Los trabajadores deben
unirse, no solo para ganar las luchas en pro de la
justicia social, sino en torno a un proyecto nacional máas amplio que ponga las
bases de la Costa Rica que anhelan las generaciones jóvenes de hoy y de mañana.
Arnoldo Mora Rodríguez / Especial para Con Nuestra América
Como es tradición desde
finales del siglo XIX, en el 1ro. de Mayo se celebra en el mundo entero el Día del Trabajador. En Costa Rica se llevan a cabo también otras actividades de
índole política. Los medios de comunicación se ocupan por igual de las marchas
de las organizaciones gremiales como de la eleccion del directorio de la Asamblea
Legislativa. Esa elección en buena medida sirve a los partidos políticos para medir
fuerzas y, con ello, lograr una cuota de poder en el año que sigue. Este
último ejercicio político reviste
particular relieve debido a que, desde las elecciones pasadas, el país viene
sufriendo un cambio sustancial en la configuración del Estado, no formal sino
real… que es lo que importa cuando del ejercicio del poder se trata.
Me refiero
a que ahora no solo los partidos con mayor representación juegan en este
ajedrez un papel protagónico. Las componendas adquieren un rol relevante y, a veces, sorpresivo,
haciendo realidad aquello de que “en política no se escogen los aliados”. En
los pasadizos de Cuesta de Moras suelen aparecer en los 1ros. de Mayo fantasmas bailando un aquelarre al ritmo de un “Mayo Negro”. Si en el pasado se compraban los votos con partidas
específicas (remember Cachimbal) hoy, al desaparecer éstas, lo que se busca son
cuotas de poder, para impulsar la aprobación o rechazo de leyes en concordancia
con sus intereses e ideologías. En este año, posiblemente lo que de este
aquelarre salga no se sabrá con certeza sino hasta el momento
mismo de la elección del Directorio.
Por su parte, los
trabajadores organizados desfilarán, como suelen hacerlo, no solo para honrar
la memoria de sus mártires de ayer, sino para impulsar sus luchas de hoy y sus
anhelos de mañana. El pueblo costarricense vive dos expresiones de su
democracia, la representativa en Cuesta de Moras y la directa en las calles.
Ambas, más allá de las apariencias, tienen algo en común: luchan por el poder,
tanto para lograr u obstruir reivindicaciones populares, como para promover o
rechazar leyes que enrumben los destinos
de la Patria. En una época en que en el mundo entero se dan cambios
vertiginosos en la configuración del poder, no es de extrañar que, detrás de
estas divergencias se encierren enfrentamientos de largo alcance porque tienen
su raíz en concepciones ideológicas y buscan transformaciones institucionales.
En el caso de Costa
Rica, es el Estado Social de Derecho el que se ve amenazado y asediado. Detrás de la supuesta reducción
del gasto público, lo que se pretende es hacer que la crisis fiscal, provocada
por la clase dominante, la paguen los de
abajo, como siempre, aunque no la hayan causado. Los que desfilarán en las
calles y sus compañeros que no lo hacen (sobre todo del sector privado) por
amenazas de despido, lo hacen en defensa de los derechos laborales garantizados por el Estado de Derecho gracias
a las reformas de 1943 consolidadas en
la Constitución actual (1949).
En conclusión, este
1ro. de Mayor se debe expresar, con la
mayor firmeza, la verdadera raíz del
enfrentamiento político real sustentado en la lucha de clases. Los trabajadores
deben unirse, no solo para ganar las luchas en pro de la
justicia social, sino en torno a un proyecto nacional máas amplio que ponga las
bases de la Costa Rica que anhelan las generaciones jóvenes de hoy y de mañana.
Para ello deben superar divergencias tácticas y
conformar una dirección unificada.
Así lo reclama el futuro de la Patria.
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