En la coyuntura electoral colombiana se muestran en esencia dos grandes tendencias.
Por un lado figuran los sectores que apuestan continuar la guerra, la que ha
sido su gran negocio durante medio siglo y que hoy encabezan las fuerzas
guerreristas que comanda Álvaro Uribe Vélez; y por el otro, un gran bloque conformado por distintos
sectores, partidos y fuerzas que han llegado al acuerdo tácito de buscar la paz
para el pueblo colombiano.
Adalberto Santana* / Especial para
Con Nuestra América
Desde Ciudad de México
Juan Manuel Santos y Oscar Iván Zuluaga encabezan la intención de voto en Colombia. |
El
escenario electoral que se desarrolla en Colombia presenta diversas inercias que hacen de él un
proceso político complejo y con una dinámica bastante cambiante. Un primer elemento a considerar son los
actores que participan en los comicios presidenciales del 25 de mayo de 2014.
Los contendientes muestran las amplias expresiones de cinco aspirantes a ocupar
la jefatura de Estado. Por el tradicional Partido Conservador figura Martha
Lucía Ramírez; en tanto que el Partido Centro Democrático, del ex presidente
Álvaro Uribe Vélez, presenta como su candidato a Oscar Iván Zuluaga; la Alianza
Verde la encabeza Enrique Peñalosa Londoño y por la izquierda colombiana figura
la candidata de la formula del Polo Democrático y Alternativo/Unión Patriótica,
Clara López Obregón; en tanto que el presidente Juan Manuel Santos aparece como
el abanderado del Partido Social de Unidad Nacional que lo postula en Alianza con el Partido Liberal.
Casi
una semana previa a las elecciones, las encuestas mostraban un escenario muy
competitivo. Lo que significaba desde esa coyuntura que si uno de los
candidatos no ganaba con más del cincuenta por ciento, tendrían que irse a una
segunda ronda electoral el 15 de junio. Las mediciones de opinión que dio a
conocer el diario bogotano El Tiempo
el pasado 16 de mayo, exactamente
nueve días antes de la elección, mostraban que el sondeo de la agencia Datexco
ponía al presidente Juan Manuel Santos en un 27,7% del electorado y el
candidato del uribismo llegaba al 25,6%. En tanto que en tercer lugar figuraba
el voto en blanco y posteriormente aparecía la candidata de la izquierda Clara
López y Enrique Peñalosa con el 9,7%; en
tanto que Martha Lucía Ramírez
únicamente figuraba con el 9,4%. Era de
llamar la atención que un significativo porcentaje había inclinado su opinión por no saber por
quien votaría sumando el 2,9%. En tanto
que el diario colombiano el Espectador en la misma fecha apuntó que en los sondeos
que ese medio ofrecía, la intención del voto para el mes de mayo mostraba a Zuloaga con el 29,3% en tanto que
a Santos lo ubicaba con el 29%, y a la candidata conservadora Martha L. Ramírez
quedaba con el 14,4% y Clara López con el 10.9%. Figurando por último a Enrique
Peñalosa con el 10,6%. En tanto que el voto blanco lo registraba con el 5.8%.
En
ambos sondeos vertidos por esos medios informativos, lo resaltante era la
cerrada votación entre el candidato del
ex presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez
(Iván Zuluaga) y el propio presidente Juan Manuel Santos. Ambos
enfrascado en una fuerte confrontación política. A esto se añade la expresión
de la propia candidata de las izquierdas colombianas, Clara López, quien llegó
a declarar en su cierre de campaña realizada en Bogotá el día del maestro (15
de mayo) que ella pasaría a la segunda vuelta. Sin duda una declaración muy
optimista en un contexto donde Gustavo Petro, el alcalde de la misma capital
del país, días previos a ello, se había manifestado por la alianza con el
presidente Santos para impedir que llegara de nueva cuenta a la presidencia la
ultraderecha colombiana encabezada por las fuerzas uribistas.
En
ese contento también resaltó la postura que desde La Habana expresaron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia –
Ejército del Pueblo (FARC-EP) a través
de su delegado en las conversaciones con el gobierno colombiano, Pablo
Catatumbo, quien anunció en esa dinámica de la coyuntura política del país
sudamericano, el cese al fuego de manera
unilateral. Cese que abarcaría del martes 20 al miércoles 28 de mayo.
Incluso, la postura guerrillera según su propio vocero, era que “la insurgencia no cree en el régimen electoral colombiano”.[1]
En esa coyuntural del cese temporal del
conflicto armado que lleva cincuenta años en Colombia, también se sumó el otro
sector guerrillero del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Sin
embargo, por otro lado la ofensiva ultraderechista que tanto en Colombia como en otros países
latinoamericanos encabeza el propio ex mandatario colombiano, Álvaro Uribe
Vélez, mostró su empecinada beligerancia y descalificaciones. Adelantándose a
la postura de la guerrilla colombiana, él principal dirigente del PCD, escribió
en su cuenta de Twitter: “Ya viene la
trampa. Ahora las FARC van a decretar cese unilateral para robarse las
elecciones” [2].
