Designar a un Estado como supuestamente “fallido” implicaría que “alguien” acuda a su salvación –obviamente una fuerza externa, bien preparada y dispuesta a “ayudar”. Esto nos llevaría a preguntar: si un Estado es “fallido” ¿cómo salvarlo? ¿Privatizándolo? ¿Por medio de la intervención militar de una fuerza extranjera que sea “capaz” de hacerse cargo de él? Obviamente no va por allí la salvación.
Marcelo Colussi / Especial para Con Nuestra América
Desde Ciudad de Guatemala
Según algunas de las instancia creadoras de opinión pública que operan desde el corazón mismo del imperio –como el tanque de pensamiento Fund for Peace o la revista Foreing Policy por ejemplo– el concepto de “Estado fallido” hoy día se ha vuelto una clave de importancia primordial en su geostrategia global. Al respecto, según sus antojadizos criterios, serían notas distintivas de los países donde tienen lugar estos procesos: la inequidad social estructural, crisis económica recurrente en el seno de sus sociedades, deslegitimación de su institucionalidad y su poca credibilidad dados los altos niveles de corrupción, falta de cobertura estatal en grandes zonas del territorio que debería atender, generalizado descontento colectivo ante esa ineficiencia, masivos movimientos de refugiados y desplazados internos, explosión demográfica sin contención. Lea el artículo completo aquí…
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