A poco más de 40 días de celebrarse los
comicios electorales las artimañas de
fraude institucional han salido con furia a la luz. En uno de los espectáculos
electorales – quizá – más obscenos de la historia republicana del Perú la
estructura institucional se resquebraja sin piedad.
Colectivo “Vero Dignidad” / Para Con Nuestra América
Desde Lima,
Perú.
Candidatos denunciados
de plagio académico y comprar votos con
limosnas siguen en carrera electoral (Acuña); candidatos quienes ostentan
grados académicos inexistentes siguen en carrera electoral (García); candidatos de dudosa reputación
gubernativa siguen en carrera electoral
(Toledo); candidatos quienes no cumplieron con las exigencias de ley del Jurado
Nacional de Elecciones siguen en carrera (Guzmán) ; candidatas asociadas con el
gobierno de facto de 1992 siguen en
carrera (Fujimori) y así la lista sigue en carrera.
Las facultades de
nuestro seudo sistema democrático que hace de la libertad el paraíso dorado de
la impunidad del “todo vale” convierten al proceso electoral en una verdadera
mezcla entre mercado y circo medioeval. En este grotesco proceso han sido tres
“operadores propagandísticos” los que vienen haciendo de las suyas: Medios de
comunicación (radio, tv y diarios); encuestadoras y Jurado Nacional de
Elecciones (JNE).
La manipuladora
conducta de los medios de comunicación y las encuestadoras no son novedad en el
panorama electoral; es la aparición del
JNE la que engalana de forma excepcional
la impune conducta institucional. La entidad encargada de garantizar la
integridad del proceso electoral ha servido de “agencia publicitaria” a
candidatos “globos de ensayo” como Acuña y Guzmán. El método publicitario
desarrollado por el JNE tienes dos aristas promocionales claramente definidas:
la persona (estereotipar la imagen) y el símbolo partidario (color
representativo, en la línea de la revolución de colores inspirado en la "polítical jiu-jitsu" de
Gene Sharp).
El caso de Guzmán pinta
de cuerpo entero el descaro institucional. El enmarañado show mediático que le
montaron al candidato lo catapultó de las redes sociales al grueso de los
medios de comunicación (Grupo El
Comercio, Radio Exitosa, Radio Programa del Perú, etc.). Más de un centenar de primeras planas sin
costo alguno fue una rentable manera de ahorrarle esfuerzo publicitario y
hacerle capitalizar simbólicos puntos en las encuestadoras justificándose desde
el paradigma de la victima que fue construido en torno al improvisado
candidato, como se hizo en su momento con
Acuña. Candidato que - dicho sea
de paso – fue descartado gracias a sus
torpezas mediáticas (revelar su estrategia de captación de votos regalando
dinero); irregularidades éticas
(violencia familiar, abuso sexual de menor de edad, etc.) y ausencia extrema de
capacidad intelectual.
Frente a la evidente
ventaja de Verónica Mendoza – en relación a todos los postulantes al sillón
presidencial – ella representa el rostro decente, juvenil, moderno,
profesional, patriota y políticamente
capacitado, los medios crearon - lo que
han bautizado como - “El fenómeno
Guzmán”, ex Vice Ministro de MYPES
(Micro y Pequeña Empresa) y ex Secretario General de la Presidencia de Consejo
de Ministros del actual régimen de Ollanta Humala. El cual pareciera ser la
única carta que les queda por jugar. Seguramente empeñaran una vez más el alma
al diablo para meterlo como sea a
Palacio de Gobierno y continuar con la política entreguista y el saqueo
indiscriminado de nuestros recursos naturales como se esta cocinando con la
compañía petrolera Shell.
El esfuerzo del JNE por impulsar a nivel nacional al llamado
“candidato de Nadine Heredia” - quien promete no mantener la Ley de Consulta
Previa - no solo se contentó con posicionar
la plástica sonrisa – del candidato -
sino apuesta a la promoción del símbolo y así completar el combo publicitario.
Es así como ahora quieren insertar - en el imaginario colectivo - el color
morado amenazando con hacerlo regresar a su originario color rojo. Lo cual
nunca sucederá.
Como vemos, el alineamiento de la política del Estado y las
sometidas instituciones giran en torno a la archiconocida perpetuación del
sistema neoliberal y su indiscutible y fiel adhesión al decadente Consenso de
Washington. Todas las propuestas políticas en carrera - a excepción de Verónika
Méndoza - defienden contra viento y
marea las recetas neoliberales causante del dramático atraso y la aberrante
enajenación socio-político-cultural al cual han sometido al pueblo peruano.
Lamentablemente, una vez más asistimos a la sofisticación antidemocrática de
los métodos de coacción de los grupos de poder a través de las instituciones
del Estado y medios de comunicación.
No subestimen al pueblo
peruano, hace mucho tiempo ha despertado del
prolongado letargo al cual fue sometido. Desde el Cusco de Túpac Amaru y
Micaela Bastidas y desde la revolucionaria Bastilla francesa nos vienen los
aires frescos que amenazan con poner en orden la casa desbaratada por manos
intrusas.
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