El escenario mediático,
dominado por la televisión, es donde se produce el lavado masivo de cerebros
cosa de formar un individuo consumista y banal, totalmente dócil para ser
manipulado ya que su subjetividad ha sido invadida y no piensa por sí mismo,
sino se ajusta a la agenda que impone el poder.
Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza,
Argentina
Fragmento del mural "Ciudad emergencia", de los artistas Ice y Oz Montania. Centro Cultural Recoleta, Buenos Aires. |
Espectáculo y
divertimento que, como todo hecho humano toma sentido político despierta en los
espectadores las mismas bajas emociones que enardecían a los romanos en su
circo, donde viendo destrozarse a los gladiadores o devorados los cristianos
por las fieras, los soldados arrojaban pan al público para saciar el apetito.
Esa orgía de sangre tan
antigua es promovida desde las pantallas, en donde por ejemplo, se ha visto
reiteradamente en un cuartujo un grupo de individuos cuenta fajos de dinero,
mientras el relato en off les asigna lavado, curso delictivo y los supuestos
implicados – teniendo como centro a la ex presidente y su convocatoria. Su
dudosa participación, es una cuestión que debe dirimir la justicia en su ámbito
de ejercicio, sobre todo con la calma y sabiduría de sus fiscales y jueces
dentro de su arquitectura magnífica que recuerda a la Grecia Antigua y bajo ese
presupuesto jurídico que todo ciudadano es inocente hasta que no se demuestre
lo contrario, garantía constitucional que la manipulación comunicacional
trasgrede permanentemente, confiada en el “miente, miente que algo queda.” Es
importante sembrar cada día los cinco minutos de odio que recomienda el Gran
Hermano para que la turba se descargue.
Sin embargo ambos
espacios – el de la comunicación y el ministerio público – se sustentan y
respaldan cuando deciden mandar mensajes a la sociedad, abierta o veladamente,
lo que puede llevarlos a equívocos costosos. Porque a pesar de lo exitoso de la
manipulación, en algún momento hasta el menos espabilado comienza a cuestionar
la información o, los mismos mensajeros, ante contradicciones tan groseras, intentan
despegar su adhesión sórdida. Tan es así que al alborozo que encendieron los
papeles de Panamá le ha seguido la preocupación y el descontento de muchos
funcionarios actuales al verse cada vez más embarrados y no poder ocultar su
participación en sociedades of shore. Y, al aparecer en ellas claramente
nombres, documentos, fechas, ¿cómo explican su existencia, eludiendo la figura
del Delito Económico Organizado? Por más que los asista una parte de la
corporación jurídica, las aguas se dividen y los presupuestos éticos afloran
cuestionando las cimientes del capitalismo y el Estado moderno. Y si por otro
lado la inseguridad reclama cada vez más acciones y llena las cárceles de
pobres, y ningún ladrón de guante blanco por otro lado ingresa, algo intrínsecamente
no funciona.
Esto último, ha vuelto
a ponerse de manifiesto de manera sorprendente en Argentina y Brasil estos
últimos días, cuyas consecuencias pueden ser imprevisibles para quienes, de
manera artera, pretenden conducir actualmente los destinos de ambos países.
De allí que una
convocatoria judicial a la ex presidente, Cristina Fernández, se transformó en
el hecho político más relevante de este año, convocando espontáneamente a los
tribunales de Comodoro Py a más de 250 mil personas. Una explosión de fervor
imposible de imaginar en las nuevas autoridades que, aunque aturdidos por la
promoción de alegría, íntimamente debe
preocuparlos.
Algo similar ha
sucedido en Brasilia este domingo, 17 de abril, en la votación que legitima un
golpe blando contra la conducción de Dilma Rousseff en Brasil advirtiéndonos de
un posible retorno a las peores épocas de la dictadura iniciada en 1964. El
debate fue conducido por Eduardo Cunha, presidente de la Cámara, acusado de
corrupción comprobada, mientras la honestidad personal de Dilma es indiscutida.
Los fundamentos expuestos por los diputados por su voto afirmativo, apoyándose
en la familia, sus orígenes, sus distritos u otras menos probas, sacaban a la
luz un pasado esclavista, homofóbico y excluyente. Justamente en una fecha en
que se cumplían 20 años de una matanza de campesinos sin tierra en el estado de
Pará que quedó impune.
De allí que nuevamente
la justicia salga a exponer su peor cara, el único poder indemne en doscientos
años de vida de nuestros países independientes, en donde la Constitución estuvo
en jaque por décadas. Curioso ¿no? ¿En qué consiste entonces la división
tripartita de poderes dentro de las democracias republicanas?
Volviendo a las
pantallas para nada bobas, poco expusieron lo que sucedía en las afueras del
Congreso brasileño, donde centenares de miles de manifestantes reclamaban a
favor de su presidenta, con camiones que difundían la recordada música de Chico
Buarque en contra de la dictadura.
Tampoco las cadenas
argentinas transmiten la infinidad de convocatorias por despidos, huelgas y
paros que se producen en todo el territorio nacional, desde Ushuaia a La
Quiaca.
Tanta tierra van
acumulando bajo la alfombra que puede terminar en una cordillera con volcanes
en erupción.
Nunca como ahora
florecen los pérfidos consejos del Viejo Vizcacha, del Martín Fierro, destacado
precursor de la viveza criolla: “Hacete amigo del juez, no le des de qué
quejarse, que siempre es bueno tener un palenque ande rascarse”.
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