Es muy
difícil que el tratado entre la Unión Europea y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR)
pueda ser aceptado por los parlamentarios de Argentina, e incluso, de algunos países
europeos. En particular, si se tiene en cuenta tanto el resultado final como el
proceso de elaboración. Reflexión contundente de Oscar Laborde, personalidad de
primer nivel en la diplomacia sudamericana, desde 2016 diputado argentino en el
PARLASUR (Parlamento del Mercosur), y a partir de enero del 2020, presidente de
este legislativo regional.
Sergio Ferrari / Para Con Nuestra América
“Dicho acuerdo fue
el resultado de un secretismo total, sospechoso e injustificado” subraya.
“Nosotros, en tanto parlamentarios regionales, no tuvimos información precisa
sobre el contenido del documento que se estaba negociando. Los legisladores
argentinos, tampoco. Los empresarios y los sindicatos, en su mayoría, fueron
descartados de su elaboración”, enfatiza Laborde, ex intendente de la populosa
ciudad bonaerense de Avellaneda (entre 1999 y el 2003) y director del Instituto
de Estudios de América Latina (IDEAL), perteneciente a la Central de
Trabajadores de Argentina (CTA).
Los vicios y paradojas de dicho tratado firmado por el ex
presidente Mauricio Macri a mediados del 2019, son notables. “Muchas veces
nosotros, en tanto parlamentarios, tuvimos que recibir de nuestros pares
europeos la información sobre los contenidos del documento en elaboración. Ni
qué hablar de los sindicalistas argentinos que debieron informarse a través de
las centrales gremiales europeas sobre lo que se estaba discutiendo”.
El gobierno anterior “ha definido que el acuerdo es por
sí o por no, sin posibilidad de modificaciones”. Y eso no puede ser, enfatiza
Laborde, quien anticipa que el mismo va a ser llevado al parlamento argentino donde,
casi con seguridad, será rechazado en su forma actual, ya que no se puede aprobar
si se tiene en cuenta el defectuoso mecanismo de elaboración. “Hay que
reabrirlo, estudiarlo y conocerlo a fondo”, ya que es inconcebible que un
documento que compromete de manera tan global las posibilidades futuras del
país, no se conozca en detalle”, enfatiza.
Un “golpe” mediático del gobierno anterior
“Cuando a fines de junio del 2019 Macri - que estaba en
ese momento en la reunión del G20 en Japón-, lo anunció, el gobierno necesitaba
dar una buena noticia en momentos en que atravesaba una fuerte crisis y que no tenía
ninguna buena noticia que anunciar”, explica Oscar Laborde. En ese contexto, la
“forma en que informaron las autoridades argentinas fue patética, interesadas únicamente
en el impacto mediático”.
El actual presidente del PARLASUR recuerda que, entonces,
faltaba la traducción en muchas de las lenguas de los países europeos y tampoco
se había hecho la traducción del inglés al español; ni se había integrado la revisión
por parte de varias instancias técnicas. Además, se publicitó como si el
acuerdo estuviera definitivamente cerrado y a punto de aplicarse, aunque
faltaba la aprobación tanto de los parlamentos de los países latinoamericanos
que integran el MERCOSUR como de sus contrapartes europeas.
“Se lo presentaba como un tratado muy bueno sin hacerse
público los contenidos. Fue una real vergüenza. Faltaban varios pasos esenciales.
El Gobierno anterior solo buscaba publicidad, argumentando las supuestas
ventajas de un mercado de 500 millones de personas que se abría, pero sin
detallar las condiciones, mecanismos y limitaciones”. Constatamos que hoy son varios los países
europeos que tienen grandes preguntas y dudas sobre el documento, de igual
manera que nosotros, puntualiza.
Su mirada crítica también involucra al acuerdo entre el MERCOSUR
y la Asociación Europea de Libre Comercio (AELE), integrada por Suiza, Noruega,
Islandia y Liechtenstein. Dado a conocer el 23 de agosto del 2019, padece los
mismos problemas en cuanto al secretismo de su elaboración. “Así como la falta
de una proyección de futuro. No se realizaron simulacros económicos sobre el
impacto del convenio a 5 años”, condición esencial en toda negociación seria y
responsable, explica Laborde.
Dos concepciones diplomáticas, … dos
modelos de país
Esos acuerdos constituyen un ejemplo más - sigue
reflexionando el diplomático argentino con rango de embajador- “del estilo de
absoluta poca seriedad que tuvo la diplomacia argentina durante la gestión
anterior”. Y expresa las dos concepciones, los dos modelos diferentes de país,
el de Macri y lo que impulsa el actual gobierno, afirma.
Uno, el anterior, con el acento agroexportador, para nada
preocupado en negociar realmente con la región y con una visión política e
ideológica alineada con los Estados Unidos de Norteamérica. El otro, el actual,
interesado en promover e impulsar la producción nacional, con salarios
correctos e intensificando el comercio intrarregional. Nuestra concepción
percibe a América Latina como un polo que debe negociar en un mundo multipolar.
Con Estados Unidos, que es también un centro importante. Con el sudeste asiático,
que es otro. Con China, con Rusia, con Europa. Negociando con todos, pero de
igual a igual, insiste Laborde.
En la esencia de la nueva lógica internacional sobresale un
concepto que el diplomático argentino desarrolla con maestría: más que libre
comercio lo que debemos promover es la cooperación. “Libre comercio significa
te vendo todo y te compro todo. Cooperación implica, expresar,
selectivamente, lo que me conviene vender y lo que necesito comprar. Así
lo entendemos nosotros. Convenios donde
se establezca cómo cooperar con el otro”.
