuela
representa “una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional de
Estados Unidos” por tres razones: las supuestas violaciones a los derechos
humanos, así en abstracto y sin pruebas verdaderas; la existencia de mal
llamados presos políticos, en verdad, encarcelados por delitos criminales
debidamente comprobados; y la corrupción desbordada en Venezuela, contra la
cual nuestro gobierno y los órganos competentes han venido actuando con
resultados hasta ahora insuficientes, pero claros y firmes.
Esta sorprendente conexión de supuestas causas
(en Venezuela) y efectos (en Estados Unidos), es un disparate discursivo, cuya
incoherencia y aparente falta de lógica, esconde la vieja trampa de inventar
excusas para invadir y destruir. Esa es la verdadera lógica criminal y perversa
de este imperio que, en su decadencia y locura, sí representa una verdadera
amenaza para el pueblo norteamericano y para la humanidad entera que desde hace
más de medio siglo le dijo basta y echó a andar. Por eso, rechazamos de manera
firme y categórica esta amenaza agresiva e insolente del presidente
imperialista y asesino de Estados Unidos.
Frente a esta agresión (ya presentida y consumada
en el marco de un plan puesto en marcha desde el año 2001-2002 contra el
presidente Chávez que ya todo el mundo conoce como el golpe continuado,
plenamente derrotado por nuestro pueblo junto a su Fuerza Armada Bolivariana),
el presidente legítimo y constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro Moros ha
dado la respuesta clara, firme y perfecta para neutralizar y desmontar los mal
intencionados efectos morales, éticos, políticos y diplomáticos implícitos en
esta amenaza imperialista.
Por eso, desde el alma colectiva y amorosa que
nos identifica con la patria y con Nuestra América, le damos todo el apoyo a
nuestro presidente Nicolás Maduro Moros. Reconocemos en su respuesta, su
actitud y su compromiso, en esta circunstancia difícil y exigente, la misma altura
política, claridad de ideas, capacidad de liderazgo, temple, firmeza, coraje y
valentía, que distinguieron al presidente Chávez. Nunca dudamos de la
preparación y la capacidad del camarada Nicolás Maduro. Hoy, la vida nos
confirma que, efectivamente, nuestro pueblo tiene un Presidente, un jefe de
Estado, un Comandante General de su Fuerza Armada Bolivariana, digno, leal y
valiente. Nicolás Maduro encarna y representa la continuidad del nuevo modelo
de liderazgo forjado y construido por el comandante Chávez. He allí la razón
del imperio para querer destruirlo y sacarlo del poder para acabar con la
continuidad histórica de los cambios iniciados a partir de 1999.
Todos sabemos que desde la fecha de la partida
física de nuestro comandante amado, el imperio yankee y sus lacayos internos,
han intentado desmoralizar, confundir, dividir y derrotar a nuestro pueblo para
acabar con el proceso revolucionario bolivariano. Pero, gracias a Dios y al
corazón grande de las mayorías nacionales, no han podido ni podrán lograrlo, ni
ahora ni nunca jamás. Las derrotas políticas, electorales, militares, sociales,
organizativas, culturales, éticas, morales, psicológicas, sufridas por la
oposición fascista a lo largo de estos dos años, han sido contundentes. Hoy,
ese liderazgo falso y apátrida, está hundido en su peor momento histórico,
después de la primera gran derrota sufrida el 13 y 14 de abril de 2002. Y
ahora, con el afán que Obama los defiende y reclama su libertad, quedan
totalmente descubiertos como vulgares y despreciables agentes del imperialismo
norteamericano.
Frente a esa total incapacidad orgánica y política en la que se
encuentran, su amo del Norte ha dado una primera señal de lo que pudiera ser su
intención de un ataque directo, violento e imperial contra nuestra patria.
Creemos que sería un paso temerario muy rodeado de incertidumbres para la
propia estabilidad y seguridad del poder imperial. Las condiciones objetivas y
subjetivas, logradas hasta hoy por nuestra amada patria Venezuela, así como el
contexto continental y mundial dentro del cual interactuamos y dialogamos a
favor de la justicia, la paz, el amor y el bienestar de los pueblos, son
definitivamente alentadores y muy distintos a los que tuvieron en sus momentos,
los hermanos países y repúblicas del mundo donde las tropas imperiales han
logrado imponer la tragedia, la destrucción y la barbarie, como por ejemplo:
Afganistán, Irak, Libia.
