Estados Unidos ha sido
y es cada vez más una sociedad culturalmente diversa y multiétnica, con una
presencia muy significativa de afroestadounidenses, que constituye la segunda
minoría más grande, siendo la creciente población latina la “gran minoría”.
Álvaro Vega Sánchez* / Para Con Nuestra América
La música latina fue protagónica, por primera vez, en el
Half Time Show Super Bowl 2020 con
la presencia de cuatro grandes representantes: Shakira, Jennifer López, J. Balvin y Bad Bunny. Ossiel Villada de El País destacó el fuerte
mensaje simbólico-político que significó la puesta en escena de niñas en una
jaula como expresión del horror de las políticas anti migratorias de Donald
Trump. Señaló: “Con su show Jennifer
López y Shakira enviaron un mensaje contundente al mundo sobre lo que está
pasando hoy con los migrantes latinos en Estados Unidos. Y también sobre la
imparable revalorización de la mujer en el siglo XXI” (https://www.elpais.com.co/ultimo-minuto/las-claves-del-mensaje-politico-que-jlo-y-shakira-enviaron-en-el-super-bowl.html).
Por otra parte, en un reciente video difundido en You Tube (https://www.youtube.com/watch?v=Ikgh4JbAWUU) se aprecia una elocuente presentación, en un acto de campaña del
candidato demócrata Bernie Sanders, por parte de un afroestadounidense apelando de manera conmovedora a no postergar por más
tiempo la conquista de las libertades ciudadanas para quienes hoy sufren
discriminación y exclusión. “El tiempo es ahora”, reiteró de manera contundente
y emotiva.
Estados Unidos ha sido y es cada vez más una sociedad culturalmente
diversa y multiétnica, con una presencia muy significativa de
afroestadounidenses, que constituye la segunda minoría más grande, siendo la
creciente población latina la “gran
minoría”. Ambas minorías han librado una lucha permanente por la defensa de sus
derechos civiles, su dignidad e igualdad como personas. Hoy han tenido que
renovar las fuerzas para contrarrestar la embestida racista de un gobierno que
levanta muros para contener la migración latina y eleva los decibeles del
discurso de la supremacía blanca. El mensaje reiterado de Trump de construir
una gran nación, que recoge el espíritu de la doctrina del “destino manifiesto”,
está teñido de sangre de ambas minorías; se propicia, así, una solapada limpieza étnica en aras de una
supuesta reconstrucción de la nación, para garantizar “progreso”.
Son los embates de un imperio en decadencia, que se resiste a buscar
derroteros no imperiales de convivencia global, y que busca oxigenarse desde un
discurso mesiánico restauracionista de corte
religioso, así como creando enemigos que supuestamente representan una
amenaza para la nación. Trump mismo ha sostenido que el miedo es el mejor
recurso para ejercer el poder, y ha
actuado en consecuencia. Ha puesto a la sociedad norteamericana en un estado de
guerra permanente no solo contra el “terrorismo islámico”, sino también
revistiendo de “terrorismo” a los flujos
migratorios y a las manifestaciones antirracistas.
Las condiciones adversas a que se enfrentan ambas minorías están
conduciendo a intensificar los vínculos para revitalizarse como movimiento
social contracultural, recogiendo la
riqueza de su histórica lucha, principalmente por la conquista de los derechos
civiles y la igualdad ciudadana. En esta dirección, resultan muy aleccionadoras
diversas manifestaciones discursivas y artísticas por parte de actrices,
actores, cantantes, líderes religiosos, entre otros, apelando a una forma
alternativa de convivencia intercultural
que respete y promueva los derechos de una ciudadanía corporal y socialmente
diversa. Cuando los afroestadounidenses
y los latinos se unan se sacudirán los cimientos políticos y culturales de los
Estados Unidos.
Hoy estamos asistiendo a un nuevo perfil de los movimientos sociales
contraculturales cuyo rasgo más característico es su potencial emotivo-afectivo.
Un nuevo sujeto político que se afirma sobre la dinámica intersubjetiva de la
identificación fraternal, donde adquiere protagonismo cohesionador la comunidad
afectiva. Se expresa más que en las tradicionales formas discursivas
ideológico-partidistas en mensajes y gestos de gran fuerza simbólica-política, que
buscan afirmar los derechos de una corporalidad socialmente sensible y diversa.
Los latinos y afroestadounidenses constituyen una expresión de esta nueva forma
de lucha contracultural de alto contenido simbólico-afectivo, que puede
convertirse en una fuerza movilizadora importante en la actual coyuntura sociopolítica
de los Estados Unidos.
Más allá de esta coyuntura particular, se trata de un nuevo sujeto
político y cultural que ofrece signos esperanzadores para construir un modelo
alternativo de globalización afectiva, para una convivencia planetaria donde se
respeten los derechos humanos y de la naturaleza; es decir, la biodiversidad en
nuestra casa (oikos) común.
*Sociólogo
costarricense
No hay comentarios:
Publicar un comentario