Las grandes crisis, como
las marejadas, sacan a la superficie lo que permanecía oculto en los periodos
de calma. Ante nuestros ojos está sucediendo algo similar en relación con la
política exterior de Estados Unidos con la región sudamericana.
Raúl Zibechi / ALAI
Volver sobre el caso de
espionaje sufrido por Brasil a manos de la NSA, develado por Edward Snowden,
las causas y las reacciones que está provocando en el gobierno de Dilma
Rousseff, puede contribuir a aclarar la coyuntura regional que atravesamos.
La columna del
contrarrevolucionario cubano Carlos Alberto Montaner en el Miami Herald del
pasado 25 de septiembre está dedicada a las opiniones de un supuesto ex
embajador de Estados Unidos. Más allá de que las citas sean reales o inventadas
(siempre es necesario desconfiar de un agente de la CIA acusado de actos de
terrorismo contra Cuba), parecen reflejar lo que piensa por lo menos una parte
del establishment estadunidense y explica algunas razones por las cuales Brasil
fue espiado.
Para Washington, dice
Montaner, “el gobierno brasileño no es exactamente amable”, ya que “los amigos
de Luiz Inacio Lula da Silva, de Dilma Rousseff y el Partido de los
Trabajadores son enemigos de Estados Unidos”. Y a continuación cita el apoyo de
Brasil a los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Cuba, Irán y la Libia de Muammar
Kadafi. Dos hechos considera el supuesto diplomático como graves: el
alineamiento de Brasil en “casi todos los conflictos” con China y Rusia, y la
inversión de mil millones de dólares en el desarrollo del superpuerto de
Mariel.
El puerto de aguas
profundas de Mariel, donde pueden operar los grandes barcos que atraviesan el
Canal de Panamá, construido por Odebrecht con financiación del BNDES, se
convertirá en uno de los principales centros comerciales para Centroamérica y
el Caribe, en puerta de entrada de productos brasileños a Estados Unidos y
bisagra comercial con Asia. La zona especial de desarrollo Mariel puede
volverse un potente polo industrial capaz de atraer empresas brasileñas y ahora
también multinacionales chinas automotrices, farmacéuticas, de equipos de
climatización y de biotecnología ( Granma, 25 de septiembre de 2013).
La zona especial puede
ser la locomotora económica de Cuba y contribuir a desbaratar el embargo contra
la isla. Parece evidente que es una jugada estratégica compartida por Cuba,
China y Brasil, que molesta profundamente al imperio.
Pero las consecuencias de
las revelaciones de Snowden se hacen sentir en por lo menos dos aspectos. El 86
por ciento de los contenidos de Internet que circulan en la región sudamericana
están alojados fuera, en particular en Estados Unidos. Cualquier usuario de
Gmail, Hotmail y Yahoo, por ejemplo, aunque el emisor y el destinatario vivan
en Sudamérica, sus datos pasan antes por los nodos estadunidenses, sobre todo
por los instalados en Miami.
Esa realidad va a empezar
a cambiar pronto. La iniciativa esta vez partió del Mercosur. El 17 de
septiembre se realizó en Caracas la primera reunión de “autoridades y expertos
en seguridad informática y de las telecomunicaciones del Mercosur”, a la que
asistieron delegados de Argentina, Bolivia, Brasil, Uruguay y Venezuela. Entre
las principales resoluciones aprobadas figura “el establecimiento e
interconexión, en el corto plazo, de centros de datos para el almacenamiento y
la distribución de contenidos entre los países miembros, incluyendo el
desarrollo y alojamiento de servicios propios”.
El objetivo es hacer más
seguras las comunicaciones y “reducir la dependencia de la tecnología
extranjera, garantizando la soberanía de los pueblos del Mercosur, considerando
que actualmente el intercambio del tráfico de Internet entre los países de la
región hace tránsito mayoritariamente por Estados Unidos”.
Se están articulando
varias iniciativas: la interconexión de una infraestructura de red de fibra
óptica regional con las nacionales, proceso en marcha desde tiempo atrás ( La
Jornada, 2 de diciembre de 2011); la creación de nodos regionales y quizá
nacionales, centros de datos en cada país, y una legislación que proteja la
información. Uno de los cambios más notables será la creación de servicios de
videoconferencias, chat y “computación en la nube”, entre otros, de
carácter regional, en el que las diversas instituciones nacionales deberán
colaborar.
Salvo en Uruguay, no
existe en la región ningún sistema de e-mail público y gratuito, aunque Adinet
(de la telefónica estatal Antel) no puede competir con las multinacionales ya
que no ofrece los servicios más atractivos. El Servicio Federal de
Procesamiento de Datos (Serpro) de Brasil desarrolló un correo electrónico para
uso del Estado (expressomail) que cuenta con 700 mil usuarios. Ahora las
diversas empresas nacionales podrán colaborar en el diseño de un sistema de
correos por Internet que no pase por Miami ni por ningún nodo extrarregional
para las comunicaciones en la región.
Si la estatal brasileña
Correos desarrolla antes de fin de año un e-mail nacional seguro con todas las
prestaciones que tienen Gmail y las otras, como decidió el gobierno, podrá
compartirlo con los demás países del Mercosur y de la Unasur. En ese sentido,
la reunión de Caracas debe considerarse como un punto de inflexión.
La segunda cuestión se
relaciona con la compra de 36 cazas de quinta generación por parte del gobierno
de Brasil, decisión aplazada desde hace 13 años cuando gobernaba Fernando
Henrique Cardoso. En 2009, Lula anunció que se comprarían los Rafale de la
francesa Dassault desechando los F-18 de Boeing. Meses atrás era casi segura la
decisión de Dilma a favor de Boeing, pero ahora la compra se aplazó hasta 2015,
después de las elecciones presidenciales ( Valor, 26 de septiembre de
2013). En dos años la opción puede ser bien distinta.
Las decisiones
estratégicas que pueden modificar el tablero geopolítico se suceden con ritmo
vertiginoso en la región. Nunca antes el rey estuvo tan desnudo como ahora.
Nunca antes fue tan claro que no hay caminos intermedios, como los que
pretendió transitar el gobierno brasileño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario