Pese a sus límites, los proyectos de unidad e integración, a lo largo de nuestra historia, sentaron las pautas para que cobrara forma la convicción de que latinoamericanos y latinoamericanas formamos parte de una sola nación, dividida de manera artificial por quienes pretendieron mantenerla en disputas constantes para dominarla.
Isabel Soto Mayedo / Propuestas vía Cuba
Largo resultó el camino recorrido con tal de alcanzar la unidad de América Latina, sueño por concretar y hacia el cual son volcados colosales esfuerzos en este siglo frente a la preponderancia de los bloques regionales por encima de los Estados, en el orden de la política, la economía y la guerra.
Por estos días comienza a perfilarse la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), nuevo espacio para el intercambio sin sujeción a poderes foráneos que para algunos constituye “el suceso político más trascendente de la región en sus últimos 100 años”.
Este mecanismo unionista pretende superar lo alcanzado por otros de su tipo en el área, pensados y articulados desde que las otrora colonias rompieran las cadenas con las metrópoli española y emprendieran camino por las vías republicanas, 200 años atrás. Lea el artículo completo aquí…
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