Ahora, Roberto Fernández Retamar
ha entrado en la historia. Deja para las posteridad una obra marcada por la
identidad latinoamericana, construida como hibridez histórica, heredera de los
pueblos originarios, el mundo occidental y representada en la actualidad por la
diversidad que tanto enriquece a los pueblos de Nuestra América.
Cristóbal León Campos /
Especial para Con Nuestra América
Desde Mérida, Yucatán. México.
I
Roberto Fernández Retamar |
“Nosotros, los sobrevivientes, ¿A quiénes debemos la sobrevida?”, así
evocan las primeras líneas del poema “El otro” escrito por Roberto Fernández
Retamar y, firmado el primero de enero de 1959, día en que se declaró
triunfante la Revolución Cubana. El verso expresa el duelo por quienes en
sacrificio a la patria no podrán a partir de entonces conocer y disfrutar las
profundas transformaciones sociales que tendrán lugar en la isla caribeña, es
un reconocimiento a un pueblo que soñó con un mejor presente y entregó todo
para consumarlo. Ese mismo poema, escrito tras un instante súbito como afirmara
el autor, significó también, la apertura de toda una nueva tradición literaria
y cultural que se sumaría en compromiso y vocación a la conciencia y el
sentimiento de nuestros pueblos latinoamericanos. La poesía abrió una ventana a
lo humano, a lo cotidiano y profano, pero de igual forma y justamente como
parte de ese componente humano; la poesía alzó la voz para nombrar aquello que
se callaba y tanto urgía. La poesía comenzó a entrelazar temas como revolución,
amor y utopía.
II
El malecón de la ciudad de La Habana ha atestiguado desde hace sesenta
años la invaluable labor desempeñada por la Casa de las Américas a favor de la
cultura de Nuestra América, en la historia de esta fundamental institución,
destacan entre otros nombres, el de Roberto Fernández Retamar junto a Haydee
Santamaría quien fuera la fundadora y primera directora de la institución en
1959. Desde 1965 Retamar dirigió la Revista
Casa de las América, una de las publicaciones más significativas para la
difusión, el análisis y la discusión social y literaria de Latinoamérica, las
plumas más reconocidas han encontrado eco a sus ideas en sus páginas,
provocando un movimiento cultural que ha venido acompañando a las
transformaciones sociales que desde el triunfo revolucionario se suscitan. En
1986, Retamar comenzó a encabezar los trabajos realizados en la Casa de las
Américas, contribuyendo a su impulso y su consolidación como la institución más
importante para el pensamiento latinoamericano.
III
El sentimiento anticolonial y antiimperialista suscrito en sus ensayos,
es el reflejo del compromiso con los pueblos de Nuestra América que asumió
Retamar desde épocas tempranas, su obra más conocida en este ámbito es Caliban publicado en 1971. Un ensayo ejemplar que trastoca los
fundamentos interpretativos usados hasta entonces para dar lectura a la
realidad social de los países colonizados. Caliban
es un llamado a una nueva mirada poniendo los puntos de partida en la realidad
concreta de Latinoamérica, cuestionando el colonialismo cultural imperante y
llamando a la definición de los intelectuales, la hora de Nuestra América había
llegado, la esencia de la Revolución Cubana infundía la necesidad de tomar
partido, era el tiempo del compromiso
con los desposeídos. ¿Seguir pensando como oprimidos o romper las cadenas y
liberarse de la esclavitud de ideas? ese es el cuestionamiento que da sentido
al ensayo y que urge a la conciencia colectiva para su despertar. La obra
ensayística de Retamar es eso, un llamado continuo a la superación de las
sombras arrastradas como lozas y por la generación de interpretaciones
radicales que sirvan a la emancipación. Otros textos suyos como: “Martí en su
(tercer) mundo” (1965); “Nuestra América y occidente” (1976); Algunos usos de
civilización y barbarie” (1977); “Del anticolonialismo al antiimperialismo”
(1992); “Pensamiento de nuestra América. autoreflexiones y propuestas” (1996) y
“Cuba defendida. Contra la Leyenda Negra (1997), dan muestra puntual de las
profundas reflexiones que Retamar legó a nuestras naciones, superando las
estructuras del pensamiento occidental para sumarse a la tradición emancipadora
del pensamiento latinoamericano.
