A 40 años de la derrota
estadounidense y 28 de la implementación de la Renovación en Vietnam, se ha
cambiado el modelo económico, eliminando el igualitarismo que no estimulaba la
producción, abriendo la economía a fin de elevar las exportaciones y garantizar
el mercado interno.
Sergio Rodríguez Gelfenstein / Especial para Con Nuestra
América
Desde Caracas,
Venezuela
El pasado 30 de abril
se conmemoró el 40 aniversario de la victoria definitiva del pueblo vietnamita
en la guerra de liberación contra la intervención estadounidense. Con ello se
produjo el inicio de la ansiada reunificación del país y el comienzo de una
etapa distinta para el Vietnam heroico que resistió y derrotó la agresión de
tres grandes potencias durante el siglo XX: la Francia colonialista, el Japón
expansionista y el Estados Unidos imperialista, las que no obstante manifestar
distintas formas de injerencia, expresaron un misma talante al intentar ocupar
y devastar el territorio de este país
cuyo pueblo es expresión de un alto sentido patriótico y una gran voluntad de
lucha y victoria.
Le Duan, legendario
líder vietnamita y sucesor de Ho Chi Minh en la conducción del Partido
Comunista de Vietnam (PCV) y en el gobierno, lo explicaba diciendo que la revolución vietnamita siempre tuvo
como característica enfrentar a enemigos imperialistas poderosos y en algunas
ocasiones, no sólo a uno, sino varios a la vez, y que para ello habían aplicado
de manera creadora la enseñanza leninista de que “Solo es posible derrotar a un
enemigo más fuerte, haciendo grandes esfuerzos y con la obligación de saber
aprovechar de manera minuciosa, sumamente atenta, cuidadosa e inteligente
cualquier ´grieta` entre los enemigos por pequeña que sea…”
En el inicio de la
agresión, Estados Unidos apoyó con armas y asesoramiento al gobierno fantoche
de Vietnam del Sur, para después, llegar a instalar hasta 580 mil efectivos militares en 1969. Contra
el país fueron arrojadas más toneladas de bombas que en toda la segunda guerra
mundial, experimentando además con armas químicas y bacteriológicas, entre
ellas el tristemente célebre agente naranja. Según relata el Embajador de
Vietnam en Cuba, Doung Minh entrevistado por la periodista Arleen Rodríguez,
“Todavía hoy, cientos de miles, quizás millones de personas, sufren las
secuelas, son muchas las parejas que no pueden tener hijos y también las que
tienen hijos con algún tipo de anomalía por esa causa. En la tierra rociada con
esos químicos, no creció ni la hierba durante 20 años, porque el agente naranja
tenía el propósito de defoliar los bosques, desnudar la tierra de todo tipo de
plantas para descubrir dónde se escondían los combatientes”. En 15 años de guerra, Estados Unidos gastó 150 mil
millones de dólares, destruyó el 70% de los poblados del norte, inutilizó 10
millones de hectáreas de tierra y todos los puentes existentes en el país. A pesar de ello, las tropas vietnamitas
entraron victoriosas a Saigón hace 40 años, cambiando el nombre de la ciudad
que pasó a llamarse Ho Chi Minh, cumpliendo la promesa de denominar con su
nombre la última ciudad que se liberara en la guerra.
Sin embargo, la tarea
por venir no era fácil, a partir de ese momento enfrentaban el reto de la
reunificación nacional de dos porciones de un país que se habían desarrollado a
partir de paradigmas políticos contradictorios: el socialismo en el norte y el
capitalismo en el sur; la restauración de las heridas físicas y morales que
produjo la guerra; el establecimiento de un gobierno unificado en el país; la
reincorporación a la sociedad de alrededor de un millón de soldados y medio
millón de funcionarios que habían servido en el ejército y el gobierno vietnamita títere que Estados Unidos había
instalado en el sur; la reconstrucción de la infraestructura material:
carreteras, escuelas, hospitales, industrias y puentes destruidos por los
bombardeos; la superación de los rezagos de la presencia militar estadounidense
que se expresaba en los vicios propios de su sistema: altos índices de
prostitución, drogadicción, alcoholismo y otras lacras y la elevada carencia de
alimentos que se manifestaba en altos índices de hambruna en el sur del país.
En 1986, tras constatar el fracaso de la
economía planificada centralizada, durante el sexto Congreso del PCV se aprobó
la estrategia de Renovación (Doi Moi), La organización conductora de la
sociedad, percibió que la economía no funcionaba eficazmente, se vivían
períodos de inflación elevada, la moneda se depreciaba aceleradamente y los
salarios perdían su valor. La escasez de productos de la canasta básica se
enfrentaba con subsidios que estaban encaminados a solventar los problemas más
inmediatos.
