Un gobierno posneoliberal puede con austeridad y honestidad financiar
el bienestar social del pueblo, avanzar
en la economía y no incurrir en lo que el neoliberalismo le achaca a la
izquierda: el gasto irresponsable del erario público.
Carlos
Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde
Puebla, México
Mientras la derecha pinta a México como un país abatido por la inseguridad y recesión, con multitudes
manifestándose en contra de Andrés Manuel López Obrador, el Presidente mexicano
rindió el informe de su primer año de gobierno ante un zócalo abarrotado y un
60% de popularidad. El inicio de su discurso reseñó la vertiginosa
transformación que ha tenido el país en los primeros doce meses de su gobierno:
se ha aprobado la ley de combate a la corrupción, la de austeridad republicana, la de extinción
de dominio para delincuentes y corruptos. También la reforma al Artículo 28 de
la Constitución para prohibir la devolución de impuestos; la clasificación del
huachicol, evasión fiscal y fraude electoral como delitos graves; la eliminación del fuero al Presidente para
que pueda ser juzgado en funciones; la revocación de mandato; la consulta
popular. También la nueva ley laboral que garantiza el voto libre secreto y
directo en los sindicatos; la ley de salud para proveer a todos los mexicanos atención
médica y medicamentos. Una nueva ley que cancela la reforma educativa
neoliberal y propone otra de carácter posneoliberal. La reforma constitucional
que habilita a los elementos del ejército y marina en el cuidado de la seguridad pública e
instituye la Guardia Nacional. Finalmente el envío al Congreso de una reforma
constitucional para garantizar las pensiones a adultos mayores, discapacitados
y becas a todos los niveles de educación. Prácticamente una nueva Constitución.
En lo que se refiere a la economía, López Obrador informó que las
finanzas del país se encuentran sanas: hasta octubre la inflación anual fue de
3%, la más baja desde septiembre de
2016; en este gobierno el peso se ha fortalecido 4% y la Bolsa de valores se ha apreciado el 2%. La
iniciativa privada está participando en 134 proyectos de infraestructura con
una inversión de 35 mil millones de dólares. En 2019 la inversión extranjera
fue de 26 mil millones de dólares, la más alta en la historia; las exportaciones alcanzaron 384 mil millones
de dólares, 3% más en relación a 2018; llegaron 32 millones de turistas, 7.6%
más que en 2018 con una derrama económica de 18 mil 562 millones de dólares
(11.3% más). La recaudación de impuestos aumentó en 139,699 millones de pesos
en relación al año pasado, 1.6% más
en términos reales. Al mismo tiempo la austeridad y el combate a la corrupción
han rendido frutos: el ahorro derivado de la lucha anticorrupción será de 10
mil millones de dólares, el éxito del combate al huachicol dejará otro ahorro
de 2,500 millones de dólares, los gastos de la Presidencia se bajaron de 1,800
a 400 millones de dólares.
Las políticas sociales de la Cuarta Transformación han sido notables.
Dejaré para una próxima entrega mi análisis sobre ellas. Por hoy solamente
quiero remarcar que un gobierno posneoliberal puede con austeridad y honestidad
financiar el bienestar social del pueblo,
avanzar en la economía y no incurrir en lo que el neoliberalismo le
achaca a la izquierda: el gasto irresponsable del erario público.
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