La Casa
Blanca anunció el regreso a una política hostil respecto a Cuba, suscitando la
incomprensión de la opinión pública estadounidense.
Salim Lamrani / Especial para Con Nuestra
América
Desde La
Réunion
El 16
de junio de 2017, en el teatro Manuel Artime de Miami, el Presidente de Estados
Unidos anunció un cambio de la política exterior respecto a Cuba. En presencia
de un público compuesto de veteranos de Bahía de Cochinos a quienes rindió
homenaje, Donald Trump pronunció un discurso de una hostilidad sin precedentes.
Usando una retórica de la Guerra Fría dejó presagiar un futuro sombrío para las
relaciones bilaterales entre ambos países.[1]
Retórica de la Guerra Fría
Mientras
el mundo entero aclamó el diálogo constructivo que estableció Barack Obama en
diciembre de 2014, así como el levantamiento de algunas restricciones, Donald
Trump puso término al proceso de normalización de las relaciones. “Pongo fin al
acuerdo desequilibrado que firmó la precedente Administración con Cuba”,
declaró. Denunció “la flexibilización de las restricciones de viaje y comercio
[que] no ayuda al pueblo de Cuba”. El Presidente estadounidense afirmó que se
mantendrán las sanciones y se reforzarán las medidas destinadas a prohibir el
turismo estadounidense en Cuba, exigiendo el “respeto de los derechos humanos”.
“Reforzaremos el embargo”, concluyó.[2]
El
discurso de Trump no estuvo exento de contradicciones. Por una parte reconoció
que Cuba es un país independiente: “Aceptamos todos que todas las naciones
tienen el derecho a elegir su propia vía. […] Respetaremos entonces la
soberanía de Cuba”. Por otra parte exigió cambios de orden interno, como una
evolución del sistema político y del modelo social cubanos, en contradicción
con los principios del derecho internacional.[3]
Las
medidas anunciadas no cancelan todos los acuerdos conseguidos bajo la
precedente Administración. Washington no pondrá en tela de juicio las
relaciones diplomáticas ni los acuerdos migratorios establecidos. Del mismo
modo se mantendrán los vuelos directos y los cruceros entre ambos países, así
como los viajes de los cubanoestadounidenses y las remesas.
La
Casa Blanca publicó un documento listando los cambios enunciados por el
Presidente Trump. Así, el turismo ordinario de los ciudadanos estadounidenses a
Cuba seguirá prohibido y se limitarán los
viajes que autorizó la Administración Obama. Los ciudadanos
estadounidenses ya no podrán realizar viajes de modo individual. Tendrán que
pasar por una institución habilitada para ello con licencia de las autoridades.
Se prohibirán las transacciones comerciales con las empresas del Estado. Se
mantendrán las sanciones económicas y Washington defenderá su política en la
escena internacional, particularmente en las Naciones Unidas donde por primera
vez, en 2016, Washington se abstuvo en la votación para el levantamiento del
bloqueo impuesto a Cuba[4].
Desde
un punto de vista formal, el tono agresivo y autoritario de Donald Trump marcó
una ruptura con la política de diálogo que adoptó Barack Obama. Mal asesorado,
el Presidente estadounidense eligió un lugar dedicado a un veterano de Bahía de
Cochinos para anunciar el cambio de política. [5]
Incluso rindió un vibrante homenaje a Bonifacio Haza, antiguo capitán de la
policía de la dictadura de Fulgencio Batista, responsable de múltiples crímenes
contra opositores, entre ellos el asesinato de Frank País, figura histórica de
la Revolución Cubana. [6]
Respuesta de La Habana
El
Gobierno cubano lamentó la vuelta a “métodos coercitivos del pasado”. El
reforzamiento de las sanciones que afectan a la economía cubana y a las
categorías más vulnerables de la población sólo incrementará los sufrimientos
de una población que vive bajo estado de sitio desde hace más de medio siglo.[7] Las
autoridades también recordaron que no negociaban bajo presión. “Cualquier
estrategia dirigida a cambiar el sistema político, económico y social en Cuba
[…] estará condenada al fracaso”, enfatizó la declaración oficial.