Eso implica, según el presidente del PARLASUR, “un análisis riguroso de área por área y producto por producto…por eso hablo de un acuerdo virtuoso de cooperación”. En ese sentido es inadmisible que el gobierno anterior, antes de firmarlo, no haya realizado, por ejemplo, un “simulacro de consecuencias comerciales”, que es esencial, que siempre se hace, y que implica analizar si se gana o se pierde, y la evaluación sobre que sector se beneficia o cual arriesga perjudicarse. “Altos funcionarios españoles, por ejemplo, me confiaron que ellos lo hicieron. Todos los países europeos, de hecho, analizaron profundamente esas eventuales consecuencias. Calcular el impacto es elemental”, insiste.
Eso implica, según el presidente del PARLASUR, “un análisis riguroso de área por área y producto por producto…por eso hablo de un acuerdo virtuoso de cooperación”. En ese sentido es inadmisible que el gobierno anterior, antes de firmarlo, no haya realizado, por ejemplo, un “simulacro de consecuencias comerciales”, que es esencial, que siempre se hace, y que implica analizar si se gana o se pierde, y la evaluación sobre que sector se beneficia o cual arriesga perjudicarse. “Altos funcionarios españoles, por ejemplo, me confiaron que ellos lo hicieron. Todos los países europeos, de hecho, analizaron profundamente esas eventuales consecuencias. Calcular el impacto es elemental”, insiste.
La lógica del gobierno anterior de firmar el tratado con
Europa, residió en presentarlo como un gran logro, publicitarlo, y regocijarse
por haber llegado a un resultado luego de 20 años de negociaciones, como ellos
decían. “Para Macri era mejor un mal acuerdo que un no-acuerdo. Habla de su planteo.
Nosotros también creemos que es necesario negociar. Tanto con Europa como con
los diferentes polos mundiales, pero, conociendo los contenidos, debatiéndolos,
permitiendo que cada uno haga sus cálculos y asegurando que se respete a fondo nuestra
soberanía y la de los otros”, insiste.
Lógica futura
¿Cuál serán en el futuro los instrumentos diplomáticos
latinoamericanos para intentar promover una visión realmente integradora?,
preguntamos como conclusión. Por ahora no podrá ser la Unasur, subraya Laborde,
haciendo referencia a la situación compleja que vive este organismo. Tampoco la OEA, (Organización de los Estados
Americanos) con su Secretario General Luis Almagro, que “demostró que solo
defiende los intereses de los Estados Unidos de Norteamérica en desmedro de los
latinoamericanos y caribeños”. En este marco la Celac (Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños) que incluye 33 naciones (toda la OEA, menos
Estados Unidos y Canadá, pero con Cuba) “tiene la oportunidad histórica de
poder potenciar proyectos populares en una región que, en el mundo actual,
necesita más que nunca posicionarse en conjunto”.
Integración
latinoamericana…a pesar de Bolsonaro
En la segunda semana de
febrero se reunirá en Buenos Aires la comisión directiva del PARLASUR,
encabezada por su nuevo presidente Oscar Laborde. Prometió su presencia en la
reunión el nuevo Ministro de Exteriores argentino Felipe Solá. A fines de
diciembre, Solá, se reunió con los diputados de este legislativo regional y
reiteró que para el nuevo gobierno ésta es una instancia “preponderante”. Posición
que implica un cambio sustancial. Nuevamente, los parlamentarios regionales
vuelven a ser valorizados por el gobierno argentino. Durante los cuatro años de
la gestión de Mauricio Macri, los legisladores del PARLASUR y el mismo
organismo regional fueron prácticamente ignorados. Desoyendo una obligación
legal, Macri no incluyó en el proceso comicial del 2019 la elección de los diputados
argentinos al PARLASUR. El organismo regional, entonces, ratificó el mandato de
los diputados argentinos que habían sido electos el 25 de octubre del 2015.
Oscar Laborde, pieza clave
en la construcción de las relaciones regionales argentinas, tendrá un gran reto
por delante: asegurar el funcionamiento y la dinamización del PARLASUR. Y
promover la política de integración que concibe el nuevo gobierno, opuesta
radicalmente a la no-integración regional a la que apuesta su par brasilero Jair
Bolsonaro. Como lo analizaba en su columna semanal en Cítrica Radio de
la tercera semana de enero, Oscar Laborde, fino analista internacional,
recuerda la voluntad de Alberto Fernández de fortalecer la relación con México
para “no quedar aislado…ni encerrado en una polémica suramericana con Brasil”.
En un análisis publicado en el Cohete a la Luna, Laborde reivindicaba la importancia de la Celac como marco “natural de la asociación continental”. La decisión de mediados de enero del año en curso de Brasil de suspender su participación en la Celac, creada en el 2010, integrada por 33 naciones y presidida a partir del 2020 por México, “es una forma de boicotear” todo aquello que pueda significar una política continental integradora y soberana, concluía Laborde.
En un análisis publicado en el Cohete a la Luna, Laborde reivindicaba la importancia de la Celac como marco “natural de la asociación continental”. La decisión de mediados de enero del año en curso de Brasil de suspender su participación en la Celac, creada en el 2010, integrada por 33 naciones y presidida a partir del 2020 por México, “es una forma de boicotear” todo aquello que pueda significar una política continental integradora y soberana, concluía Laborde.
(Sergio Ferrari)
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