El
ecosistema informático y comunicacional que hay que construir en Venezuela pasa
por priorizar el acceso y la inclusión por encima de la velocidad, diluyendo
prácticas modernas del progreso en verdaderas pautas de una ecología de las
nuevas plataformas sociales, para una democracia que trascienda la
lógica del desecho estigmatizador.
Jesús Alejandro Marcano F. /
Especial para Con Nuestra América
Desde
Maturín, Estado Monagas, Venezuela
Luce
hoy como un demodé andar tejiendo la vida fuera de lo que se
ha dado en llamarse el mundo de las
redes, ya es cotidiano encontrarse con quienes sudan, marean, se aburren y
sienten desmayo al momento de ocurrir una desconexión temporal, un problema que
no puede hacerse del diario vivir ante las exigencias de una lógica del
“bienestar del desecho” que se ha instalado por encima de cualquier ideología
desde la ideología de dominio-mundo.
Parece
fuera de sí que se diga que Venezuela junto con Cuba y Haití tienen poca
velocidad en internet, eso es catastrófico, prácticamente un fardo y un estigma
que no se puede soportar y que lleva a negar nuestra condición de integrantes
de éste país-nación. Esto es: jamás podríamos sentirnos orgullosos de un país
así, el progreso como imagen impuesta de la modernidad que todo lo simboliza y
lo ritualiza para la imagen de otro lenguaje, ya es común que haya generado esta identidad comunicacional.
Ya
las transnacionales de las “nuevas guerras” juegan con eso y CNN entrevista a
la gente preguntando qué le parece que Cuba, Haití y Venezuela sean los países
con menos velocidad en internet en América Latina, ya la pregunta es una
trampa, ya la mentira en el camuflaje de la interrogante envía todo su veneno
dosificado, se sabe del estigma, esto es; las revoluciones socialista cubana y
bolivariana venezolana están a niveles paupérrimos de la “democrática
internet”, de la información “libre y sin mordaza” y más aún la Haití atrevida
de ser la primera en liberarse políticamente de los imperios europeos. Se
insiste en la falacia de la “neutralidad de la red”, de modo que la restricción
por cualquier vía, entre ellas, la velocidad es un atentado a la libre
información y al acceso a la misma. La
otra transnacional de la información, la BBC de Londres publica hace ya un
tiempo con su amarillismo “un país desaparece del internet”, refiriéndose a
Venezuela. Todo ello caldo de cultivo para lo que avecinan.
Venezuela
transcurre estos últimos quince años de dinámica política, desde mi humilde
apreciación, con muchos errores conceptuales, filosóficos, doctrinales en lo
político, económico, técnico y operativo de incidencia ética, moral, jurídica,
pero con grandes esfuerzos de voluntad, capacidad y organización haciéndose
para ir dando cuenta de la complejidad en la batalla interesada de
nación-mundo/ nación-localidad para engranar en la opción o la posibilidad de
respeto a la condición humana desde todo un legado histórico, político,
geográfico y civilizacional endógeno. Es
intenso el ejercicio como intensa es la vida del combate y la lucha. No
obstante la crítica y autocrítica requiere ser más descarnada, más
revolucionaria, de mayor avance, con más fuerza; no hemos luchado para
conformarnos con lo que tenemos, la conformidad es absolutamente conservadora y
propia de quienes desmayan como en el campo electrónico y mass mediático que el
mundo ha fijado para generar la contradicción de liberar esclavizando en un
ecosistema de corte comunicacional.
En
ese sentido no son ingenuas, desinteresadas ni neutras semejantes aseveraciones
de las transnacionales del mercado de la opinión, para ello necesario es
caracterizar que ciertamente estamos en un novísimo “ecosistema
comunicacional”, “ecosistema de la información” que se exige valorar en su
justa dimensión.
Nuestra
condición de país asediado por desarrollar una práctica divergente a la
costumbre heredada de país orbitando en la periferia del capitalismo
dependiente que gravitaba en las políticas norteamericana, nos lleva a sufrir
un conjunto de consecuencias que irremediablemente debemos vencer, el ámbito de
lo informático y comunicacional como espacio privilegiado del ecosistema que se
construye es otro campo donde hay que estar a tono.