Cuba respondió al Presidente Trump sobre los derechos
humanos. Denunció “la manipulación con fines políticos y el doble rasero” en el
tratamiento del tema. La Habana recordó que los derechos a la salud, a la
educación, a la seguridad social y a un salario igual son una realidad en la
isla, así como los derechos de los niños, el derecho a la alimentación, a la
paz y al desarrollo. “Con sus modestos recursos Cuba ha contribuido también a
la mejoría de los derechos humanos en muchos lugares del mundo, a pesar de las
limitaciones que le impone su condición de país bloqueado”, enfatizó.[8]
Cuba
afirmó que Washington no tenía autoridad moral para disertar sobre el tema:
“Los
Estados Unidos no están en condiciones de darnos lecciones. Tenemos serias
preocupaciones por el respeto y las garantías de los derechos humanos en ese
país, donde hay numerosos casos de asesinatos, brutalidad y abusos policiales,
en particular contra la población afroamericana se viola el derecho a la vida
como resultado de las muertes por armas de fuego; se explota el trabajo
infantil y existen graves manifestaciones de discriminación racial; se amenaza
con imponer más restricciones a los servicios de salud, que dejarían a 23
millones de personas sin seguro médico; existe la desigualdad salarial entre
hombres y mujeres; se margina a emigrantes y refugiados, en particular los
procedentes de países islámicos; se pretende levantar muros que denigran a
vecinos; y se abandonan los compromisos internacionales para preservar el medio
ambiente y enfrentar el cambio climático”.[9]
Las
autoridades cubanas también recordaron las detenciones arbitrarias de decenas
de presos en la base naval de Guantánamo, los actos de tortura, las ejecuciones
extrajudiciales y los bombardeos de poblaciones civiles, particularmente en
Irak. La Habana enfatizó que formaba parte de 44 instrumentos internacionales
sobre los derechos humanos contra sólo 18 para Estados Unidos.[10]
Cuba
se negó a toda concesión relativa a “su soberanía e independencia”. No
obstante, el gobierno de Raúl Castro declaró su “voluntad de continuar el
diálogo respetuoso y la cooperación en temas de interés mutuo” con Estados
Unidos, a pesar de las divergencias. Bruno Rodríguez, Ministro cubano de
Relaciones Exteriores, recordó los avances conseguidos con la Administración
Obama: “Cuba y Estados Unidos pueden cooperar y convivir civilizadamente, respetando
las profundas diferencias entre sus gobiernos y promoviendo todo aquello que
beneficie a ambas naciones y pueblos”.[11]
Condena unánime
La
decisión de la Administración Trump suscitó muchas reacciones de rechazo en
Estados Unidos. Numerosas voces se alzaron en el partido republicano para
denunciar unas medidas contraproducentes. Para Jeff Flake, senador republicano
de Arizona, “toda política que reduce las posibilidades de los estadounidenses
de viajar libremente a Cuba no está en los mejores intereses de Estados Unidos
o del pueblo cubano”.[12] Jeff
Flake es el autor de un proyecto de ley destinado a eliminar las restricciones
a los viajes a Cuba, el cual consiguió la firma de 55 senadores sobre 100.
Por
su parte Mark Sanford, congresista republicano de Carolina del Sur, recordó que
varios republicanos estaban favorables a la normalización completa de las
relaciones con Cuba y citó proyectos de ley con este objetivo. “Son medidas
republicanas, son leyes republicanas. Intentamos el mismo enfoque durante 50
años y no funcionó”, agregó.[13]
Jerry
Moran, senador republicano de Kansas, también expresó su oposición a las
medidas, recordando que Cuba era “un mercado natural para los agricultores de
nuestra nación”. “Cuando no le vendemos a Cuba, otro país lo hace”, enfatizó
para insistir en el carácter contraproducente de una política de sanciones.
“Dar la prioridad a Estados Unidos significa exportar lo que produce en el
mundo”, concluyó, en referencia al lema de campaña de Donald Trump.[14]
Justin
Amash, congresista de Michigan, fustigó la posición de Donald Trump sobre los
derechos humanos. “La política del Presidente de Estados Unidos hacia Cuba no
tiene nada que ver con los derechos humanos o la seguridad. Si fuera el caso
¿por qué fue a bailar con los sauditas y venderles armas?”, preguntó.[15]
Del
lado demócrata, el senador Patrick Leahy de Vermont condenó la nueva política.
