El
Perú figura en el segundo nivel de esclavitud a nivel mundial contando con más
de 80.000 personas viviendo en estado de esclavitud, como aquellos “encadenados”
a las ladrilleras clandestinas a escasos minutos fuera de Lima, la capital vedette de Washington, engreída del principal
brazo desestabilizador en América Latina y el mundo, USAID.
José
Toledo Alcalde / Especial para Con Nuestra América
Desde Illinois, Estados Unidos
La agencia RT publicó un reportaje sobre la esclavitud moderna en Perú. |
Desde
la perspectiva soberana del Perú y el derecho a ejercer control sobre sus
instituciones, observar la aberrante presencia de Washington en la medula
gubernamental de la nación nos evidencia el nivel de colonización y
sometimiento el cual ha sido internalizado en el inconsciente colectivo del
pueblo. Todo esto valiéndose de una sistemática intoxicación mediática basada
en el entretenimiento efímero, la proliferación de la inseguridad como nota
principal de prensa y el surrealista crecimiento económico basado , en su
mayoría, en exagerados programas crediticios. Invisibilizando, de esta manera,
los cordones de pobreza frenéticamente ocultados por la proliferación amorfa de
centros comerciales y megacarteles publicitarios.
La
presencia de Washington en Palacio de Gobierno dicta el guión del actual
mandatario peruano Ollanta Humala, así como lo fue en las anteriores carteras
de gobierno. Su inicial hoja de ruta de la Gran Transformación fue canjeada por
la agenda planteada diariamente por el Departamento de Estado de los EE.UU, la
CONFIEP y ADEX y esto no es secreto para
ningún buen entendido. Si esto no es así, ¿cómo explicamos la presencia
omnipresente de la Agencia del Desarrollo Internacional de Estados Unidos
(USAID), brazo financiero del Departamento de Estado de los EE.UU?
En
palabras de la abogada Eva Golinger: “La USAID funciona para promover a los
intereses económicos y estratégicos de Estados Unidos en casi todo el planeta.
Sus departamentos dedicados a transición, reconstrucción, gerencia de
conflictos, desarrollo económico, gobernabilidad y democracia son los
principales viaductos a través de los cuales filtran los miles de millones de
dólares que desde Washington se envía a los partidos políticos, ONG, grupos
juveniles y sociales que promueven sus intereses en el mundo”.[1]
De la misma forma, en mayo del 2012 el sociólogo Sinesio López Jiménez
reflexionaba sobre la captura del nuevo mandatario: “No sólo el gobierno,
también el Estado está en disputa. Ganaron los nacionalistas y las izquierdas,
pero está gobernando la derecha. Toda la historia puede resumirse en tres
capturas: del Estado, de Ollanta y del gobierno. Tres capturas distintas y un
solo dios verdadero: el capital”.[2]
Como
lo señala la investigación realizada por el corresponsal Gonzalo Wancha de Russia Today, el Perú figura en el
segundo nivel de esclavitud a nivel mundial contando con más de 80.000 personas
viviendo en estado de esclavitud, como aquellos “encadenados” a las ladrilleras
clandestinas a escasos minutos fuera de Lima, la capital vedette
de Washington, engreída del principal brazo desestabilizador en América Latina
y el mundo, USAID. [3]
Este contexto de empobrecimiento y esclavitud en pleno siglo XXI responde a la
agenda financiera dictada desde el país del Norte. Como sabemos USAID ha sido
el primer responsable de atentados desestabilizadores en la región. Como nos
recuerda Golinger entre 2005 al 2006 USAID invirtió 75% de sus inversiones
socavando el gobierno de Evo Morales hasta la expulsión del embajador
estadounidense, Philip Goldberg, en septiembre 2008 y la expulsión definitiva
de USAID el 2013. La frustrada intromisión en contra de la soberanía de pueblos
como Ecuador, Venezuela y Cuba adquiere
mayor empoderamiento en Perú.
