La falta de políticas
de educación, se complementa con las políticas que generan desempleo e
informalidad. La deserción escolar que representa a más del 50 por ciento de
los niños que entran al sistema crea una juventud sin una formación adecuada.
En cambio, se observa como esta enorme masa de jóvenes sólo tiene como destino
el mundo de la informalidad que cultiva la delincuencia y el 'pandillerismo'.
Marco
A. Gandásegui, h. / Para Con Nuestra América
Desde
Ciudad Panamá
A principios del siglo
XX, Eusebio Morales inauguró el Instituto Nacional señalando que en sus aulas
se formarían los lideres del país y los conductores de la Nación. Sentó las
bases de una política de educación que era fundamental para garantizar la sobre
vivencia de la República. El Instituto se convirtió en el guardián de la
nacionalidad y en la promotora de la ciencia y de las humanidades. No fue
casual que de sus aulas salieron los estudiantes que encabezaron en enero de
1964 la insurrección del pueblo panameño contra la ocupación militar de EEUU en
la 'Zona del Canal'.
El proyecto de Morales
se diluyó apenas dos décadas más tarde cuando los gobernantes panameños
reorientaron sus objetivos. En la actualidad, el deterioro de la educación es
alarmante, tanto en las instalaciones físicas, como en los contenidos de los
planes de estudio. Los recursos que genera el país son desviados hacia
proyectos que sólo benefician a los sectores privilegiados.
La falta de políticas
de educación, se complementa con las políticas que generan desempleo e
informalidad. La deserción escolar que representa a más del 50 por ciento de
los niños que entran al sistema crea una juventud sin una formación adecuada.
En cambio, se observa como esta enorme masa de jóvenes sólo tiene como destino
el mundo de la informalidad que cultiva la delincuencia y el 'pandillerismo'.
La solución al problema
de los jóvenes sin educación y sin empleo está a la vista. Sin embargo, politicamente
el camino es bloqueado por intereses creados que imposibilitan la ejecución de
políticas coherentes. En el pasado las reformas educativas han sido rechazadas
por sectores privilegiados que manipulan las ideas en torno a una política de
educación para todos.
-En primer lugar hay
que definir que joven panameño queremos en 20 años (2040).
-Segundo, hay que
preparar a los educadores y crear la infraestructura adecuada (sin corrupción).
-Tercero, se requiere
un presupuesto que le permita al país reducir la deserción escolar a un 10 por
ciento.
-Cuarto, en este plan
tiene considerarse qué país queremos los panameños.
-Quinto, los recursos
que genera la posición geográfica tienen que invertirse en actividades
productivas en los sectores agropecuario e industrial.
-Sexto, el desarrollo
social y económico tiene que repartirse por toda la geografía del país y
-Séptimo, estas
industrias y actividades agropecuarias tienen que ser dirigidas por los jóvenes
que entran hoy a las escuelas y colegios, así como a las universidades del
país.
Desde hace 40 años el
país se encuentra en un rumbo equivocado. La desregulación de la economía y de
las decisiones gubernamentales, han creado un caos que para muchos no tiene
solución. La buena noticia es que sí tiene solución y sí se pueden aplicar
políticas correctivas. Lo primero que tenemos que hacer es observar la
realidad. Todos los panameños estamos de acuerdo que la corrupción en los
sectores público y privado ha llegado a su límite. Sin embargo, ¿qué hay detrás
de la corrupción? ¿Qué explica este deterioro de las instituciones y de los
inversionistas?
Un buen ejemplo del
deterioro es la renuncia del ministro de Seguridad Pública después de la fuga
de un criminal de alto perfil de un penal de máxima seguridad. Además, hace
pocos meses hubo un tiroteo dentro del centro penitenciario que le costó la
vida a 15 jóvenes. Ni la Policía Nacional ni las autoridades penales saben
cuales son sus funciones, ni en qué contexto político trabajan.
Otro ejemplo, hace poco
el ministro de Seguridad aprobó un plan para crear academias donde se
matricularían adolescentes con problemas de conducta. Por un lado, no le
corresponde al ministro de Seguridad incursionar en estas áreas. Por el otro,
se introdujo en un campo que le corresponde al Ministerio de Educación. Ni uno
ni otro tienen claridad en lo relacionado con sus funciones. Lo mismo ocurre en
la política económica, agraria, salud, seguridad social y los demás.
Hace más de cien años
Eusebio Morales, al inaugurar el Instituto Nacional, dijo que el sistema
educativo tenía que orientarse hacia la formación de nuestros líderes y
conductores. Hoy necesitamos un sistema educativo que recupere la visión de
Eusebio Morales. La sobre vivencia del país depende de nuestra capacidad para
introducir cambios profundos y formar nuevas generaciones comprometidas con el
destino de la Nación.
La ‘estrella’
(educación) del presidente de la República no puede ser simplemente un
cartoncito en un mural.
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