Hoy América Latina exige que le sea reconocido un papel protagónico en
la escena mundial como un bloque autónomo y no como traspatio del imperio del
Norte. Con ello, aflora como fenómeno uno de los mas significativos de la
escena política mundial, una tendencia incontenible hacia la conformación de
múltiples bloques de naciones.
Arnoldo Mora Rodríguez* / Especial para Con Nuestra
América
El mundo actual
experimenta una vertiginosa e irreversible revolución en la hegemonía política,
que se manifiesta en los movimientos que, a manera de un gigantesco iceberg, se
dan en el inmenso océano de la geopolítica actual. En la segunda mitad del
siglo pasado las superpotencias,
grandes triunfadoras de la II Guerra
Mundial, la URSS y USA se disputaron el mundo. Formaron en torno suyo sendos bloques, en cuyas fronteras la guerra
fría se convertía en caliente; con ello
invertían la producción de armas.
Ambas basaban su economía en la
industria pesada, es decir, en la
producción de armamentos y
acrecentaban su ya descomunal poderío Sin embargo, ambas superpotencias
al finalizar el siglo (URSS) y al iniciar el siguiente (USA) entrarían en una
vertiginosa e irreversible decadencia.
El “campo socialista” en Europa de Este se derrumba y arrastra en su
caída a la propia URSS.
Europa, que ya había
perdido sus colonias, busca unirse a regañadientes. Pero la “crisis” ( en
realidad se trata de una rebeldía liberadora) de Greci ( pequeña en tamaño pero
pletórica de significado histórico, pues allá surgió el primer intento de crear
un sistema político que Occidente considera su mayor logro: la democracia), ha
demostrado que, imponiendo políticas neoliberales se va al fracaso. El
neoliberalismo ha creado un caos político, el mayor de Europa posterior al
creado por Hitler. El desequilibrio económico y político surgido entre una
metrópoli cada día mas totalitaria económicamente (la Alemania de Merkel) y una periferia sometida
en la práctica a la esclavitud para pagar una deuda que todos reconocen es
impagable, ha creado un neocolonialismo al interior de la propia Europa,
metròpoli histórica del colonialismo del resto del mundo. Con ello las
políticas neoliberales se han convertido en cadenas de esclavitud en los paises
del Mediterráneo e Irlanda. La consecuencia inevitable es que, con ello, se está fomentando la revuelta de los
“indignados” que amenaza con conquistar el poder en España. Pase lo que pase en
lo inmediato, todo parece indicar que se está pasando una página de la
historia. Mérito innegable de Nuestra América, porque el ejemplo de América del Sur está sin
duda inspirando lo que podría ser el
inicio de una revolución de incalculables consecuencias en el corazón mismo de
Occidente, demostrando con ello que Nuestra
América criolla está en el mundo actual a la vanguardia de los procesos de cambio. En nuestras
tierras se está gestando el futuro de la humanidad.
Por su parte, los Estados Unidos han debido reconocer, por
un elemental realismo, al gobierno
revolucionario de Cuba, aunque, al mismo tiempo, esté impulsando una feroz batalla en todos
los campos en contra de la Venezuela bolivariana. Igualmente implacable el imperio se ha volcado en contra de los grandes países de la región.
Veamos. Destrucción del Estado nacional
forjado por la Revolución en el vecino Mèxico.
Guerra implacable en el campo financiero y mediático en contra de la
Argentina de Néstor y Cristina Kichner. Campaña de desprestigio y
debilitamiento del Brasil de Lula- Dilma. ¿Estamos ante los los estertores
agónicos de un deterioro, signo de
una irreversible decadencia del último
imperio de Occidente y de sus aliados criollos, agonía tanto mas feroz cuanto
mas acorralados se sienten? Todavía es aventurado decirlo; pero lo cierto es
que Nuestra América, la de Bolívar y Martí, está ocupando un protagonismo en la historia universal como
nunca en el pasado. Esperemos que sea la
alborada de un nuevo día, el de nuestra plena liberación, el de nuestra segunda
y definitiva independencia.
Hoy América Latina exige que le sea reconocido un papel protagónico en
la escena mundial como un bloque autónomo y no como traspatio del imperio del
Norte. Con ello, aflora como fenómeno uno de los mas significativos de la
escena política mundial, una tendencia incontenible hacia la conformación de
múltiples bloques de naciones, unidas por la geografía, la cultura, la
historia, la religión y, a la base de todo,
por los intereses económicos y las necesidades sociales de las
mayorías.
Como punto final, deseo
insistir en que la razón de que la hegemonía de las superpotencias del siglo
pasado se haya desmoronado en el presente
tiene las mismas causas: sus contradicciones internas, de origen
político en el caso del socialismo histórico, de raíz económica en el mundo
occidental. En el siglo XXI , el sistema capitalista en sus actuales estertores
se basa en el corrupto poder del capital
financiero especulativo que domina a
Occidente, también se derrumba. Como consecuencia, hoy se forman bloques
político-económicos como el BRICS, que podría llegar a ser un polo de poder
mundial a pesar de sus inocultables contradicciones internas. Respondiendo a esa tendencia que anima a la
escena mundial, ha surgido como genial idea del desaparecido líder venezolano
Hugo Chávez, la CELAC, cuya tercera cumbre acaba de realizarse en Costa Rica.
Se plasma así el ideal de Bolívar y
Martí, de ver una América Nuestra unida y fraternal con voz propia en el concierto de naciones
del mundo, mas allà de sus diferencias reales. Por eso en nuestra política
exterior se debe priorizar el
laltinoamericanismo.
*Filósofo
costarricense, ex Ministro de Cultura y miembro de la Academia Costarricense de
la Lengua.
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