A la par que también había realizado una serie de acusaciones contra la campaña
del presidente Santos al declarar ante la prensa no ante los juzgados, que el publicista
J. J. Rendón habría cubierto el déficit de la campaña presidencial de 2010 con
apoyo financiero del narcotráfico.
Recordemos
que Rendón fue el asesor mediático venezolano de varias campañas electorales a
la presidencia en varios países latinoamericanos, entre ellas las de los
candidatos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que postuló en 2012 a
la presidencia de México a Enrique Peña
Nieto y de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) que en
Venezuela postuló en 2013 a Henrique Capriles Radonsky. Sin duda las campañas de Uribe Vélez,
ratificaban a este oscuro personaje de la política como el principal agente de
la derecha guerrerista latinoamericana. Los intereses que él representa, son
los mismos que muestra la política belicista del complejo militar industrial
estadounidense. Esto es, lo que el ex presidente Juan Bosch, derrocado por los
militares en República Dominicana en 1963 llamó: el pentagonismo.
Esta
política del uribismo también se articula con los sectores de la llamada mafia
cubanoamericana, la cual pretende por medio del voto de sus legisladores
cubanoamericanos en el Senado y en la Cámara de Representantes, imponer
sanciones por parte de Washington a Venezuela. La justificación para estos
sectores es el vínculo solidario y revolucionario
entre los gobiernos de La Habana y Caracas. Situación que para esta derecha
recalcitrante, también se manifiestaba en las negociaciones de paz que en Cuba
desde finales de 2012 se vienen desarrollando entre el gobierno colombiano y
las FARC-EP. El logro de ese diálogo sobre el conflicto armado en Colombia, el
cual ha dejado un estimado de seis millones de desplazados y 220 mil
muertos en más de 50 años, han sido los
acuerdos firmados. El más reciente fue el
16 de mayo de 2014, donde se llegó a la firma del cuarto punto de la
agenda sobre el narcotráfico y cultivos ilícitos.[3]
En
ese contexto otro ex presidente liberal
colombiano, César Gaviria, llegó a manifestar en su papel de jefe del
debate de la campaña de Juan Manuel Santos,
que: “Guerra sucia es lo que le ha hecho el ex presidente Uribe al
presidente Santos desde el primer día de gobierno enviando trinos ofensivos,
agresivos (…) nunca ha dicho una cosa buena del Presidente, todo lo que dice es
malo, es destructivo”.[4]
Agregando categóricamente: “Uribe nos
quiere llevar al terreno de hacer un gobierno de venganzas, porque eso es para
lo que él se esta preparando: para vengarse de sus contradictores, para que le
pongan a la carta la Corte Suprema y a la Fiscalía”.[5]
De
esta manera en la coyuntura electoral
colombiana se muestran en esencia dos grandes tendencias. Por un lado figuran
los sectores que apuestan continuar la guerra, la que ha sido su gran negocio
durante medio siglo y que hoy encabezan las fuerzas guerreristas que comanda Álvaro
Uribe Vélez. Tal como lo afirma su candidato Óscar Iván Zuluaga: “En caso de
ganar las elecciones presidenciales, lo primero que haría será suspender el
proceso”. Además de “recuperar la
política de Seguridad Democrática”.[6]
Estrategia que aplicó Uribe Vélez en su doble mandato que estuvo enfocada
principalmente en combatir a las fuerzas guerrilleras. Tal como fue el ataque
militar contra la soberanía de otros países como ocurrió en Sucumbíos
(Ecuador). Ahí en marzo de 2008, fueron asesinados por las fuerzas
contrainsurgentes colombianas estudiantes mexicanos y guerrilleros, entre ellos
uno de los principales dirigentes de las FARC, Raúl Reyes.
En
tanto que por el otro lado figuran un gran bloque conformado por distintos
sectores, partidos y fuerzas que han llegado al acuerdo tácito de buscar la paz
para el pueblo colombiano. En ese amplio bloque se presentan distintas posturas
políticas e ideológicas, e incluso muchas de ellas coinciden únicamente en un
punto: llegar por medio de la paz sin engaños, y no por la guerra, al fin del
conflicto armado.
* El Dr. Adalberto Santana es
director e investigador del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el
Caribe (CIALC), UNAM.
NOTAS
[3] http://www.telesurtv.net/articulos/2014/05/16/farc-y-gobierno-colombiano-logran-acuerdo-sobre-narcotrafico-y-cultivos-ilicitos-2828.html
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