Muere otro de los grandes. En un escenario de indigencia
intelectual, dónde las nuevas generaciones aún no toman las riendas y las
intermedias en actitudes baladíes han renunciado al pensar. La rentabilidad de
lo políticamente correcto es el enemigo del pensamiento crítico.
Abdiel Rodríguez Reyes / Especial para
Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá
Roberto Fernández Retamar |
Fernández Retamar es ampliamente conocido por su ensayo
de 1971, Caliban, fundamental para las coordenadas del pensamiento
crítico de nuestro tiempo. La fecha es importante, a finales de la década de
sesenta e inicios del setenta hay una inflexión en nuestra América,
surgen expresiones de pensamiento crítico innovadoras, basta mencionar: la
Teología de la liberación, la Teoría de la dependencia y la Filosofía de la
liberación, las cuales iban a contracorriente del pensamiento dominante. La
constante era la toma de conciencia sobre las consecuencias del colonialismo e
imperialismo. Caliban surgió en ese contexto de efervescencia. Hubo
avances en los procesos de la descolonización política, desde las
independencias hispanoamericanas al fin de enclaves coloniales como aquel
dirimido por el Tratado Torrijos-Carter. Pero la colonización del conocimiento
siguió intacta.
Nuestro pensador es anti-colonial y anti-imperialista,
como buen martiano no podría ser de otra forma. En el extenso ensayo Caliban
tocó dos temas fundamentales para la descolonización del conocimiento. Estos
temas a los cuales queremos hacer referencia están al principio y al final de Caliban.
La arrogancia del eurocentrismo se hace sentir. Nos cuenta Fernández Retamar
que un periodista europeo le preguntó si existía una cultura latinoamericana.
Eso mismo ocurre con frecuencia en la Filosofía. Aún se cuestionan sobre la
existencia de una cultura y Filosofía latinoamericanas. La respuesta de
Fernández Retamar fue simplemente contundente, lo que se pone en duda con esas
preguntas son la propia existencia: “la realidad humana misma”.
No somos mero calco de la cultura europea, somos
diversidad y mestizaje lo cual se expresa hasta en nuestra genética y la
resistencia ante el encubrimiento del eurocentrismo y sus sucursaleros como
diría otro grande, Enrique Dussel. El otro tema fundamental es el de los
intelectuales. Muchas veces los intelectuales quedan al servicio de la
rentabilidad de lo políticamente correcto, olvidando así, la undécima tesis de
Marx sobre Feuerbach sobre la transformación del mundo. El intelectual al
servicio de las clases explotadas no debe despreciar la realidad concreta, como
aquellos al servicio del sentido común y la rentabilidad de lo políticamente
correcto.
En síntesis, necesitamos intelectuales comprometidos y en
resistencia, de aquellos como Roberto Fernández Retamar, un topo de nuestro
tiempo.
Docente universitario
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