La escuela, de ser libres y no esclavos,
de la niñez y juventud Mesoamericana (Sur de México y Centroamérica), ha sido
apropiarse de la realidad del sufrimiento que produce y reproduce un sistema
capitalista de explotación y alienación: clasista, racista y sexista que se ha
reflejado a través de los siglos durante
la colonización y recolonización de nuestros pueblos.
Juan
Almendares / Especial para Con Nuestra América
Desde Tegucigalpa, Honduras
“Sembremos las
semillas de liberad en
el campo virgen del
corazón de los jóvenes (…)
El deber es enseñar a
nuestros alumnos a ser libres”
Raúl
Isidro Burgos maestro fundador
de
la Escuela Normal de Maestros de Ayotzinapa
La
liberación auténtica en América Latina ha nacido del corazón de la
juventud rebelde que busca la verdad y la justicia secuestrada por los
opresores.
En el siglo XXI, esta política perversa continua vigente y ha
rediseñado los aparatos ideológicos, represivos, mediante
la imposición de programas
educativos públicos y privados, el fundamentalismo religioso y patriarcal, la
manipulación mediática; los golpes militares de Estado y el empleo brutal
de la fuerza militar policial. El pretexto de esta guerra total contra
Mesoamérica ha sido el tráfico y
tránsito de drogas por esta región hacia
Estados Unidos de América, uno de los países de mayor consumo mundial.
Para este propósito fueron creados: El
Plan Colombia, El Plan Puebla Panamá. (Este Plan, ahora Proyecto Mesoamérica),
articula los estados del sur y sureste de México, Centroamérica, Panamá y
Colombia; El Plan Mérida. Las consignas ideológicas han sido “Tolerancia Cero,
la guerra contra las Maras y la delincuencia social, guerra al narcotráfico,
resignificar la militarización de la sociedad en nombre de Dios, la seguridad, la democracia, el respeto a los
derechos humanos. En síntesis la geopolítica militar del Norte ha incrementado
el número de bases militares, la inteligencia militar, cuyo epicentro es
México, Honduras y Colombia.
En el caso de Honduras, uno de los
países más pobres de América Latina y uno de los más visitados por los Generales
del Comando Sur en “misiones humanitarias y de respeto a los derechos
humanos” es obligar al Estado en el esquema guerrerista a la compra
multimillonaria de armas.
Es importante recordar que Honduras ha
sido históricamente considerada como una plataforma real y potencial de
agresión militar e ideológica del Pentágono contra Cuba, Guatemala, Nicaragua,
Venezuela, Ecuador y Bolivia.
La violencia epistémico-cognitiva y
jurídica se caracteriza por la existencia de un sistema en el cual el derecho ha muerto para los explotados y condenados de la tierra y está vivo y más
fuerte para el poder oligárquico y
transnacional.
La conciencia crítica de la academia ha
desaparecido. Se persigue, hostiga y reprime a los maestros y se criminaliza la
protesta estudiantil. No existe independencia de los poderes del Estado. La
concentración de poder se ha incrementado para los sectores oligárquicos, Consejo de Seguridad e inteligencia militar
de la Nueva doctrina de la Seguridad Nacional que sigue las líneas estratégicas
del Pentágono.
En el marco de esta lógica imperial,
Honduras, al tener la tasa de homicidios más alta en el mundo es por lo
tanto el país más violento del planeta.
La falsedad real de la premisa se aclara cuando un país con baja tasa de
homicidios declaró y desencadenó, en base a un postulado falso de la existencia
de armas de destrucción masiva en Irak, la
guerra contra este país con altas reservas en petróleo.
En el origen de las raíces la violencia
en Honduras es esencial la economía política de las relaciones históricas y
estructurales de un Estado subalterno y sometido a los procesos coloniales y de
recolonización cuyo objetivo ha sido la invasión militar y tecnológica,
ideológica y cultural hegemónica caracterizada por el asalto y saqueo de nuestros
territorios, sobornando a los funcionarios, torturando y asesinado a los
dirigentes, garífunas, indígenas , campesinos , populares y defensores de los
derechos del Agua y de la Madre Tierra y
de todos los derechos humanos.
La violación de la soberanía
territorial, alimentaria y cultural se ha reflejado en los megaproyectos:
Honduras abierta a los negocios. En las operaciones de la MONSANTO sobre el
maíz transgénico y en el incremento voraz de las concesiones mineras. La
corrupción legislativa y judicial se ha reflejado en las violaciones
constitucionales al aprobar leyes sobre las Zonas Especiales de Desarrollo
(Ciudades Charter) donde las
multinacionales podrán explotar a su antojo y operar con toda libertad para despojar de los territorios y violar
todos los derechos de las familias hondureñas.
Estas políticas depredadoras que vulneran la biodiversidad son las
principales causas de la enfermedad y miseria. Según el análisis de los datos
de la Organización Mundial de la Salud, realizado por el Consorcio
Internacional de Periodistas de Investigación; entre 2005 y 2009, más de 2.800
hombres murieron de enfermedad renal por
año en Centroamérica en las plantaciones de caña de azúcar. Sólo en El Salvador
y Nicaragua, en las últimas dos décadas el número de hombres que murieron de
enfermedad renal se quintuplicó.