El presidente Obama ha dado ese nefasto paso
político que, lejos de obtener resonancias inmediatas a su favor, lo más
probable es que lo conduzca hacia un callejón sin salida en la relación con
Venezuela, Nuestra América, el Caribe y otros pueblos del mundo. Hace tiempo
que El Pentágono, el Departamento de Estado y la CIA, le torcieron el brazo al
primer Obama, al joven líder negro demócrata de Chicago. Ahora, este segundo
Obama, jefe de la Casa Blanca, es ya reconocido como el nuevo monstruo traidor
del pueblo norteamericano y de su propia condición étnica, el nuevo asesino de
los pueblos de Afganistán, Irak, Libia, Siria, Palestina; el padre del
terrorismo feroz del Estado Islámico y que ahora amenaza con torcerle el brazo
al pueblo heroico de Venezuela y a los gobiernos populares de Nuestra América.
Desde esta tierra sagrada de libertadores, le
decimos al señor Obama que está equivocado. Que es un desnaturalizado, un
asesino de pueblos, un vulgar y vergonzoso instrumento del aparato
tecnológico-militar-financiero que opera desde Estados Unidos contra la propia
civilización que dicen defender. Invocar el respeto a los derechos humanos para
invadir y bombardear pueblos, es una grosera contradicción que refleja la
decadencia total del imperialismo norteamericano y su hegemonía cultural,
política e ideológica sobre la sociedad planetaria.
Al pueblo de Venezuela no le tuerce el brazo
nada ni nadie. Somos los libertadores de la América de ayer y de hoy. Hace
apenas 200 años, derrotamos al viejo imperio español en su fase de decadencia
invadido por Francia y fundamos cinco naciones con el brazo libertario de
nuestro Padre Simón Bolívar y su espada eterna que incansablemente camina por
toda la América Latina. Nuestros brazos de hoy son los mismos brazos de
nuestros progenitores de ayer y de siempre. Brazos y manos bravías para el
trabajo digno y la batalla heroica de hombres y mujeres de la hidalguía y la
dignidad irreductibles, legendarios e históricos, como Guaicaipuro, José
Leonardo Chirino, Miranda, Simón Rodríguez, Simón Bolívar, Sucre, Manuela
Sáenz, Luisa Cáceres de Arismendi, Ezequiel Zamora, Fabrico Ojeda, Hugo Chávez,
Robert Serra y una larga lista de luchadores y luchadoras, cuya sangre corre
viva y vibrante por la venas y los corazones indómitos de nuestro pueblo
batallador, digno, leal y amoroso de las grandes causas sustentadas en la
libertad, la independencia, la igualdad, la justicia, el amor y la paz.
Venezuela es ahora la patria grande
Nuestramericana; así como la América Latina y el Caribe son ahora la gran
confederación integrada junto a Venezuela. Somos una sola voz de independencia
y soberanía, de justicia y de paz, dentro de la diversidad política-ideológica
de los gobiernos y la pluriculturalidad y el plurilingüismo de nuestros pueblos
indo-afro-latino-americanos. Somos una sola conciencia anti-colonial y
anti-imperialista que nació hace 500 años frente al invasor español, que
resistió 300 años de colonización, que forjó sus propias nacionalidades y supo
vencer la dominación imperialista durante la gran gesta de independencia del
siglo XIX.
Hoy somos la memoria activa y re-constructiva
de ese Legado Bolivariano de soberanía y libertad en pleno proceso de
re-fundación de las repúblicas independientes y soberanas de Nuestra América.
Ya no somos patio trasero de ningún imperio. Ahora somos y queremos ser
definitiva e irreductiblemente, la patria grande de Simón Bolívar, la América
original de Simón Rodríguez, la patria de tierras y hombres libres de Ezequiel
Zamora, la América nuestra de José Martí, en fin, somos la patria independiente
y bolivariana del comandante eterno Hugo Chávez.
¡Unidad
nacional y nuestramericana contra la agresión imperial!
¡La
patria se respeta! ¡ La patria es América! ¡Viviremos y venceremos!
Venezuela,
12 de marzo 2015
* El autor es profesor de Teoría y análisis literario del
Pre-grado de la Facultad de Educación de la Universidad de Carabobo y de
Metodología de la investigación y trabajo de grado de la Maestría en Literatura
Venezolana de la misma Facultad. Igualmente, del Postgrado de la UBV Núcleo
Aragua-Carabobo y profesor de Castellano y Literatura del Liceo Enrique Bernardo
Núñez de Valencia. Militante del Partido Socialista Unido de
Venezuela y miembro del equipo de facilitadores de la Escuela de Formación de
Cuadros "Hugo Chávez" del PSUV del estado Carabobo. Escribe poesía y
ensayos de política, educación y literatura. Ha publicado trabajos de
investigación en revistas científicas especializadas y tiene dos libros
publicados: La vanguardia literaria subversiva (El techo de la ballena, Víctor
Valera Mora y Tarek William Saab) y En el borde del oleaje,
ganador del primer premio en el concurso
anual del IPASME año 2009.
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