Pero
afirmar sólo eso, lo que sentencia la transnacional de Atlanta, permite que ya
queden estigmatizados quienes hacen de las redes su mundo, pues importa poco
investigar y problematizar cuando el imaginario de redes envuelve a ese otro
modo que avanza de la política como ejercicio de lo efímero y del nihilismo
comunicacional.
Las
redes son las herramientas por
excelencia hoy: facebook, twitter, permiten
en tiempo real dar a conocer cualquier evento o actividad que puede
convertirse en hecho político, esto es, en un interés que vectoriza el juego de
las relaciones de dominio y de fuerzas que están en las batallas de nuestro
cuerpo social. No es extraño encontrar en las redes personas que nunca en sus
vidas hayan tenido algún oficio de la política, algo que ver con eso y que hagan de sus vidas hoy permanentes oficiantes de la política con las
herramientas de las redes, esto sugiere que
su “no política de oficio” fue una incapacidad en el lenguaje de vínculo
con otras comunidades que hoy permutan, cambian y si posibilitan en las
comunidades de redes, aquellas menos
ligadas al cara a cara y menos cercanas
a los ritos proxémicos, algo así como le ocurre a las personas que al
encontrarse a quien quiere decirle “las cosas” se le imposibilita porque lo
tienen al frente, pero al usar el móvil le dice en texto hasta lo inimaginable,
¿lo que hace el no estar en cara a cara?, ¿lo que inhibe el cara a cara?.
Estamos entonces ante un oficio de la política del no cara a cara, pero por eso
mismo totalmente deshinibida ante una transparencia trampada.
Se
viene construyendo en consecuencia otras plataformas sociales que generan
otros activismos; activistas holgazanes,
activismos desde la casa, más propio de quienes asumen la política desde
espacios de confort y “cambian el mundo” desde su confort. Un holgazanear que
revela y devela el auténtico ser, un escapar para estar sólo y desde esa
soledad considerarse el político de este tiempo, similares a las máscaras, a
los carnavales, disfrazarse para ser, cierta contradicción de la
despersonificación para ser la persona, dejar de ser para ser, son los que son
porque no son, una liberación extraña para mi humilde saber. Pero así en esa plataforma social vamos a
encontrar un ejercicio del periodismo, digámoslo no profesional como periodista
de calle o reporteros digitales.
Esto
implica un desafío y un avance significativo si sabemos aprovecharlo éticamente
por la verdad constatativa que todavía nos queda. Un mundo sin fronteras desde
estos espacios, pues basta un teléfono móvil o celular y usted es un reportero
digital, transmite información, videos, audio o imágenes, podemos recordar
cuando el Golpe de Estado de los “meritocráticos” de PDVSA, la FEDECAMARAS,
CTV y la Coordinadora democrática , los
celulares, el internet fueron la via de mejor acceso a la información de lo que
ocurría cuando los canales de tv se hacían los distraídos por sus vínculos y
compromisos con la Venezuela de la órbita gravitacional en USA.
El
apoyo a las manifestaciones que los universitarios chilenos desarrollaron por
la educación gratuita y contra la privatización es otro ejemplo
latinoamericano, cuando comenzaba este ecosistema en México la marcha de los
zapatistas tuvo en esta vía expedita un gran desarrollo, y para las
transnacionales de la comunicación como CNN invocando a una bloguera cubana
como símbolo de resistencia, son ejemplos que nos permiten aseverar la
importancia del ecosistema en Venezuela y América Latina.
Esta
semana, estupefactos, vimos la noticia de un brote de ébola o meningococcenia
en el Hospital Central de la ciudad de Maracay capital del Estado Aragua del
centro del país. ¿Quién produjo la noticia? o más justo decirlo, la mercancía
informativa que debían comprar los oficiantes de la política de la Venezuela
orbitada en la dependencia periférica norteamericana, nada más y nada menos que
la transnacional CNN y el portal Dólar Today. En qué consistió, nuevamente en
el veneno dosificado para la estigmatización, “somos de los países pobres, sin
idea de progreso, atrasado” y todas aquellas frases que calan en los
prejuicios, que no voy a calificar, que tiene una particular tribu que intenta
asaltar ya reiteradamente el sentir de venezolanos con tantos derechos y
aspiraciones como ellos.
CNN
y Dólar Today, según el Gobernador del Estado Aragua, todavía no desmentido por
estas, usan imágenes que corresponden al 2003 y al 2012 mostrando a niños y
adultos con signos de enfermedades raras, ya en Venezuela un amplio sector está
claro del papel de medios como los señalados y la misma metodología de la calle
nos ha llevado a la metódica de la problematización y la duda como mecanismo
ante la dosificación que inoculan las transnacionales. Ya es reiterativo la
falta a la ética periodística y al
profesionalismo de estos medios.
Fresco
sigue en nuestra memoria el caso
WikiLeaks, expresión real de quienes atacan el derecho a la información
y esto también nos permite para otra reflexión de debate de las redes como contra poder, dijo el
congresista republicano Ron Paul en defensa de Julian Assange"en una sociedad libre se supone que sepamos la verdad".
Lamentablemente para Paul, ni son libres ni viven de verdades, ustedes pueden ver
como CNN y Dólar Today esta misma semana hacen de la mentira su arma, todavía
hay quien de buena fe no considera que estamos en batallas.
Qué
decir de los ciberutópicos y de la ciudadanía digital en Venezuela; esto es
sobre la concienciación a partir de allí, las agendas globales y la
movilización, la relación de redes comunicacionales y transformaciones
políticas. Cómo el giro del folleto, el periódico, el cartel y otros es el
hashtags, el twitter, el facebook y los blogs. Este debate no está ausente del
diálogo de saberes, de las teorías pedagógicas y la construcción de una gran
escuela, de una gran universidad cuyos colores sea el variopinto y heterogéneo
mestizaje que compone la Venezuela y la América Latina y caribeña que hoy
comienza a dibujarse.
¿Bastan
los infocentros y las canaimitas en Venezuela? Ellos son un esfuerzo loable y
de necesaria urgencia así como las tablet, los vergatarios, orinoquias,
etc; pero se requiere que CANTV se ponga
a tono, una revolución no descansa y hace de lo extraordinario una
cotidianidad, ¿tenemos revolución en Venezuela o sólo un capitalismo de
políticas socialdemócratas?, sólo
estaríamos en un capitalismo de estado con muchas reformas al estilo
socialdemócrata y pocas transformaciones si sigue siendo cotidiano los niños y
niñas en las calles vendiendo mercancías y mercantilizándose, si no hay
respuestas a la gente ante sus dificultades elementales claramente propia del
burocratismo, no me estoy refiriendo al vulgar ejercicio político del
contrabando y toda la “guerra” que vivimos precisamente por quitarles las
amarras al conservadurismo instalado en quienes no aceptan perder los
privilegios históricamente heredados, una cultura crítica sobre otras preguntas
en cuanto a la dirección transfronteriza que se hace con los medios y los mass
media son tareas inmensas a asumir, las críticas no pueden ser
menores, la población debe tener dominio de las redes y desarrollar una
heurística de ellas, el conocimiento y la educación son liberadores y mantienen
siempre nuestras esperanzas. Asumamos el debate en este tema, la educación y
las teorías pedagógicas con sus congresos deben marcarnos algunas pautas...
Ahora
bien, la pregunta de CNN al principio de este artículo, ¿qué es lo que pasa con
la velocidad?, si bien es cierto y es necesario y abogo porque se asuma un
compromiso de mayor valía por aumentar la velocidad del internet, no es menos
cierto y si de más compromiso por nuestra condición de hacer de la penetración
del internet a todos los sectores nuestra mayor conquista y es que la inclusión
es la política de estado de mayor envergadura que en todos los órdenes debemos
abonar. Venezuela supera la media de la región latinoamericana y con creces a
toda áfrica sobre la penetración con internet en más del 40% en todos los sectores de la población.