La Casa Blancha “volvió a declarar la guerra al pueblo cubano”, lamentó. “Se
trata de un retroceso irrisorio de la política de normalización que afecta la
libertad de los estadounidenses a viajar, nuestros intereses nacionales y al
pueblo de Cuba que aspira a retomar el contacto con nosotros”, insistió.[16]
Nancy
Pelosi, Presidenta del grupo demócrata en el Congreso, fustigó “una política
que destruye empleos y que rompe lazos comerciales crecientes y vitales entre
Estados Unidos y Cuba”.[17]
Por
su parte, Jim McGovern, congresista demócrata de Massachusetts favorable al
diálogo con Cuba, denunció un retroceso que no aportará “ninguna ayuda al pueblo
cubano”. “Sólo afectará a Estados Unidos y a los estadounidenses”, subrayando
que la ruptura de las relaciones costaría 6,6 mil millones de dólares a la
economía estadounidense y destruiría 12.000 empleos.[18]
“Estos cambios que adoptó el Presidente Trump sólo nos volverán a llevar a la
política de la Guerra Fría que fue un fracaso patente y que mantuvo nuestro
país en el pasado durante más de 50 años”, agregó.[19]
La
Cámara de Comercio de Estados Unidos, que agrupa a más de 3 millones de
empresas, condenó la decisión de la Administración Trump: “Lamentablemente, las
decisiones tomadas este día limitan las posibilidades para un cambio positivo
en la isla y otros países disfrutarán de las oportunidades de crecimiento […].
Estamos dispuestos a trabajar con todas las partes para eliminar las políticas
obsoletas que entorpecen la emancipación de los pueblos estadounidense y
cubano”.[20]
James
Williams, de la coalición Engage Cuba
que agrupa empresas estadounidenses favorables al levantamiento de las
sanciones, deploró las medidas adoptadas por Donald Trump. “La apertura del
comercio con Cuba permitió a empresarios estadounidenses integrar un mercado en
pleno crecimiento a 90 millas de nuestras costas y crear empleos en todo
Estados Unidos”, enfatizó. Ello perjudica los intereses de Estados Unidos:
“Dadas las características de la economía cubana, las nuevas restricciones
impuestas a las empresas estadounidenses entorpecerán este progreso, lo que
podría costar miles de millones de dólares a la economía estadounidense y
afectar miles de empleos”.[21]
El
mundo de los negocios expresó su preocupación. Zippy Duval, Presidente de un
grupo de intereses agrícolas llamado American
Farm Bureau, expresó su punto de vista: “Mientras que enfrentamos la mayor
caída de precios de las materias primas alimenticias en décadas, tenemos que
abrir mercados para los productos agrícolas estadounidenses, y no mandar
señales que cierran esas oportunidades”.[22]
El
sector religioso también condenó el regreso a una política de confrontación. La
Conferencia Americana de Obispos Católicos expresó su oposición, recordando que
“los derechos humanos y las libertades religiosas se reforzarán con más
relaciones entre los pueblos estadounidense y cubano, y no menos”. La Alianza
de Baptistas compartió el mismo punto de vista: “Como hombres de fe, expresamos
nuestro desacuerdo con la nueva política y mantenemos nuestros compromisos con
nuestros socios en Cuba. Reafirmamos nuestro apoyo a las solicitaciones del
Congreso para poner término a todas las restricciones opresivas de comercio y
viaje”.[23]
La
Organización Mundial de Turismo expresó su “fuerte rechazo” al nuevo enfoque
estadounidense: “Constituye un retroceso y un importante atentado contra la
libertad de viajar”. La entidad enfatizó el carácter contraproducente de estas
medidas: “Esta decisión tendrá un impacto limitado sobre el desarrollo del
turismo en Cuba, pero afectará de modo sustancial a la economía estadounidense
y sus empleos. Muchas empresas estadounidenses ya tienen inversiones en Cuba y
hacen negocios dado el inmenso potencial del turismo cubano, y otros países
seguirán beneficiándose de las oportunidades”.[24]
El New York Times también criticó la nueva
política de Donald Trump en un editorial titulado “Un retroceso cínico sobre
Cuba”. “Los estadounidenses que desean pasar unas vacaciones en Cuba o hacer
negocio allí verán todo complicarse a causa de la desafortunada decisión del
Presidente Trump de poner fin a una apertura diplomática de dos años con la
isla”, apunta el diario neoyorquino. Las razones que esgrimió la Casa Blanca no
convencieron a la prensa estadounidense: “El repentino interés del Señor Trump
por los derechos humanos es particularmente difícil de tragar. Ningún
presidente reciente ha despreciado tanto esos derechos o abrazado con tanta
pasión a regímenes autoritarios que maltratan a sus pueblos”.[25]
Las
nuevas medidas se oponen también a la opinión pública estadounidense, la cual
está a favor en su gran mayoría la normalización de las relaciones con Cuba.