La enfermedad y la muerte son el
resultado de la explotación humana que antepone la tasa de ganancia, la
acumulación del capital, los despidos masivos, los gastos en armas, la
intoxicación con plomo, mercurios y arsénico
con resultados nefastos en malformaciones congénitas, atrofia del
cerebro, cáncer y el autoconsumo de las
carnes de los cuerpos famélicos que se comen a sí mismos por la falta de
acceso a los alimentos (autofagia). Los mesoamericanos son los multienfermos de
la geopolítica de los explotados. Los defensores del ambiente y derechos
humanos son perseguidos, torturados y asesinados.
Las grandes epidemias de dengue y
malaria en Mesoamérica son resultado
también de la violencia del sistema capitalista que al vulnerar la
biodiversidad de los bosques; los mosquitos ya no encuentran animales a
quienes chupar la sangre y en
consecuencia succionan la sangre anémica
de las familias desnutridas.
Ahora bien, ¿quiénes son los responsables
de la entrada del 80 por ciento de la droga a EUA? Y, ¿por qué se rediseña el
militarismo y se incrementa las bases y los gastos militares a expensas de los paupérrimos presupuestos
para salud, educación y desarrollo
social? La niñez y juventud según la
pedagogía de la guerra y el fascismo social son transformadas por el
militarismo en “Guardianes de la Patria”.
¿Por qué en nombre de la seguridad
militar y policial, violando los derechos humanos y con una impunidad de más del 90%, se sigue
deformando la realidad mediante campañas
mediáticas multimillonarias para las que
“vivimos en el paraíso utópico del desarrollo”?
Acerca de 80.000 personas fueron
asesinadas en México durante la guerra contra las drogas en los últimos ocho
años. En la guerra de Vietnam, 58.000 estadounidenses murieron durante una década. En Honduras, con una
población de ocho millones, fueron asesinadas 46.450 personas entre 2000 y el
2011. Las cárceles hondureñas están
sobrepobladas. Más de 600 jóvenes fueron quemados, electrocutados, en las
cárceles de Comayagua, San Pedro Sula y La Ceiba. Estos crímenes continúan impunes.
En el presente año en el Porvenir, del
Valle de Siria (zona minera) se construyó una cárcel de máxima seguridad; aquí
es donde la empresa minera Gold Corp. contaminó la vida y el ambiente de
centenares de familias, sobre todo de las mujeres, niños y niñas. Es el Valle
del terror minero donde se construyen cárceles en lugar de centros de salud y
hospitales.
En el
año 2014 arribaron 18,244 menores de edad hondureños sin acompañante
alguno a los Estados Unidos. Más de cien mujeres garífunas migrantes de
Honduras han sido humilladas en EUA al colocarles grilletes electrónicos. Los
integrantes de la organización garífuna OFRANEH están hostigados en la comunidad
Vallecito, La líder Miriam Miranda y
otros dirigentes de esta organización están siendo amenazados a muerte.
Según el
senador estadounidense Patrick Leahy, citado por OFRANEH, en una
reciente declaración en relación a la Alianza para la Prosperidad, señaló que
“En América Central, tras décadas de oligarquías corruptas, guerras civiles y
escuadrones de la muerte, los gobiernos han desperdiciado las últimas dos
décadas. La pobreza, la violencia, el crimen organizado y la corrupción están
ahora muy arraigadas y extendidas”. La construcción de las alternativas para la
Paz y Seguridad debe tener como eje el derecho de los pueblos a defender la
soberanía territorial, la soberanía alimentaria y cultural y el respeto a los
derechos humanos.
La mayor violencia tiene sus raíces en
el racismo, sexismo y la opresión colonialista y neocolonialista de las
políticas hegemónicas que articulan las oligarquías al capital transnacional.
El área de la Mosquitia está siendo recolonizada por el imperio Británico en la
explotación del petróleo, todo ‘como en los viejos tiempos’.
Luchemos por una niñez y juventud sana,
libre de pensar, organizarse, movilizarse
y sobre todo en unidad y defensa de la cultura y la dignidad histórica
de solidaridad entre los pueblos de América Latina. Nuestra cultura no genera
la violencia; su identidad no es fija,
inamovible ni permanente, es dialéctica, resistente, creativa y emancipadora,
cuya cosmovisión de paz y
solidaridad no se fundamenta en
el egoísmo de la “buena vida que se produce
en la modernidad clasista del capitalismo sino en la conciencia social del buen
vivir de los pueblos en comunidad, y en la solidaridad humana y planetaria.
La paz, la seguridad, la democracia y el desarrollo sustentable son imposibles en
el sistema capitalista.
Todos
y todas somos jóvenes luchamos
por la “Nueva sociedad“, partidarios del
ideal morazánico y de María Josefa Lastiri Lozano; del maestro Raúl Isidro
Burgos y de todos los sueños de los héroes, heroínas y mártires de América Latina.
¡Todos y todas somos Ayotzinapa!
No hay comentarios:
Publicar un comentario