Podemos pensar que en
gran medida el ideario latinoamericanista sigue más que vigente que en pleno
siglo XXI. La idea bolivariana tiene como alternativa seguir profundizando en
el proyecto de integración regional.
Adalberto Santana / Especial
para Con Nuestra América
Desde México, D.F.
El llamado sueño
supremo de Simón Bolívar, se plasmó como proyecto de nuestra América, el 6 de
septiembre de 1815 cuando el Gran Libertador escribió en su célebre “Carta de
Jamaica” la idea de lo que es la aspiración central de nuestros irredentos
pueblos latinoamericanos:
¡Qué
bello sería que el istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto
para los griegos! Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un
augusto congreso de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios a
tratar y discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra.
Esa idea es la que
propuso Simón José Antonio de la
Santísima Trinidad Bolívar y Palacios de Aguirre Ponte-Andrade y Blanco. El más grande patriota latinoamericano, que nació hace 233 años. La
fecha de su natalicio fue el 24 de julio de 1783. Con el nació el proyecto de nuestra América,
el de la gran patria latinoamericana.
Sin duda se puede reconocer que la presencia e imagen de Simón Bolívar,
ha estado presente en todos los países de nuestro continente. En cada ciudad de
nuestra espacio geográfico siempre se encuentra una avenida o calle
importante con su nombre, o bien un
busto o estatua que reivindica su
homenaje y su memoria. Como también abundan escuelas, colegios y universidades
que dan reconocimiento a su obra. Sin lugar a dudas el personaje histórico
latinoamericano más homenajeado en todo el mundo es Simón Bolívar. Incluso
pensamos que países como Bolivia y la República Bolivariana de Venezuela, hacen
clara referencia al gran libertador. De igual manera en el horizonte político,
social y cultural de nuestros países se reconoce la herencia bolivariana que se ha perpetuado
hasta nuestros días. Así, han surgido
organismos multi-regionales como la Alianza Bolivariana para los Pueblos
de Nuestra América - Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) formada el
27 y 28 de abril de 2005 como producto de la Declaración Conjunta y el Acuerdo
para la Aplicación de la Alternativa Bolivariana para
las Américas (ALBA), firmada por los entonces presidentes de la República
Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías y el de los Consejos de Estado y de
Ministros de Cuba, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Asimismo Bolívar ha
sido personaje central en literatura latinoamericana, ya sea en el teatro, en
la radio, la televisión y en el cine. No en balde el gran poeta Pablo Neruda
escribió el poema titulado “Un canto para Bolívar”. El poeta chileno reconocía
en uno de sus fragmentos:
Yo conocí a Bolívar una
mañana larga,
en Madrid, en la boca
del Quinto Regimiento,
Padre, le dije, eres o
no eres o quién eres?
Y mirando el Cuartel de
la Montaña, dijo:
“Despierto cada cien
años cuando despierta el pueblo”.
Otros
grandes próceres de nuestro América, lo han tenido y lo tienen como un
paradigma de modelo alternativo para el proyecto de nuestras naciones. Pensemos
en lo que apunto el cubano más universal, José Martí: “¡Pero
así está Bolívar en el cielo de América, vigilante y ceñudo, sentado aún en la
roca de crear, con el inca al lado y el haz de banderas a los pies; así está él
calzadas aún las botas de campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin hacer
está hasta hoy: porque Bolívar tiene que hacer en América todavía!”.
Podemos pensar que en
gran medida el ideario latinoamericanista sigue más que vigente que en pleno
siglo XXI. La idea bolivariana tiene como alternativa seguir profundizando en
el proyecto de integración regional. En el debate del mundo contemporáneo se
postula la integración neoliberal de las economías dependientes y
subdesarrolladas a los modelos de los países y economías centrales.
Esencialmente la estadounidense y la de Europa Occidental. Pero su
incorporación se visualidad en esas visiones como su inserción para abastecer
su mercado con las materias primas y recursos naturales. Esto es, volver a un
modelo de saqueo de las riquezas de nuestras naciones. Se reitera en ese
discurso el saqueo como tema medular para un desarrollo subordinado a los
intereses de los grandes capitales monopólicos transnacionales.
Desde otra
lógica, desde el discurso emancipador figura el ideario bolivariano. Es decir,
valorarlo desde la perspectiva del futuro inmediato y mediato. Si consideramos
que América Latina y el Caribe es una región relativamente joven, con muchos
problemas y retos que resolver en este nuevo mundo globalizado. Sin duda, el
recordar a Bolívar en su natalicio es conservar una memoria histórica. Memoria
que simboliza conocer nuestro desarrollo para superarlo y mejorarlo. Al
respecto vienen a nuestra memoria las sabias palabras de José Cecilio del
Valle: "La
independencia absoluta es nuestro primer derecho y el fundamento de los
demás". Con esto se pone de relevancia y de gran simbolismo político
para nuestras sociedades la
identificación de lo que nos legó Bolívar para nuestra América. Un ideal
que nos hermana en el espíritu bolivariano. Tarea todavía pendiente en el mundo
globalizado y necesaria de realizar en este nuevo siglo XXI como un bloque que
en si mismo es históricamente un mismo proyecto de gran confederación. Lo que
también llamó Augusto C. Sandino “El Supremo Sueño de Bolívar”. Eso que
precisamente en la misma “Carta de Jamaica” postulaba Bolívar:
Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo una
sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya
que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería, por
consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes estados que
hayan de formarse.
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