Prólogo al libro “Diario de un combatiente” (Ocean Sur, 2011), presentado el pasado 14 de junio en La Habana.
Armando Hart Dávalos / www.tercerainformacion.es
Quienes lean las páginas de este libro, observarán que la heroicidad y la entrega a un propósito de redención universal del hombre van unidos en el Che a una excepcional capacidad intelectual, talento y gracia para describir en detalle lo que otros hombres suelen pasar por alto, dejar en el olvido o en un lugar recóndito de la memoria. Pero el Che, en su sinceridad sin límites, solo comparable a la generosidad y solidaridad infinitas que poseen los espíritus excepcionalmente dotados para asumir la verdad y la justicia de forma radical, dejaba por escrito todo, o casi todo lo que pasaba por su inteligencia cáustica y refinada.
Debemos agradecerle al argentino-cubano haber recreado su vida guerrillera de forma tal que, en el futuro del cual somos parte y en la posteridad más lejana de los que vivirán bien entrado el siglo XXI sea posible conocer y disfrutar de las peripecias ocurridas en las montañas de Oriente durante los años forjadores de la Cuba nueva que emergía de las entrañas de una vieja historia: la de las glorias bolivarianas y martianas.
Algunos han escrito sobre el Che interpretándolo parcialmente, y en muchos casos de forma caprichosa y ocultando o simplemente obviando los matices, ofreciéndonos así una imagen caricaturesca de un pasado al que solo es lícito recurrir con inteligencia y amor. Cuando no se tiene lo uno ni lo otro se escapa lo esencial y, por tanto, se pierden el privilegio y la dicha íntima de exaltar lo más noble y trascendente de esta historia. Lea el texto completo aquí…
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