Todo ello derivó en la
decisión de implementar nuevas prácticas en la producción agrícola, se
entregaron tierras a los campesinos que recibían estímulos de acuerdo a la
producción a partir de la exitosa experiencia obtenida en la provincia de Vinh
Phu que se extendió a otras regiones del país. Otro tanto ocurrió en la
industria que comenzó a ser manejada descentralizadamente. En el marco de esta
situación sobrevino la desaparición de la Unión Soviética y el fin del campo
socialista, principal abastecedor de insumos para la economía y la industria
del país.
En este contexto es que
se había determinado la necesidad de
llevar adelante la Renovación. Cinco años después, en 1991, durante el VII Congreso del PCV, se
establece un modelo económico basado en la necesidad de producir para responder
a la demanda del mercado. Así, la economía se conforma por múltiples
componentes sobre la base de un mercado controlado por el Estado. Esto da paso
posteriormente, a la economía de mercado de orientación socialista que consiste
en la aceptación de todas las formas de producción, tanto estatal como privada,
capitalista y mixta.
La economía de mercado
de orientación socialista se compone del factor económico en el que se acepta
que todos los sectores son iguales ante la ley y, el factor social que es
controlado por el Estado a través de los impuestos y los aportes de las
empresas a fin de condensar una riqueza que
es distribuida por el gobierno para el beneficio del pueblo.
La aplicación de este
modelo económico ha llevado a que Vietnam pase de un 56% de pobreza en 1990 a
un 9% en 2003 y 8% en 2014. Los sistemas de salud y educación siguen siendo
estatales y gratuitos para toda la población. Sin embargo, para establecer una
responsabilidad colectiva para con los mismos se ha comenzado a cobrar el
equivalente a 10 dólares mensuales por los estudios universitarios, mientras
que en primaria y secundaria tiene un valor simbólico de 5 centavos de dólar al
mes. No obstante, esta política no es lineal, en zonas montañosas alejadas, los
estudiantes no pagan, al contrario, el Estado les concede becas a fin de
fomentar la formación profesional.
Esta política ha
llevado a aumentar el sueldo de los profesionales entre 20 y 50 veces y en
general, los salarios han crecido de 15 a 16 veces, lo cual tampoco es lineal, gana más el que aporta
más, lo cual ha significado un estímulo sin precedentes a la producción. Así,
el promedio de crecimiento anual de la economía ha sido de alrededor de un 7%
en la última década, cifra que supone vaivenes de acuerdo a la situación de la
crisis internacional que ha ralentizado ese crecimiento.
Estados Unidos
normalizó sus relaciones con Vietnam en 1995, año en que comenzó a levantarse
el bloqueo impuesto durante 20 años. La política exterior de Vietnam se
caracteriza por su independencia, soberanía, diversificación y por la
multilateralización de sus relaciones sin distingo de régimen político.
A 40 años de la derrota
estadounidense y 28 de la implementación de la Renovación se ha cambiado el
modelo económico, eliminando el igualitarismo que no estimulaba la producción,
abriendo la economía a fin de elevar las exportaciones y garantizar el mercado
interno
Sin embargo, el
Embajador Duong Minh advierte cuatro peligros en la aplicación de esta
política, toda vez que su implementación entraña riesgos como el atraso económico si no se puede desarrollar
la economía. Asimismo, la presencia de empresas extranjeras, podría introducir
prácticas injerencistas en la política interna, corrupción y desvío del camino
socialista trazado por el país.
Estos son los nuevos
retos a enfrentar. El PCV y el gobierno vietnamita entienden que la solución de los problemas económicos
confronta trances que obligan a la vigilancia y al fortalecimiento del sector
estatal a fin de que éste sea el eje del desarrollo económico y sirva de
orientador del camino de la economía del país.
El Embajador Duong Minh
resume el momento actual de Vietnam diciendo que “El socialismo es el objetivo de la lucha de
los pueblos, es lo que queremos y la Humanidad, seguro, avanza hacia el
socialismo, pero en Vietnam decimos que aun no estamos en el socialismo,
estamos en transición, por tanto tenemos que aplicar las políticas de acuerdo a
eso, es el momento de lucha entre lo nuevo y lo viejo. Lo nuevo no acaba de
aparecer completamente y lo viejo todavía está presente. Lo nuevo es el
socialismo y lo viejo es el capitalismo o más bien el feudalismo, porque en
Vietnam estábamos en el feudalismo” y finaliza aseverando con confianza en el
futuro que “Este es un momento de lucha entre lo viejo y lo nuevo. Estamos en
transición, en los primeros pasos. Es muy importante para nosotros saber dónde
estamos porque las relaciones de producción deben adecuarse al desarrollo de
las fuerzas productivas. Hay muchos pasos, apenas estamos en los primeros”.
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