Según un sondeo realizado por el Pew
Research Center en diciembre de 2016, el 75 % de los ciudadanos
estadounidenses quieren mantener las relaciones con Cuba y el 73 % desean el fin de las sanciones
económicas. En efecto, no entienden por qué Cuba es el único país del mundo que
no pueden visitar como turistas ordinarios. Los cubanoestadounidenses también
están a favor de relaciones cordiales y pacíficas con La Habana.[26]
El
establecimiento de una política de diálogo por el Presidente Obama tuvo un
impacto positivo en el acercamiento entre ambos pueblos. En 2016, 284.000
ciudadanos estadounidenses visitaron Cuba en el marco de lo que representó un
incremento del 74 % con respecto a 2015. En 2017, para el periodo de enero a
mayo, cerca de 285.000 viajaron a Cuba, un incremento del 145 % con respecto a
2016, en el marco de una de las doce categorías permitidas por Washington
(viajes educaciones, culturales, religiosos, profesionales, científicos, etc.)[27].
La
comunidad internacional también se opone a toda política de sanciones contra
Cuba. En octubre de 2016, por vigesimoquinto año consecutivo, 191 países de la
Asamblea General de las Naciones Unidas sobre 193 condenaron el estado de sitio
económico, comercial y financiero contra La Habana.[28]
El llamado de las personalidades
militares ignorado
El 20
de abril de 2017, dieciséis militares retirados de alto rango mandaron una
carta al Teniente-General H.R. MacMaster, asesor para la seguridad nacional del
Presidente Trump, exhortándolo a preservar las relaciones con Cuba:
“La normalización de las relaciones con Cuba es
importante para la seguridad nacional de Estados Unidos y la estabilidad de las
relaciones con el hemisferio occidental. La situación geográfica de Cuba en el
Caribe y su proximidad con Estados Unidos la convierten en un socio natural y
de alto valor estratégico sobre los temas de inmediata prioridad como el
terrorismo, el control de las fronteras, la prevención del tráfico de drogas,
la protección del medioambiente y la respuesta a las situaciones de emergencia.
En efecto, sustanciales progresos se realizaron durante los últimos dos años,
desembocando en la firma de 22 acuerdos entre Estados Unidos y Cuba y una
coordinación práctica con nuestro ejército y las otras agencias. Debemos
proseguir y ampliar estos esfuerzos. Asegurar la estabilidad económica de Cuba
servirá los intereses de seguridad de Estados Unidos en el hemisferio
occidental, particularmente dados los retos que enfrentan nuestros vecinos en
América Latina. Al desarrollar el comercio y el flujo de información daremos al
pueblo cubano los recursos para determinar mejor su propio futuro […] En nombre
de la seguridad nacional, llamamos a nuestros líderes elegidos a proseguir el
proceso de normalización con Cuba”.[29]
Una política condenada al fracaso
La
política hostil del Presidente Trump está condenada al fracaso. Desde el
advenimiento de la Revolución Cubana en 1959 La Habana nunca ha hecho la menor
concesión bajo presión o amenaza. En el espacio de dos años, Barack Obama tuvo
más resultados con Cuba al adoptar una política basada en el diálogo respetuoso
que todos sus predecesores en más de cincuenta años que optaron por una
política de agresión.
Hay
una razón para ello. Los cubanos no son sensibles al lenguaje de la coerción,
del chantaje o de la intimidación. Forma parte de su idiosincrasia. Cuba
siempre ha expresado su disposición a resolver pacíficamente todos los
diferendos con Estados Unidos, siempre que se respeten tres principios
fundamentales y no negociables: la igualdad soberana, la reciprocidad y la no
injerencia en los asuntos internos. En una palabra, el sistema político, el
modelo social y la política exterior de Cuba son competencias exclusivas del
pueblo soberano de la isla.
Por
otra parte conviene recordar una vez más el carácter asimétrico del conflicto
que opone Washington y La Habana. Es Estados Unidos el que impone sanciones
económicas a Cuba desde hace más de medio siglo, afectando gravemente el
bienestar de los cubanos e imponiendo un obstáculo mayor al desarrollo del
país. Washington ocupa todavía de modo ilegítimo la base naval de Guantánamo
contra la voluntad del pueblo cubano. La Ley de Ajuste Cubano adoptada en 1966
estimula aún la emigración ilegal y peligrosa, favorece el tráfico de seres
humanos y el robo de cerebros. Finalmente, la política de “cambio de régimen”
vigente viola los principios fundamentales del derecho internacional.
