Bienaventuradas las personas pobres
que sueñan con ser ricos e incluidos en la vorágine del consumo, como parte
del crecimiento económico fecundado en las vísceras del sistema financiero
internacional, pues de estas personas es y será el reino del libre mercado.
José Toledo Alcalde / Especial para Con Nuestra
América
Buscad el reino
del libre mercado y todas
las riquezas
prometidas les serán añadidas.
Bienaventuradas las personas que
lloran por que al ser incluidos en el sistema de consumo y desarrollo económico
del libre mercado contraerán deudas antihumanamente impagables como parte del
consuelo “democrático” ofrecido en faraónicas campañas electorales.
Bienaventuradas las personas humildes
entendidas como aquellos y aquellas que aceptan inmóvil, silenciosa y con
resignación los ajustes y recortes
financieros y no osen con insurgir demandando sus derechos, pues ellos
heredarán la tierra plagada de enajenante
comercialidad e institucionalizada corrupción.
Bienaventuradas las personas que
aceptan la competencia comercial desigual legitimada, oleada y sacramentada con
los Tratados de Libre Comercio y aquellas personas que aceptan la
multiplicación de alimentos transgénicos y especulación indiscriminada de
mortales pesticidas.
Bienaventuradas las personas que
tienen hambre y sed de consumo desmedido y competencia individualista y
desenfrenada, pues ellos y ellas serán saciados en el reino del libre mercado,
paraíso de arboles llenos de migajas envueltas en cascaras de servicio y
mercantilista inclusividad social.
Bienaventurados los traficantes de servicios y productos
que hacen de la usura y acumulación el dogma del sistema “democrático”, porque
ellos y ellas recibirán el agua bendita
proveniente de la inmaculada fuente del poder religioso, político y económico.
Bienaventuradas las personas que
aplauden la competencia desigual legitimada en los tratados de libre comercio,
la multiplicación de panes y frutos transgénicos y la monopolización
privatizadora de los servicios, pues ellos verán el dolarizado y euroizado
rostro del dios de oro y petróleo en pedestales bañados en sangre inocente
alimento vampiresco en el reino del libre mercado.
Bienaventuradas las personas que
aceptan la paz entendida como privatización de los intereses públicos, la
primacía del crecimiento económico sobre el desarrollo educativo, ético, moral
y sobre la cultura del bienestar integral. Aquella paz entendida, no como la
ausencia de inequidades y el desarrollo del bienestar integral ,sino como la
guerra asumida, promovida y defendida desde la iniciativa de los grupos de
poder y países aliados en torno a la hegemonía del capital. Aquella paz no
entendida como la promoción y fortalecimiento de la justica social, sino como
el imperio del capital mercantil sobre
todo ser viviente, incluido el ser humano.
Bienaventuradas las personas que
denuncian a todo aquel que se oponga a las medidas económicas impuestas por los
lobbies y agencias financieras internacionales, y aquellas personas que
denuncian a todo aquel que se enfrente a la malignidad del capitalismo
salvajemente anti-vida.
Bienaventurados los perseguidores de
personas y pueblos que osan asumir su destino soberanamente desde su propia
historia; ellos serán premiados, condecorados y reconocidos públicamente en el
reino del libre mercado.
Bienaventuradas serán aquellas
personas que sean investigadas y juzgadas por desestabilizar sistemas
democráticos opuestos al régimen del
capitalismo salvaje, juzgadas por hacer de la libertad de expresión
instrumento perfecto de la desinformación y manipulación colectiva, por
maquinar derrocamientos, asesinatos e infame destrucción planetaria imponiendo
los intereses de los reyes y reinas de un
paraíso llamado “democráticamente” sistema de libre mercado.
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