La exitosa Cumbre Social por el Clima demostró la
claridad de convicciones y calidad de interrelaciones socio, política y
religiosa del tejido global, en torno a la construcción del anhelado paradigma
de un mundo nuevo con paz y justicia socio-ambiental.
José
Toledo Alcalde / Especial para Con Nuestra América
El desplazamiento de la COP25 de Santiago de Chile a
Madrid movilizó a más de 800 organizaciones sociales, políticas y ambientales,
de diferentes pueblos del mundo, las cuales adheridas al llamamiento a la
participación en la Cumbre Social por el Clima de la COP 25 en Madrid 2019
manifestaron el más absoluto rechazo a la decisión unilateral del gobierno
chileno de Sebastián Piñera el cual canceló la celebración de la COP 25 en
Chile. Arbitraria decisión que ignoró a los movimientos sociales chilenos y del
resto de América Latina. Repudio expresado, de igual forma, al gobierno de
Pedro Sánchez quien acogió el evento obligando a los movimientos sociales del Estado español a tomar un relevo sobre el que
no han sido consultados, en un marco temporal casi inasumible para garantizar
una participación y contestación social adecuadas. [1]
En este marco de convocatoria global, paralela a la
COP 25, diferentes organizaciones del Perú se hicieron presentes en la Cumbre
Social por el Clima en Madrid. Fueron tres las organizaciones peruanas que
firmaron la adhesión al llamamiento de la Cumbre Social: Centro de Estudios
Humanistas Nueva Civilización,[2]
Movimiento Ciudadano frente al Cambio Climático (MOCICC)[3]
y el Movimiento Nuevo Perú (MNP) con sede en España.[4]
Las organizaciones peruanas adherentes manifestaron desenmascarar la hipocresía de gobiernos que
llevan décadas fracasando en las negociaciones climáticas, al tiempo que
blindan tratados comerciales y de inversiones como herramientas de dominación
del capital, dirigidos a perpetuar el desequilibrio de poder que permiten el
lujo de unas pocas personas a costa del sufrimiento de la mayoría, acaparando,
privatizando y financiarizando cada vez mayores esferas de la vida. Esos mismos
gobiernos alimentan la industria fósil con subsidios millonarios y protegen y
rescatan bancos fósiles que se lucran con la crisis climática y la devastación
ambiental y social.
De igual forma, la adhesión fue adscrita a una
confesión de principios: Creemos en la
justicia climática como el eje vertebrador de la lucha social de nuestro
tiempo: porque la sostenibilidad es imposible sin justicia social, y la
justicia no existe sin un respeto a todos los seres que viven en el planeta. La justicia climática es el paraguas
más amplio que existe para proteger bajo su esfera toda la diversidad de luchas
por otro mundo posible: ecologismo, activismo climático, feminismo, LGBTIQ+,
sindicalismo, antirracismo, antifascismo, antimilitarismo, movimientos
decoloniales, movimiento indígena, movimiento campesino, movimiento rural…
Promovemos la justicia climática como un movimiento de movimientos en el que
quepan muchos mundos diversos.
La exitosa Cumbre Social por el Clima demostró la
claridad de convicciones y calidad de interrelaciones socio, política y
religiosa del tejido global, en torno a la construcción del anhelado paradigma
de un mundo nuevo con paz y justicia socio-ambiental.
El compromiso de los firmantes fue visibilizar las
demandas que garantizan la transición
justa realizada con la rapidez suficiente, para evitar nuevas catástrofes, como
un calentamiento por encima de los 1.5°C o el colapso de los ecosistemas y la
sociedad.
En particular, el caso del modelo primario-extractivista
el cual ha sumido al Perú en la miseria de millones a cambio de la prosperidad
y holgura de despiadados grupos de poder dentro y fuera del país.
Sobre el tema, la adhesión de los firmantes tuvieron
claro que una de las denuncias iban dirigidas al extractivismo colonial
arrastrado hasta nuestros días: nos
rebelamos contra los modelos extractivistas relacionados con la producción y
consumo de energía fósil en todo el mundo, así como rechazamos también con
especial énfasis el uso civil y militar de la energía nuclear.
Es en este contexto de afirmaciones de las causas, de
la depredación ambiental planetario, en donde miembros del Movimiento Nuevo
Perú (MNP), con sede en España, expusieron en las instalaciones de la
Universidad Complutense de Madrid, el pasado 8 de diciembre de 2019, el tema: Economía Extractivista Neoliberal y Nueva
Minería en el Perú. Una visión desde el MNP. Movimiento político peruano
que entre sus 10 ejes políticos cuentan con la gestión sostenible de los
territorios, protección del medio ambiente y lucha contra el calentamiento
global.
Cabe resaltar que el Perú sigue librando al mes de
mayo del presente año a agosto de este
año 186 conflictos sociales siendo
138 activos (74.2%) y 48 latentes (25.8%) de los cuales el 63% de
conflictos son mineros; el 15.1% hidrocarburos; el 5.9% de energía; 5.9% otros;
5.9% residuos y saneamiento; 2.5% agroindustrial-, y un 1.7% forestal.
Entre
las principales demandas que realizaron en la Cumbre, contra la política
económica primario-extractivista, fue la erradicación del completo abuso de los
recursos naturales, los arbitrarios beneficios tributarios, la política
entreguista de las concesiones, la violación sistémica del Convenio 169 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) sobre
Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes y la
permisibilidad en general del aparato
jurídico impuesto en la Constitución de 1993.
El abrumador porcentaje de conflictos mineros en el Perú
fueron reflejados por el informe expuesto por el MNP en la Cumbre Social
Climática en Madrid datos corroborados por la Defensoría del Pueblo:
Trascendente
participación de estas tres representaciones en la Cumbre Social por el Clima
en Madrid los cuales entre más de 800 organizaciones sociales, políticas y ambientales transmitieron el clamor de
poblaciones enteras las cuales por 500 años siguen sufriendo la violación a sus
derechos fundamentales debido a la histórica estafa de una colonial teoría del
desarrollo desde la depredación sufrida por el extractivismo del guano y
salitre hasta la violencia extractivista reflejada en los miles de pasivos
ambientales (+4000 a nivel nacional) sufrida en Bagua, Conga, las Bambas, Tía
María, Hualgayoc, entre otras.
Las próximas elecciones legislativas del 26 de enero del
2020 y las generales del 2021 marcaran, de cara al bicentenario, son la oportunidad para el Perú de dar vuelta al más nefasto capítulo de
corrupción jamás antes vivido 1990-2016 y alcanzar la ansiada refundación de
una República desmoronada por completo.
[1] Cumbre Social por el Clima. Llamamiento a participar en la Cumbre Social
por el Clima de la COP 25 en Madrid. En: https://cumbresocialclima.net/llamamiento/ 7 al 13 de diciembre de 2019
[2] Centro Mundial de Estudios Humanistas. Desarrollar el conocimiento por encima de
todo prejuicio. En: https://www.cmehumanistas.org/index.php/es/category/temas/politica
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