La historia ha empezado
a poner en el justo lugar que merece a Claudia Paz y Paz. Es de esperarse que
su sucesora, en el contexto de su ideología, sea una digna sucesora de quien ha
empezado a ser llamada la Fiscal de la Dignidad.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
La derecha y el
establishment en Guatemala ha recibido
con alegría y alivio, la noticia de que Claudia Paz y Paz ya no seguirá al frente de la Fiscalía
General y del Ministerio Público. Entre
los ataques recibidos por la Dra. Paz y Paz, en el contexto de la selección del
nuevo titular de la Fiscalía General,
hay uno que poderosamente me ha llamado la atención. Algún columnista
vinculado al empresariado escribió que
la carga ideológica de Claudia le
impedía ser imparcial y ecuánime. Probablemente se refería al hecho de
que durante su gestión por primera vez en la historia, un ex jefe de estado había sido juzgado por
el cargo de genocidio en su propio país.
Desde hace muchos años,
la derecha neoliberal ha postulado “el fin de las ideologías”, recurso retórico
que ha servido en realidad para eludir el hecho indudable de la existencia de
distintas posturas: desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda. El
defender el “fin de las ideologías”, sirve para eludir el calificativo de “derecha” que la propia
derecha considera peyorativo y también para argumentar la necesidad de un
pensamiento único disfrazado de objetividad.
Atacar a Claudia Paz y Paz por su
ideología, es asumir que es posible para el ser humano no tenerla. El propio
articulista da muestra en sus artículos, y particularmente el que ahora comento, de una fuerte
ideologización en sus argumentos. En
síntesis, todos tenemos una
ideología y es imposible evitarla.
La Fiscal General
electa, la abogada Thelma Aldana, tampoco es una excepción. Basta ver su
trayectoria (el lector/a puede buscarla en una reciente publicación del Centro
de Medios Independientes) para constatar que la nueva Fiscal es una persona de
derecha. Puede uno barruntar tal ideología cuando se sabe de sus vínculos con
la cúspide empresarial a través del Comité Coordinador de Cámaras Agrícolas,
Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF), desde sus años formativos hasta
en la actualidad. Cuando se lee en algún informe del apoyo que ha recibido de
un personaje muy influyente en la abogacía guatemalteca, el empresario Roberto
López Villatoro, apodado “el rey del tenis”. Por cierto, López Villatoro ha
estado vinculado al partido y a la
familia de Efraín Ríos Montt. Finalmente, la propia abogada Aldana ha declarado
en entrevistas de manera franca y valiente, ser de derecha.
Ningún funcionario
público en ningún país, está exento de tener una carga ideológica. De los
funcionarios públicos solamente se espera que tengan un equilibrio entre lo que
Max Weber llamó “la ética de la convicción” y “la ética de la
responsabilidad”. En otras palabras,
esto significa ejercer sus funciones
públicas sin abandonar los principios ideológicos, pero impidiendo que sean éstos los que normen
sus decisiones, sino las necesidades del
Estado y la sociedad en cuestión.
La historia ha empezado
a poner en el justo lugar que merece a Claudia Paz y Paz. Es de esperarse que
su sucesora, en el contexto de su ideología, sea una digna sucesora de quien ha
empezado a ser llamada la Fiscal de la Dignidad.
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