La
presencia de la agencia norteamericana plantea la agenta gubernamental de la
administración de Ollanta Humala. Salud, educación, comercio son solo alguno
sectores claves en donde la presencia logística y financiera ha copado todas
las instancias. USAID sabe perfectamente el fracaso del modelo económico
planteado desde Washington. Su análisis socio-económico evidencia que el
empoderamiento de corporaciones nacionales y extranjeras seguirá beneficiando a
los grupos de poder y ahogando al Perú de los pobres en una cadena de
miserables préstamos reforzando la relación de dependencia económico-financiera
que aún no se ha podido quebrar. Prestamos
que serán cobrados sacrificando estabilidades laborales y creando leyes que
atenten contra los principios fundamentales de los derechos civiles y jurídicos
ciudadanos como la cuestionada “Ley Pulpin” en contra de la estabilidad laboral
de jóvenes entre 18 y 24 años[4]
o arbitrariedades cometidas en contra 3000 empleados despedidos del sector
municipal en manos del flamante burgomaestre Luis Castañeda Lossio, siendo el
95% de las afectadas mujeres. [5]
En
su portal USAID sostiene la liberal teoría del debilitamiento del Estado – por
su intencional ausencia en zonas del interior del país - creando condiciones
teóricas para la privatización y corporativización de las entidades
gubernamentales. A mayor ineficacia del Estado, mayor empoderamiento del sector
privado: “La presencia limitada del
gobierno en los Andes y Selva permite el cultivo ilegal de coca, el tráfico de
drogas, la tala ilegal, los conflictos sociales y los vestigios del
terrorismo. El nivel de confianza del público es bajo debido a las
percepciones en cuanto a la capacidad de respuesta del gobierno a las
exigencias/requerimientos de los ciudadanos en la entrega efectiva de
servicios”. Es de esta manera como el amordazamiento y captura del Estado,
de Ollanta y del gobierno es
técnica y racionalmente sostenido. Por esto señalamos que la injerencia de los
EE.UU va más allá de las dadivas entregadas a los sectores empobrecidos del
país. Es el control geopolítico de la zona lo que está en juego; la presencia
militar en el oriente y altiplano peruano, el control minero y la supuesta
ofensiva contra el narcotráfico son solo parte del tinglado que la derecha
peruana, el grupo El Comercio, las redes financieras y todo ello bajo la venia
del jefe de la Iglesia Católica en el Perú Cardenal Juan Luis Cipriani, crean
condiciones que perpetúan la presencia colonizadora que en sí encierra
mecanismos de relaciones sociales y de producción esclavizadoras, a las pruebas
nos remitimos.
Juzguen ustedes la política entreguista que la
administración del mandatario Ollanta Humala ha reforzado no diferenciándose en
nada a todo aquello realizado por Alejandro Toledo o Alan García Pérez. El
brazo financiero de Washington en la más clara violación a los intereses
soberanos de la Nación reconstruye su presencia mesiánica a partir del fracaso
de un gobierno que colapsa a partir de la traición a su compromiso asumido con
aquellos que los llevaron al poder. El representante de la Casa Blanca en el
gobierno peruano sostiene: “Para enfrentar estos retos, USAID trabaja con el
gobierno del Perú para implementar programas en desarrollo económico,
desarrollo alternativo, salud, educación, democracia y gobernabilidad y medio
ambiente. Para reducir la pobreza, USAID busca que el crecimiento
económico llegue a los pobres, una forma de hacerlo es abriendo el acceso a
mercados para pequeños negocios. Los proyectos de USAID ofrecen
alternativas a la coca ilícita y buscan fortalecer la provisión de servicios
públicos. Estas alternativas buscan promover el diálogo constructivo entre
las comunidades locales, el gobierno, grupos de ciudadanos y el sector
privado”. [6]
Si es así, nos preguntamos, ¿para qué las
instituciones del Estado? ¿Para qué elegir cada cinco años una propuesta de
gobierno nacional si al final se terminará ejecutando la agenda dictada por las
megas corporaciones nacionales e internacionales y esta suerte de loobies (USAID) los cuales no estuvieron
registrados en la propuesta de la campaña electoral y menos aún en la hoja de
ruta aprobada por la coalición política que llevo a Ollanta Humala al gobierno?
¿Hasta cuándo el amordazamiento? Esperamos que en la próxima Cumbre de las
Américas casos como estos sean vislumbrados y denunciados como claras
violaciones a la soberanía de la región.
NOTAS:
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