El gobierno de Cortizo
tiene que entender que estamos en una cancha donde EEUU y China ‘compiten’ por
la dominación de los mercados mundiales. Nuestra posición geográfica es vital
para los planes de esos países. Es importante saber como terminará el
enfrentamiento. Más importante, sin embargo, es saber cómo navegará Panamá en
esas aguas turbulentas.
Marco A. Gandásegui, hijo / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá
Algunos dirán que es
muy temprano para hacer una evaluación de la gestión del recién inaugurado
presidente Laurentino Cortizo. Hace sólo 10 días tomo posesión de su cargo,
junto con sus ministros y otros altos directivos del gobierno. Mi intención no
es – obviamente - pasar revista de sus logros o limitaciones en materia de
políticas públicas. Más bien me parece que es oportuno definir cuales son los
parámetros sobre los cuales habría que hacer esas evaluaciones. Personalmente,
me inclino por buscar en el discurso del equipo dirigente su propuesta para el
desarrollo del país. Entiendo por desarrollo la inclusión de la población en
los procesos productivos, que se refieren no sólo a lo económico (mejor
distribución de más riquezas) sino también a lo cultural (identidad) y lo
político (democracia).
Cortizo ya sentó las
bases de su gestión sobre cuatro pilares y una ‘estrella’ que es la educación.
Los cuatro pilares son la guerra contra la corrupción, las reformas
constitucionales, una economía competitiva y acabar con la pobreza. Para
alcanzar estos objetivos el presidente necesita más que un ‘buen gobierno’.
Panamá exige una dirección que tenga una visión clara del futuro, basada en un
conocimiento preciso del pasado y una comprensión de dónde se encuentra
actualmente el país. Esta ‘visión clara’ tiene que ser complementada por un
conjunto de alianzas estratégicas que comprometan a todos los sectores sociales
del país.
Uno de los pilares de
Cortizo es la ‘economía competitiva’. Este pilar podría considerarse como la
base que da sustento a las otras tres. Es lamentable que el nuevo gobierno
presente el pilar económico en términos ideológicos. Lo ‘competitivo’ puede
entenderse de cualquier manera según el interés de los grupos que luchan por el
control de la producción y distribución de las riquezas nacionales. ¿Quiénes
compiten por las rentas que arroja la posición geográfica? La economía tiene
que entenderse como un reto para todos. Hay que sumar a todos los panameños en
una política que garantice el desarrollo del país. Nuestra posición geográfica
es historicamente el principal recurso económico del país. Así lo entendieron
los españoles después de la conquista hace 500 años, los ingleses no se
quedaron atrás y los norteamericanos se ‘tomaron’ el istmo durante todo el
siglo XX.
La pregunta que
cualquier gobernante debe hacerse es qué va a hacer con este recurso tan
valioso que sigue siendo apetecido por potencias mundiales. El expresidente
Varela, al regreso en 2017 de su viaje pionero a Pekín, desilusionó a los
panameños cuando anunció que los chinos tenían muchos planes para Panamá. El
pueblo quería saber que planes tenía el gobierno para enfrentar un mundo
complejo. Una ‘economía competitiva’ es lo mismo de siempre: La ‘competencia’
(guerra) entre sectores de la oligarquía que se quieren apropiar de las enormes
riquezas del país (posición geográfica, tierras fértiles y, últimamente,
yacimientos mineros). Esta ‘competencia’ es mediatizada por la potencia de
turno. EEUU construyó el Canal para valorizar la posición geográfica y creó
enclaves (United Fruit y Del Monte) para explotar las mejores tierras.
El general Torrijos
dijo en su momento que hay quienes manejan con ‘luces largas’ y otros con
‘luces bajas’. La ‘economía competitiva’ corresponde a las ‘luces bajas’.
¿Quiénes están compitiendo? El gobierno de Cortizo tiene que entender que
estamos en una cancha donde EEUU y China ‘compiten’ por la dominación de los
mercados mundiales. Nuestra posición geográfica es vital para los planes de
esos países. Es importante saber como terminará el enfrentamiento. Más
importante, sin embargo, es saber cómo navegará Panamá en esas aguas
turbulentas. Para emprender ese viaje tenemos que saber ¿qué recursos humanos y
naturales tenemos?, ¿qué sectores del país tenemos que fortalecer? y ¿qué
aliados tenemos?
La metáfora de Torrijos
se puede complementar con la otra que subraya la diferencia entre un político y
un estadista. El político está pensando en como ganar las próximas elecciones.
En cambio, el estadista está pensando en la próxima generación. Sin duda, la
gesta del 9 de enero de 1964 abrió el camino para consolidar la soberanía por
parte de quienes pensaban en las futuras generaciones. Posteriormente, nos
hemos quedado con dirigentes que sólo piensan en las elecciones. Cortizo tiene
que revisar el concepto de ‘economía competitiva’ que es una versión torcida y
a corto plazo de lo que aspiran los panameños. Tiene que ponerse a la altura
del estadista y encender las luces largas.
11 de julio de 2019.
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