EE.UU. ha
usufructuado estratégicamente a Panamá. España y EE.UU. controlaron
militarmente la posición del Istmo por seis siglos, en tanto que China aspira a
seguir usando el Canal sin establecer su presencia militar.
Julio Yao / Para Con Nuestra América
Desde
Ciudad Panamá
China fue por mil
años (de 500 d.C. a 1500) el país agrícola y comercial más importante del
mundo. Descubrió entre 1400 y 1425 la mayor parte del planeta (Abya Yala, siglos
antes que Colón). Construyó el Canal de navegación más largo hasta hoy (1800
km) entre Shanghái y Beijing, con 24 juegos de esclusas y 60 puentes, y en el
que trabajaron seis millones de obreros en 486 a.C., cuando Confucio apenas
cumplía siete años de edad. (Julio Yao, ‘China: hace 600 años', La Prensa, 14
de abril de 2005).
China descubrió
regiones y continentes, pero no conquistó ni entró en guerras con sus
pobladores porque sus expediciones eran científicas y no militares,
protegiéndolos más bien. (https://www.amazon.com/1421-Year-China-DiscoveredAmerica/dp/0061564893).
Abismales diferencias
hay entre EE.UU. y China, pero veamos las más pertinentes para entender los
posibles impactos de nuestras relaciones con la antigua Catay.
EE.UU. ha
usufructuado estratégicamente a Panamá. España y EE.UU. controlaron
militarmente la posición del Istmo por seis siglos, en tanto que China aspira a
seguir usando el Canal sin establecer su presencia militar.
El Presupuesto de
Defensa de EE.UU. es superior al presupuesto combinado de siete países. EE.UU.
está dispuesto a usar su poderío nuclear en cualquier momento, haya o no
guerra, mientras que la política de China consiste en no atacar primero y solo
usar su poder nuclear en defensa.
EE.UU. tiene cercado
al mundo con miles de bases militares, aparte de las que posee en su interior:
China no tiene un soldado fuera de su territorio.
EE.UU. interfirió el
desarrollo de Panamá, en tanto que China aspira a que nosotros alcancemos el
mayor bienestar posible.
EE.UU. invadió a
Panamá porque Manuel Antonio Noriega estuvo a punto de firmar un tratado con
Japón para construir cualquiera de la alternativas al Canal, incluyendo uno sin
esclusas, y esa invasión expulsó a Japón de Panamá y la región en una brutal
aplicación de la Doctrina Monroe y de la política canalera del presidente Hayes
(1888), que en parte dice:
‘El
objetivo de este país es un canal bajo control (norte) americano. EE.UU. no
puede consentir en la entrega de este control a alguna potencia europea o a
alguna combinación de potencias europeas… Un canal interoceánico será… el gran
puente oceánico entre nuestras costas del Atlántico y el Pacífico, y
virtualmente una parte de la línea costanera de EE.UU. Ninguna otra potencia
bajo circunstancias similares dejaría de afirmar su control legítimo sobre una
empresa que afecte su interés y bienestar de una manera tan íntima y vital'.
(Julio Yao: El Canal de Panamá, calvario de un pueblo, 1972, pág. 42).
A esta ‘doctrina'
EE.UU. le añadió una enmienda, por la cual se oponía al control del Canal por
alguna potencia asiática, refiriéndose a China.
En la invasión, la
soberanía de Panamá fue aplastada y aún no se recobra, pero aplaudimos las
relaciones con China como signo de independencia y descolonización.
Pero este acto
significa que China ha pisado una frontera geopolítica de EE.UU., ‘quinta
frontera' que rechazamos porque el Canal está en territorio exclusivo de
Panamá.
Si no las guillotinan
con la doctrina Hayes o Trump, estas relaciones con China constituirán la
conclusión del último ramal o tramo de la Ruta de la Seda.
La ultraderecha de
EE.UU. pensará erróneamente que China le robó ‘la joya de la Corona' o los
huevos al águila, pero los dueños del país rechazamos que se nos trate
nuevamente como posesión colonial.
Aunque China no
persigue ni presencia ni control militar de la vía acuática, EE.UU. quiere
mantener el control de la navegación mediante su interpretación sui géneris del
Tratado de Neutralidad, que los patriotas también rechazamos, pero esa
esquizofrenia que afectó a Japón también puede volcarse contra China. (Julio
Yao: Cómo EE.UU. controla el Canal, La Estrella de Panamá, 28 y 29 de enero de
2016).
Después de todo, fue
EE.UU. quien obstaculizó en el Canal al destructor ruso ‘Almirante Chabanenko'
(2008) y quien capturó ilegalmente en alta mar -donde la navegación es libre-
al barco norcoreano Chong Chon Gang en violación del Tratado de Neutralidad.
Por ello debemos eliminar este instrumento distorsionador para instaurar un
auténtico régimen de libre navegación. (Julio Yao: ¿Es neutral el Canal?, La
Estrella de Panamá, 21 de abril de 2017).
El Gobierno, que ha
dado un paso importante hacia una mayor independencia, deberá decidir si
seremos un país No Alineado o nos mantendremos como colonia.
El autor es analista internacional y exasesor
de política exterior.
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