IV
Retamar le cantó a la vida con sus versos, puso a la esperanza en la ruta
de la poesía reconociendo a quienes dan sentido al mundo, a aquellos seres que
partiendo los esquemas sistémicos, dan paso a otros mundos con sus actos, así
lo plasmó en uno de sus poemas más conocidos como es “Felices los normales”, en
el que puede leerse: “pero que den paso a los que hacen los mundos y los
sueños, las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan y nos
construyen”. En él la ruptura con el sistema parte como rayo la idea del ser y
su condición, tal y como lo hiciera Ernesto “Che” Guevara, a quien Retamar
conoció y con quien dialogó en varias ocasiones sobre la cultura y el papel del
intelectual ante las necesidades sociales. Al Che dedicó varios textos en los
que resalta no únicamente su valor histórico y político, sino que encontró en
sus letras, una agudeza metafórica propia de la literatura, propuesta de
análisis que hasta hoy es vigente y requiere de nuevos acercamientos por las
generaciones presentes que en su búsqueda de respuestas han de encontrarse con
Retamar y su trascendental obra.
V
José Martí es presencia ineludible en la obra de Roberto Fernández Retamar,
a él dedicó una serie de ensayos que con el tiempo serían compilados bajo el
título de Introducción a Martí. Los
textos analizan las aportaciones universales que Martí realizara, enfatizando
su actuación literaria y política, en la que se revelan las huellas profundas
del sentimiento latinoamericano por la independencia, la herencia
revolucionaria que forjara el carácter futuro que dio plena libertad a Cuba de
la mano de Fidel Castro, a quien sin dudarlo, se había sumado Retamar con sus
versos, reflexiones y actos a favor de la cultura de Nuestra América, sin
perder nunca, el rumbo autóctono del deseo constructivo de lo propio,
contrapuesto a las tradiciones serviles del colonialismo y el imperialismo.
Retamar impulsó la fundación del Centro de Estudios Martianos en 1977 y lo
tuteló hasta 1986, institución que hoy reúne a muchos de los más destacados
estudiosos en el mundo de la obra del prócer cubano.
El pensamiento martiano de Retamar es fruto de la estirpe revolucionaria de
Cuba, que se mezcla con el marxismo y demás pensadores libertarios como Simón
Bolívar y Francisco Bilbao. Al respeto escribió Retamar en el último párrafo de
su ensayo “Martí en su (tercer) mundo” que: “Martí ha sido incorporado,
asimilado a la nueva conciencia. No poco de lo que dijo en el orden político,
en el educacional, en el artístico (en el terreno cultural en general), sigue
teniendo impresionante Vigencia. Su preocupación política mayor, que lo llevaba
de Cuba a nuestra América y los Estados Unidos, sigue siendo en esencia
nuestra. Su obra se sitúa en los albores de la articulación de Cuba con el mundo.
Esa articulación, hoy manifiesta, es la que permite ver en su soberana grandeza
a José Martí”.
Ahora, Roberto Fernández Retamar ha entrado en la historia. Deja para las
posteridad una obra marcada por la identidad latinoamericana, construida como hibridez
histórica, heredera de los pueblos originarios, el mundo occidental y
representada en la actualidad por la diversidad que tanto enriquece a los
pueblos de Nuestra América. Fue justamente para ellos, para los pueblos y
culturas, que Retamar hizo con las palabras el poema más hermoso en los
profundos ideales de la revolución en el pensamiento latinoamericano.
Integrante del Colectivo Disyuntivas
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