Las lágrimas son
producidas por innumerables causas; el 17 de diciembre un pueblo de once
millones de habitantes lloró de alegría por la liberación y retorno a la patria
de sus héroes: Ramón, Antonio y Gerardo.
Ángel Bravo / Especial para Con Nuestra América
Los cinco héroes cubanos disfrutaron un concierto de homenaje en La Habana, a cargo de Silvio Rodríguez. |
Audios y videos de las
entrevistas realizadas a familiares, autoridades, al cubano de a pie y a
personalidades de la cultura y la academia evidenciaron que la garganta se les
hacía un nudo y las lágrimas descendían por las mejillas; son lágrimas de gozo,
satisfacción y victoria.
Cuba ganó de manera contundente.
Evo Morales presidente de Bolivia lo resumió bien: “Cuba doblegó a Estados
Unidos”. También hay que reconocer el gran papel desempeñado por la diplomacia
cubana. Razón tenía Gabo cuando expresó en “El Fidel Castro que yo conozco”: “Ha
creado una política exterior de potencia mundial, en una isla 84 veces más
pequeña que su enemigo principal”.
En estos dieciséis
años, los Cinco, que fueron sometidos a los más crueles vejámenes, mostraron de
lo que está hecho un verdadero revolucionario: desprendimiento, dignidad y
valor. Ellos siempre fueron leales a la patria, nunca traicionaron los
principios de la Revolución y pusieron la bandera de Cuba -intachable y noble-,
flameando en lo más alto del imperio.
El adversario no pudo
humillarlos, los Cinco regresaron íntegros y dispuestos a seguir luchando. A
pocos minutos de pisar el suelo patrio, se estrecharon en abrazos con Raúl, y
fue impresionante escuchar de labios de Gerardo, decirle al General de Ejército
y Presidente de Cuba: “De nuevo a sus órdenes para lo que sea”, y a Antonio
expresar: “Le dice al Comandante en Jefe que aquí estamos también, para seguir
cumpliendo en lo que haga falta”.
¿Acaso estos hombres
-los Cinco- no habrán sido educados en el espíritu del Che?
Los mayores perdedores
son los batistianos, esa gentuza de la extrema derecha de Miami, nido de
terroristas y criminales, que con sus representantes en el Congreso tenían
secuestrada la política internacional de los Estados Unidos hacia Cuba. Esta
vez perdieron por partida doble: no lograron evitar el retorno de los Cinco a
su patria (al igual que no pudieron el 2000 evitar el retorno del niño Elián
González) y porque se ha acordado el restablecimiento de las relaciones
diplomáticas entre ambos países.
El 17 de diciembre la
cueva de la miseria humana de Miami sufrió una histeria colectiva (de tanta
convulsión colapsaron las clínicas); esa posición extremistas, anexionista y
violentistas deberá ser sepultada. El negocio de vivir de las calumnias tendrá
que cambiar. Mientras que en Cuba las lágrimas eran de júbilo, en Miami los
contrarrevolucionarios lloraban de odio, impotencia y venganza.
Carlos Alberto
Montaner, eterno pronosticador de la caída de la Revolución y la muerte de
Fidel, apareció lloriqueando en cámaras -tenía que ser en la CNN-, hablando
incoherencias y afirmando con desesperación, que no entendía cómo Obama había
liberado a los cubanos, si estaba probado que habían llevado bombas para atacar
instalaciones de Estados Unidos. ¡El
ladrón juzga según su condición! Montaner es el mejor representante de los
mercenarios cobardes, mentirosos, calumniadores e indignos, que a costas de
Cuba se han llenado los bolsillos de dólares (esos son los “analistas” de CNN).
Las lágrimas de Montaner representan a las de la caverna de extrema derecha de
Estados Unidos: Marco Rubio, Ileana Ros-Lehtinen, Ninoska Pérez Castellón,
Mario Diaz Balart, Robert «Bob» Menéndez entre otros.
Una vez más triunfó la
verdad y la justicia.
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