Acá dicen que usted
va a recibir en audiencia al presidente de Panamá. Aunque otros obispos de Roma
han recibido a militares asesinos como Pinochet, Videla y Ríos Montt, pienso
que ahora podría ser diferente. Hace un año, dos años, tres años, fueron
asesinados unos indígenas y gente de organizaciones populares, por la policía
de Panamá, y el principal jefe de ella es el presidente que usted va a recibir.
Jorge Sarsaneda del Cid /
Para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá
Panamá, 16 de octubre de 2013
Querido Hermano
Francisco:
Alguien dirá que
¡qué igualado ese tipo que le llama “compañero” a Su Santidad! En realidad,
usted es de la Compañía de Jesús y yo también, de modo que –con todo respeto-
somos compañeros. Dicho lo dicho, paso a exponer algo de lo que probablemente
usted ya ha sido informado, pero pensé que mi deber era comunicarlo también.
Son ríos de
tinta los que han corrido hablando de usted. La mayoría de las cuestiones que
he leído son positivas y sobre todo, me dan esperanza. ¡Qué bueno que el Obispo
de Roma nos dé esperanza! Es lo mejor que he sentido con respecto a usted en
estos seis meses. Gracias por contagiar esa virtud, que bastante falta nos
hace.
Acá dicen que usted
va a recibir en audiencia al presidente de Panamá. Aunque otros obispos de Roma
han recibido a militares asesinos como Pinochet, Videla y Ríos Montt, pienso
que ahora podría ser diferente. Hace un año, dos años, tres años, fueron
asesinados unos indígenas y gente de organizaciones populares, por la policía
de Panamá, y el principal jefe de ella es el presidente que usted va a recibir.
¡Ni siquiera se ha pedido perdón por esos asesinatos! Por supuesto, han quedado
impunes.
Pero ahí no
queda todo: tengo 67 años y, desde que tengo memoria, no había visto ni
presenciado tanta corrupción como en el gobierno actual. Su único afán es el
dinero, la ganancia al precio que sea. Es otra forma de matar: la impunidad, la
corrupción, el engaño, el robo del dinero público.
Es cierto, los
datos de crecimiento económico son fantásticos (¡casi 11% en 2012!), pero somos
el segundo país de América en inequidad. Hay mucho dinero, pero el 62% de los
niños indígenas están desnutridos y el 93% de la población indígena vive en
pobreza. ¿Qué crecimiento es ese? ¿Se está matando a la gente en nombre de la
economía?
En ese afán
desmedido –alocado- por ganar dinero, se han construido hidroeléctricas de
manera no planificada –causando el consiguiente daño- y se están explotando minas
que están dando al traste con el equilibrio ecológico de un país tan pequeño
como este. Es otra forma de matar.
La educación
formal en este país va de mal en peor. Las culturas, la historia, la educación
sexual son temas apartados de la enseñanza. Sin hablar del pésimo estado de las
escuelas en las zonas más pobres y del miserable pago que se da a los maestros.
¡Y eso que la ministra es miembro del Opus Dei! ¿Se quiere matar la cultura?
La organización
de la salud está enfocada al negocio, no a la prevención ni a ayudar a los que
más la necesitan. En los hospitales nacionales ha habido envenenamientos y
muertes múltiples por descuido de las autoridades y todo ha quedado en nada.
Ese es gobierno
que preside el señor Martinelli, quien lo va a visitar. Ojalá le pueda decir
que piense un poco más en la gente pobre, en los que no son empresarios
grandes, en los que no le damos ganancias. Que reconozca de manera efectiva las
muertes que se han provocado y a ver cómo hay, por lo menos, una indemnización
justa. Que se organice la educación y la salud en función del pueblo y no del
negocio. Que la ecología se respete porque es el regalo de Dios para nosotros,
que todos tenemos derecho a vivir en plenitud.
En fin, hermano
Francisco, ojalá que en esta visita –gracias a sus palabras- el presidente de
Panamá logre iniciar un camino de conversión en beneficio del país. Gracias por
escucharme. Su hermano, pecador y sin embargo, llamado a ser compañero de
Jesús,
Jorge
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