En julio de 1996, el
operador buitre Elliot interpuso una demanda en una corte de la ciudad de Nueva
York contra la República de Panamá por el pago de los US$28.7 millones más intereses y costos. El caso
llegó a la Corte Suprema del Estado de Nueva York donde la demanda del ‘buitre’
fue aceptada. Panamá tuvo que pagar más de US$57 millones y otros 14 millones
de dólares que fueron repartidos a otros interesados.
Marco A. Gandásegui, h. / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá
Los operadores
financieros que se autodenomina ‘buitres’, con sede en la ciudad de Nueva York,
tienen años de estar aleteando sobre los ahorros de los trabajadores
argentinos. Pretenden arrancarle al gobierno de este país 3 mil millones de
dólares por una deuda que compraron por sólo 48 millones de dólares en 2001. La
historia de los ‘buitres’ de la Gran Manzana se inició en 1996 cuando, por primera
vez en la historia, un tribunal local norteamericano aceptó una demanda contra
un gobierno soberano. El caso se refería a Panamá.
Según la socióloga
Saskia Sassen, quien escribe en la revista Foreign
Policy (3 de agosto de 2014), las operaciones financieras que realizan los
‘buitres’ son “una perversión de la ley internacional”. Se realizan bajo la
mirada complaciente de las autoridades fiscales de EEUU.
El caso de Panamá se
inició en octubre de 1995, cuando la empresa “Elliott Associates L.P.” compró
un segmento de la deuda panameña valorada en US$28.7 millones por sólo US$17.5 millones. Los grandes bancos
titulares del monto creían que la deuda panameña era impagable. Entre los
bancos se encontraban el Citi y el Credit Suisse que le vendieron el paquete a
Elliot.
Cuando el gobierno del
entonces presidente Pérez Balladares convocó a los bancos dueños de la deuda
panameña en 1995 para buscar un arreglo o reestructuración todos aceptaron,
menos Elliot. En julio de 1996, el operador buitre Elliot interpuso una demanda
en una corte de la ciudad de Nueva York contra la República de Panamá por el
pago de los US$28.7 millones más
intereses y costos. El caso llegó a la Corte Suprema del Estado de Nueva York
donde la demanda del ‘buitre’ fue aceptada. Panamá tuvo que pagar más de US$57
millones y otros 14 millones de dólares que fueron repartidos a otros
interesados.
El caso de Elliot
contra Panamá creó nueva jurisprudencia al permitirle a un particular anteponer
en tribunales de un país demandas contra Estados (supuestamente)
soberanos.
La acción que contó con
el beneplácito de jueces locales rompió con una tradición que se remontaba a la
creación de los Estados-naciones en el siglo XVII. La táctica utilizada contra
Panamá, según Saslia Sassan, no atrajo mucha atención en los medios
especializados de la época. Sin embargo, en Wall Street los ‘buitres’ de todos
los colores y tamaños comenzaron a hacer planes. De una vez apuntaron hacia la
deuda de países tan distantes como Ecuador y Rusia.
La decisión tomada en
1996 ha creado una nueva tendencia hacia el trato de las deudas que contraen
países pobres con unas elites insaciables. Entre el final de la segunda guerra
mundial (1945) y fines del siglo pasado, instituciones como el Fondo Monetario
Internacional (FMI) o el Club de París mantenían un cierto financiero en las
transacciones internacionales. Este arreglo tenía ventajas políticas ya que
sometía a los países dependientes de las agencias de los países más poderosos
(por ejemplo, EEUU).
Los grandes bancos que
operan a escala global tienen los recursos para demandar a los países
endeudados más débiles. No lo hacían porque no respondía a las reglas del juego
político. Además, se sentían cómodos dejando que los gobiernos de los países
más poderosos y sus agencias (FMI, Banco Mundial y otros) negociaran por
ellos.
La socióloga Sassen
señala que cuando Panamá fue obligada a aceptar los términos del ‘buitre’
Elliot, debió haber habido un debate sobre el significado de las nuevas reglas.
“Desde el punto de vista técnico, los fondos de un (país) soberano son
propiedad de su ciudadanía”. Lo que ocurre es que los ahorros de un pueblo son
entregados a un operador financiero que se especializa en especular en el
mercado. La irresponsabilidad de la elite insaciable es cosechada por un grupo
de activistas de dudosa reputación.
La operación inaugurada
en 1996 por Elliot en Panamá ahora la está aplicando Argentina. En este último
caso, el monto es mucho más sustancial. El valor de la deuda original de
Argentina que compró Elliot en 2001 tenía un valor de US$48 millones. En la
actualidad, en papel vale US$630 millones. Sin embargo, el ‘buitre’ demanda
US$1.5 mil millones. Sumando intereses y otros costos, Argentina pagaría US$3
mil millones.
El gobierno argentino
presentó el caso en la Corte Internacional de Justicia en La Haya. Este paso
sacaría las decisiones de las manos de unos jueces locales de la ciudad de
Nueva York.
4 de septiembre de 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario