La crisis actual resultó de la filosofía del despojo asumida por una civilización que, bajo falsos conceptos de modernidad, instó a acumular capitales sin considerar demasiado los impactos contra los pueblos y la Naturaleza.
Isabel Soto Mayedo / Propuestas vía Cuba
La contemporaneidad es pródiga en ejemplos de que los problemas de la supervivencia, el desarrollo y el bienestar de las personas quedaron sin soluciones concretas en el esquema cultural expandido hace casi cuatro siglos.
Este modelo, de matriz noratlántica, lejos de garantizar la felicidad de la especie, viabilizó la implantación de una estructura económica y política de dependencia de unos países respecto a otros, al tiempo que sentó las pautas para la degradación de la condición humana.
De modo particular, en las últimas décadas, el deterioro económico marchó aparejado al reforzamiento del carácter coercitivo-policial de los estados, al uso de la violencia para solucionar conflictos, y al descrédito de referentes simbólicos que sustentaban la identidad individual y colectiva. Lea el artículo completo aquí…
No hay comentarios:
Publicar un comentario