En las últimas décadas
para el caso latinoamericano, la emergencia de la propuesta bolivariana ha
permitido recuperar esa proyección emancipadora que se había perdido en muchos
sentidos después de la caída del bloque socialista, lo que vino a acompañar
nuevas propuestas de liberación como ha sido también la lucha zapatista que
desde finales del siglo XX inyectó aires de renovación a la esperanza humana.
Cristóbal León Campos / Especial para Con
Nuestra América
Desde
Mérida, Yucatán. México.
Pensar el devenir de
nuestros pueblos es también reconocer lo especifico, lo particular de la
realidad en la geografía latinoamericana muestra un sinfín de variantes en cada
país o región, en términos culturales y naturales, construir los caminos de
liberación tiene entre otra misiones aprender del pasado y evitar los errores
cometidos, reconocer los avances y cuestionar los pasos dados para poder ir
diseñando o reestructurando el proyecto emancipador, esto, sin hacer eco de las
posturas posmodernas infiltradas con el afán de desvirtuar la utopía y la
posibilidad de edificar el socialismo, pues la crítica al capitalismo ya de por
sí se ha visto tergiversada o relativizada en un grado tan agudo que la propia
naturaleza del sistema es estudiada desde puntos de vista ajenos a su lógica,
la necesidad de reconocer lo particular de las realidades locales o regionales,
no significa la renuncia a la comprensión global de los procesos, los hechos
económicos, sociales, culturales y políticos están ligados y responde a causas
generales producidas por la naturaleza del capitalismo, y si bien, como se ha
dicho se reflejan en especificidades, eso nunca eliminará que el análisis deba
seguir siendo global o total, simplemente lo complejiza.
La fragmentación
ultra-especifica que relativiza todo y niega lógicas generales, es un truco más
del pensamiento débil posmoderno que divide el todo para sustraer del
imaginario social y político la idea de un proyecto libertador que aglutine la
totalidad de los aspectos, esa tan cantada aseveración del fin de la ideologías
y las utopías hasta la fecha repercute a la hora de trazar el camino a seguir
en los procesos de lucha, su efecto sigue generando dudas cuando se habla del
porvenir de la humanidad, el truco del sistema fue ese, sembrar la duda y
relativizar las interpretaciones para frenar la emancipación total, por eso
proyectar la liberación de nuestros pueblos requiere la reformulación del
proyecto socialista para conducirnos a ese mundo mejor tan añorado en donde
cada uno de los males que hoy nos siguen aquejando sean superados para al fin
dignificar realmente a toda la humanidad.
Las protestas recientes
en América Latina dan y darán luz a una amplia gama de variables para analizar
por lo particular de cada país, sujetos sociales, demandas, formas de
resistencia, estructuras organizativas, tipos de movilización y autogestión al
interior de las luchas, vanguardias sociales aunque no se asuman así, también,
las respuestas represivas de los estados capitalistas, sus discursos, la
contraofensiva conservadora que pretende frenar el reclamo social, el
neofascismo, la injerencia e intervencionismo del imperialismo que se muestra a
veces de manera velada y otras abierta y descarada, las estructuras económicas
del capitalismo latinoamericano preso en contradicciones de dependencia y por
la presencia de formas modernas y otras aún antiguas. Si bien los grados
cambian y pueden incluso parecer contraponerse, la raíz que les da naturaleza
se mantiene, la política del neoliberalismo comparte su lógica en todos los
países donde se ha implando o donde se quiere reimplantar, el capitalismo es el
sistema depredador de siempre, las oligarquías latinoamericanas lo defienden,
sea con golpes de estado, represiones brutales, cercos mediáticos, persecución,
censura, cárcel, genocidio, bloqueos económicos, acciones ejecutadas con el
consentimiento y apoyo de los organizamos internacionales dedicados a velar por
el interés del imperialismo y de los proyectos neocoloniales. Ante todo esto,
los pueblos y sus luchas requieren retornar al camino de las grandes utopías y
proyectos emancipatorios, el marxismo sigue vigente como teoría social para el
estudio del capitalismo y como base científica de la edificación del socialismo
como sociedad futura requerida para la sobrevivencia humana.
En las últimas décadas
para el caso latinoamericano, la emergencia de la propuesta bolivariana ha
permitido recuperar esa proyección emancipadora que se había perdido en muchos
sentidos después de la caída del bloque socialista, lo que vino a acompañar
nuevas propuestas de liberación como ha sido también la lucha zapatista que
desde finales del siglo XX inyectó aires de renovación a la esperanza humana.
Ahora entrando a la tercera década del siglo XXI, las condiciones coyunturales
avalan seguir hablando de unidad e integración latinoamericana, el proyecto
bolivariano-socialista es vigente, por su raíz autóctona de ideas
independentistas y por su carácter anticapitalista cimentado en el pensamiento
socialista-marxista comprendido sin dogmas ni esquemas forzados, la liberación
de nuestros pueblos amerita proyectar nuevamente la libertad latinoamericana.
Integrante del
Colectivo Disyuntivas
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