La
política hostil de la Casa Blanca aislará a Estados Unidos en el continente
americano y en el mundo. No conseguirá ningún resultado tangible. Reducirá los
intercambios entre ambos países, afectará a la vez los intereses cubanos y
estadounidenses y erigirá otro obstáculo entre ambos pueblos que aspiran a
mantener lazos cordiales, pacíficos y respetuosos.
*Doctor en Estudios
Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim
Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista,
especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba, ¡palabra a la defensa!,
Hondarribia, Editorial Hiru, 2016.
[1] Donald
Trump, «Remarks by President Trump on the Policy of the United States Towards
Cuba», 16 de junio de 2017. https://www.whitehouse.gov/the-press-office/2017/06/16/remarks-president-trump-policy-united-states-towards-cuba (sitio consultado el 22 de junio de 2017).
[4]
The White House, «Fact
Sheet on Cuba Policy», 16 de junio de 2017. https://www.whitehouse.gov/the-press-office/2017/06/16/fact-sheet-cuba-policy (sitio consultado el 22 de junio de 2017).
[6] Cubadebate, «El padre
del violinista que Trump exaltó fue uno de los asesinos de Frank País», 17 de
junio de 2017.
[7] Gobierno Revolucionario de Cuba,
«Declaración», 16 de junio de 2017. http://www.granma.cu/cuba/2017-06-16/declaracion-del-gobierno-revolucionario-video (sitio consultado el 22 de junio de 2017).
[11] Bruno
Rodríguez, « Bruno Rodríguez ofrece conferencia de prensa: Cuba no
realizará concesiones », Cubadebate,
19 de junio de 2017.
[12] Alex
Daugherty, « Trump Defies Congressional Republicans Who Want Closer
Relations With Cuba », The News
& Observer, 16 de junio de 2017.
[15] Alex
Daugherty, « Trump Defies Congressional Republicans Who Want Closer Relations
With Cuba », op. cit.
[18] Jim
McGovern, « Twitter », 16 de junio de 2017. https://twitter.com/RepMcGovern/status/875775474907185152
(sitio consultado el 23 de junio de 2017).
[19]
USA Today,
« Trump Outines New Cuba Policy in Speech in Miami’s Little Havane »,
16 de junio de 2017.
[20] U.S.
Chamber of Commerce, « U.S. Chamber Statement on Administration’s Cuba
Policy Announcement », 16 de junio de 2017. https://www.uschamber.com/press-release/us-chamber-statement-administration-s-cuba-policy-announcement
(sitio consultado el 22 de junio de 2017).
[21] James
Williams, « Engage Cuba Statement on President Trump’s Cuba
Directive », Engage Cuba, 16 de
junio de 2017. https://www.engagecuba.org/press-releases/2017/6/16/engage-cuba-statement-on-trumps-cuba-directive (site consulté le 22
juin 2017).
[22] Sofia
Lotto Persio, New U.S. Cuba Policy Is Unpopular, Just Like President Trump», Newsweek, 21 de junio de 2017.
[26] Alec
Tyson, «Americans Still Favor Ties With Cuba After Castro’s Death, U.S.
Election», Pew Research Center, 13 de
diciembre de 2016. http://www.pewresearch.org/fact-tank/2016/12/13/americans-still-favor-ties-with-cuba-after-castros-death-u-s-election/
(sitio consultado el 24 de junio de 2017).
[27] Telesur, «Incrementa
145% los visitantes de EE.UU. a Cuba en 2017», 14 de junio de 2017. http://www.telesurtv.net/news/Incrementa-145--los-visitantes-de-EE.UU.-a-Cuba-en-2017-20170614-0053.html
(sitio consultado el 24 de junio de 2017).
[28]
Nations unies, «ONU aprueba resolución contra bloqueo a Cuba sin votos en
contra por primera vez en la historia», 26 de octubre de 2016. http://www.un.org/spanish/News/story.asp?NewsID=36140#.WUwBTWdds_Y
(sitio consultado el 22 de junio de 2017).
[29]
American Security Project, «Letter
to Lieutenant General H.R. McMaster, National Security Adviser to the
President», 20 de abril de 2017. https://static1.squarespace.com/static/55806c54e4b0651373f7968a/t/58f8dc14ebbd1aed9edd0360/1492704289283/Cuba+Security+Letter
(sitio consultado el 22 de junio de 2017).
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