Cuando Obama balbucea su seudo-compromiso con la descolonización de Puerto Rico, no puedo sino concluir que estamos ante un ignorante o un farsante. El tranque no está en la falta de decisión y voluntad del pueblo de Puerto Rico sino en la falta de decisión y voluntad del gobierno de Washington.
Carlos Rivera Lugo / Semanario Claridad (Puerto Rico)
Aparte de lo insustancial y cosmético de su visita oficial reciente a Puerto Rico, la cual duró poco más de cuatro horas, el presidente estadounidense Barack Obama hizo gala de la esencial continuidad de la política imperial hacia nuestra nación antillana. Reiteró el propósito de su administración para encarar nuestra más que centenaria condición de dependencia colonial: propiciar un proceso de consulta para que “los residentes de Puerto Rico” –lo que excluye los más de cuatro millones de puertorriqueños residentes en Estados Unidos- decidan entre la libre asociación, la independencia, la anexión o la continuación del régimen colonial actual (el mal llamado Estado Libre Asociado). Insertar esta última opción es lo mismo que incluir el problema como solución o la integración a cuenta gotas de la Isla a Estados Unidos, como bien admitió recientemente en privado un reconocido líder del principal soporte político de esta opción, el Partido Popular Democrático (PPD). Lea el artículo completo aquí…
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