Crisis, sí, pero no para todos. Los más
ricos cada vez más ricos, y los pobres cada vez más pobres. No olvidemos que se
trata de la lógica del sistema.
Rafael
Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica
Ojéense las revistas del corazón
españolas y latinoamericanas, en donde se comenta como ha pasado el verano la
realeza, el jet set y la farándula. Véanse los índices de ventas de
apartamentos de lujo en Punta del Este, Marbella o Miami. Analícese el informe
del banco Credit Suisse, que certifica un importante aumento del número de
millonarios, inclusive en zonas tan marginales como Centroamérica, y quedará
convencido que esa crisis de la que tanto se habla no existe, que es un invento
de los cabeza calientes que creen ver el fin del capitalismo a la vuelta de la
esquina.
En efecto, el capitalismo en su etapa
actual, dominada por el capital financiero, produce riqueza como nunca antes en
la historia de la humanidad. Incorporó todo el orbe a su insaciable sed de
ganancia; reorganizó el mundo del trabajo para hacerlo más eficiente a sus
propósitos; subordinó la política a sus necesidades.
Los instrumentos que se han forjado para
que la acumulación de riqueza sea cada vez más efectiva son sofisticados y
evidentes. Las grandes corporaciones bancarias y financieras constituyen el
corazón de ese sistema y no se detienen ante nada con tal de acrecentar sus
estratosféricas ganancias.
Los beneficiarios de tal aparato son
cada vez menos, y los damnificados cada vez más. Como dice el informe del
Credit Suisse antes mencionado, solo en los últimos diez años, la riqueza
mundial ha crecido en un 68% pero, ¿cómo se ha repartido el fruto de ese
crecimiento?: el 10 % más acaudalado
posee el 86 % del total de los activos en el mundo, y el 1 % más adinerado posee el 46 % de toda la
riqueza.
Público.es nos informa que desde
mediados del 2012, la cantidad de millonarios a nivel mundial ha crecido en
casi dos millones y la mayoría de ellos proviene de Estados Unidos. Hasta en
Centroamérica, región marginal inclusive dentro de la marginalidad
latinoamericana, un pequeño grupo de 1.025 millonarios —que equivale al 0.041%
de la población regional- acumula fortunas por 137.000 millones de dólares. Son
1.025 personas que se codean con los más ricos de América Latina y que ya
suponen el 14.3% de los multimillonarios latinoamericanos dice el diario El
País.
Con un promedio de 133,6 millones de
dólares por cada fortuna, las cifras impactan en una zona en la que la mitad de
sus 43 millones de habitantes sobrevive hundida en la pobreza extrema, con
severos cuadros de subnutrición. Los datos de FAO ofrecen una dura realidad:
las cifras de hambre en Centroamérica se estancaron en 8 millones de víctimas
en el periodo 1999—2001 y aunque entre 2007 y 2009 bajaron a casi 7,4 millones,
después aumentaron de nuevo y en el lapso 2010—2012 se incrementaron a 7,7
millones. La previsión es que continúen creciendo.
En España, en donde el Partido Popular
sigue tomando medidas de austeridad en aras de pagar la deuda contraída con la
troika compuesta por el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional
y la Comisión Europea, el número de millonarios aumentó en un 13% según la
memoria de Cáritas, organización que al mismo tiempo ha tenido que atender
asistencialmente a un 47% de personas más que hace cuatro años, en un país que
soporta una tasa de desempleo de 26,3%. Esto significa 3 millones en pobreza
extrema.
Pero esa misma organización denunció que
más que la pobreza es la desigualdad la que se está disparando en ese país, en
donde los ingresos medios de las personas más ricas son siete veces superiores
a la media de aquellos que menos tienen: “La fractura social se ha instalado
entre nosotros y con el tiempo cada vez será más difícil que las personas
empobrecidas puedan salir de la exclusión”, concluye.
Crisis, sí, pero no para todos. Los más
ricos cada vez más ricos, y los pobres cada vez más pobres. No olvidemos que se
trata de la lógica del sistema.
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