En Panamá conocíamos
al Andrés Manuel López Obrador (AMLO) político de izquierdas, pero
desconocíamos su faceta de escritor con una docena de publicaciones a cuestas.
Y no es casualidad que hayamos descubierto al AMLO escritor a través de este
trabajo biográfico sobre Catarino Garza, revolucionario mexicano que luchó a
fines del siglo XIX contra la dictadura de Porfirio Díaz.
Olmedo Beluche / Especial para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá
Nuestro maestro de
historia ambiental, Guillermo Castro H., gusta decir (cito desde mi mala
memoria): "La historia es una serie de preguntas que hacemos al pasado
desde las preocupaciones del presente para tratar de mejorar el futuro".
En ese sentido entiendo que el dos veces candidato presidencial mexicano, y dos
veces víctima del fraude electoral, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha
publicado este año su libro Catarino Erasmo Garza Rodríguez,
¿revolucionario o bandido?, publicado por editorial Planeta.
López Obrador ha
disputado en dos ocasiones seguidas (2006 y 2012) la presidencia de los Estados
Unidos Mexicanos a la cabeza de un proyecto de reformas sociales y económicas
de marcado acento antineoliberal, que contó con el respaldo de millones de sus
compatriotas que aspiran a un país más democrático y con justicia social. AMLO
ha sido parte genuina de ese gran movimiento político latinoamericano, más
espontáneo que organizado, que se ha llamado la "década progresista",
junto a figuras de la talla de Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa,
entre otros.
Lamentablemente para
AMLO y para el pueblo mexicano, la voluntad popular expresada en las urnas y en
las calles se vio burlada por el fraude electoral en ambas ocasiones. Fraude
dirigido por políticos y partidos al servicio de la oligarquía mexicana, ese
menos del 1% que nada en la riqueza mientras el 99% de la población trata de no
ahogarse en la pobreza. Fraude apoyado por el imperialismo norteamericano con
el mismo descaro con que vienen interviniendo en este continente desde
principios del siglo XIX. Intervencionismo imperialista que, de todos nuestros
pueblos, el que más ha sufrido es el mexicano.
En Panamá conocíamos
al AMLO político de izquierdas, pero desconocíamos su faceta de escritor con
una docena de publicaciones a cuestas. Y no es casualidad que hayamos
descubierto al AMLO escritor a través de este trabajo biográfico sobre Catarino
Garza, revolucionario mexicano que luchó a fines del siglo XIX contra la
dictadura de Porfirio Díaz, pero que, por una mezcla de fuerza de las
circunstancias y convicciones latinoamericanistas y bolivarianas, vino a morir
en una guerra civil en Bocas del Toro, Panamá, en 1895.
La pregunta que cabe
es, ¿qué llamó la atención de AMLO acerca de la vida de Catarino Garza que
valga la pena traerlo al presente? La respuesta creo hallarla en "Las circunstancias...",
como AMLO titula al capítulo IV de su libro, en la que se describe la manera en
que Porfirio Díaz se fue adueñando del poder absoluto en México durante 30
años, partiendo de una promesa que poco a poco fue dejando en el olvido: la no
reelección presidencial, que le había servido de excusa para combatir al gran
caudillo Benito Juárez.
Catarino Garza, que
llegó a la política "sin querer queriendo" desde sus más humildes
orígenes, perteneció a ese puñado de valientes que se atrevió a denunciar al
dictador, sufriendo persecuciones, la cárcel e intentos de asesinato. Catarino
combatió al "porfiriato", desde la prensa escrita, y luego con las
armas en la mano. Promovió una revolución basada en un programa de lucha que
antecedió en casi 20 años la proclama de Francisco Madero.
Aunque las
incursiones de Catarino hicieron poca mella en una dictadura que empezaba a
consolidarse y a la que el viento le soplaba a favor, enfrentó con valor al
ejército federal que nunca pudo vencerle. La neutralización de sus guerrilleros
sólo fue posible por la intervención del ejército norteamericano que actuó
coaligado con los militares al servicio de Porfirio Díaz. Lo que trae a
colación otro de los aspectos interesantes de la vida de Catarino analizada por
AMLO, su vida de mexicano de la frontera tejana. Territorio robado por
expansionismo yanqui, pero que no pudo quitarles la nacionalidad, ni el sentido
de pertenencia a la población a la que le fue impuesta una frontera que no era
la suya.
Este demócrata
consecuente, como tantos otros en nuestro continente, al final quedó siendo
perseguido no solo del régimen oligárquico del dictador Díaz, sino también del
gobierno norteamericano, el cual lo forzaría a abandonar Estados Unidos,
emigrar a diversas islas del Caribe hasta recalar en Costa Rica. La persecución
por ambos lados llegó hasta el día de su muerte, en la isla de Bocas del Toro,
en la que estuvieron involucrados de una manera u otra los "marines"
del acorazado Atlanta.
En Costa Rica, a
mediados de la década de 1890, coincidieron una serie de revolucionarios
liberales de varios países de Hispanoamérica. Los más connotados y progresistas
de la época, muchos de ellos unidos por la masonería, gracias a la actitud
solidaria del presidente Rafael Iglesias Castro. Colombianos, venezolanos,
ecuatorianos, mexicanos y cubanos se encontraron y planearon cómo llevar
revoluciones liberales y democráticas a sus países controlados por las
oligarquías conservadoras. Entre ellos estaba el panameño - colombiano
Belisario Porras. Y otro panameño que se fue a pelear la independencia de Cuba,
Adolfo Peña Rodríguez, que se menciona en el libro. Eran tantos que se les ha
llamado la Internacional Liberal o Revolucionaria.
Allí Catarino conoció
y trató con el revolucionario independentista Antonio Maceo, incluso consideró
acompañarlo a la lucha por la independencia de Cuba. Se especula que pudo
reunirse con el propio José Martí, que en alguna ocasión pasó por allá. Pero al
final fue convencido por el general liberal colombiano Avelino Rosas de sumarse
a una sublevación contra el régimen de La Regeneración. Así fue como Catarino
llegó a las costas de Bocas de Toro, Panamá, que era parte integrante de
Colombia, donde murió durante el ataque a un cuartel militar y donde sus restos
permanecen en una tumba colectiva.
Dejando los detalles
de la vida y muerte de Catarino Garza para los lectores del libro de AMLO,
volvemos a la pregunta original: ¿Qué nos enseña su vida a los mexicanos y
latinoamericanos de inicios del siglo XXI ese revolucionario del siglo
XIX? Para AMLO, es una lección de dignidad: "... en cualquier lugar de
la Tierra, y en los momentos de mayor autoritarismo y desdicha, han surgido
hombres extraordinarios, guías espirituales o líderes políticos que,
desafiándolo todo, enaltecen la dignidad y el decoro de los pueblos".
López Obrador
encuentra en la dictadura de Porfirio Díaz el origen de muchos de los vicios
políticos del México actual, y de toda Latinoamérica por extensión, agregamos
nosotros: la entrega de los recursos naturales a empresas extranjeras
(neoliberalismo o neoporfirismo), la corrupción, el "dedazo", el
cinismo y la mentira descarada, la prensa oficiosa (amarilla), el robo de
tierras a los pueblos indígenas y campesinos, la intromisión del imperialismo
yanqui.
Vicios que no son
exclusivos del régimen político mexicano, aunque éste destaca sobre los demás,
sino que vemos tantas veces repetidos incluso en las maniobras sucias usadas
por las oligarquías, el imperialismo norteamericano y los grandes medios de comunicación
para difamar a líderes y proyectos políticos que luchan por un espacio de
independencia política y un poco de justicia social, como en el propio caso de
AMLO. Vicios que incluyen el golpe de estado, ya sea descarado o disfrazado de
"institucionalidad", como se intentó contra Chávez, como se intenta
contra Maduro, como se ejecutaron contra Zelaya y Lugo, y ahora se procede
contra Dilma.
Es la maldita
historia de América Latina: lucha permanente contra regímenes oligárquicos
antidemocráticos apoyados por Estados Unidos que saquean nuestras riquezas
naturales y prostituyen las instituciones democráticas. Pese a todo lo luchado
hasta ahora, lamentablemente no hay ningún triunfo asegurado. Por eso la
vigencia del ejemplo revolucionario de Catarino Garza, que debe inspirarnos
como modelo de dignidad en esa lucha por una verdadera democracia, la justicia
social e independencia nacional que algún día triunfará en nuestro continente.
Panamá, 18
de agosto de 2016.
No hay comentarios:
Publicar un comentario