El
avance debe ser en ese sentido y las 1500 comunidades de pobreza extrema que
hoy se le presta la atención para
solventar esa situación negadora de la condición humana mediante las bases de
misiones deben contar con una política en este sentido. La crítica no debe
quedarse en que los venezolanos somos los más consumidores de smartphones en
América Latina con este “castrocomunismo”, sino que hay que desarrollar con más
eficacia y eficiencia las políticas que se asumen desde la condición de país en
pugna con el más grande imperio, no podemos aceptar equivocaciones que tienen
en la distracción, la corrupción y el burocratismos grandes asideros, muchos
proyectos sin concretarse, y necesitamos contraloría social, ¿que ha pasado con
eso?. Por ejemplo no podemos exhibir el costo por conexión de mnps por encima
de nuestra región latinoamericana y
caribeña, ella es nuestra comparación y estamos por encima del costo promedio,
de allí que se requiera con urgencias correcciones. ¿Cómo podemos exhibir eso?,
necesario es hacer que la política comunicacional dé cuenta de eso como país
que luce irremediablemente y en todos órdenes en un proceso de inclusión y no
una exclusión desde la inclusión.
Las
ganancias de nuestra estatal de las comunicaciones CANTV, son enormes y está
bien que así sean; es una demostración evidente de lo que se puede hacer para
despecho de quienes no creen en la calidad endógena, igualmente es
satisfactorio que esas ganancias no vayan a engordar acciones privadas sino que hayan servido para programas como las
canaimitas y otros, no obstante ello,
necesario son los infocentros en esas
comunidades que se pretenden sacar de la pobreza extrema.
Todo
ello con una educación de la caracterización de esta era para hacerles las críticas demoledoras que
nos permitan colocar en el relieve del diálogo que los métodos para el
desarrollo de nuestro espacio epocal no se ha debido al trabajo y a la ley de
un orden idílico de grandes hombres y mujeres ahorrativos y filantrópicos
distintos a los derrochadores, estúpidos y perezosos con que somos dibujados
por la pluma y tinta de la impronta que dirigen desde sus portales y
transnacionales el ecosistema en que vivimos. Ya Brasil dio un paso importante
para que su internet no sea intervenido, sigamos su ejemplo sin complejos,
ellos volverán a actual sobre los gustos que le crearon a los acomplejados para
rabiar que hay un atentado a la libertad con la que han esclavizados a nuestros
pueblos. Con despojos, esclavizaciones, asesinatos en masas se adueñan en
áfrica de las minas para la construcción de los aparatos que permiten con las
herramientas de éste tiempo, multiplicar las ganancias de esa explotación para
el uso de la mentira y el engaño.
Nuestra
región requiere asumir la revolución tecnológica pero desde otro ángulo, y no con la violencia
propia de quienes hacen culto a la muerte y que
hoy vemos en la destrucción del África para darle velocidad a nuestro
tiempo; haciendo de éste el tiempo de ganancia en los pecados del Dante,
velocidad para que el “vampiro del norte” viva en su momento de mayor declive.
Pongámosle su límite parafraseando a Feverbach, “donde no hay límite ni tiempo
ni necesidad, tampoco hay cualidad ni energía ni espíritu ni fuego ni amor”,
nosotros que padecemos por tener límites tenemos la necesidad de ser necesario
(valga el juego) somos como América latina y caribeña, nuevamente nosotros, una
opción y la posibilidad del género humano de esta época con imperiosa exigencia
de la revolución ética. Romper con políticas reales el gran parque psíquico, la
hipnosis colectiva que con las tecnologías electrónicas enmudecen distinciones
y diferencias para que todo sea distinto y diferente; qué diferencia desde allí
lo público de lo privado, lo interior de lo exterior, lo íntimo de lo expuesto,
es cotidiano escuchar a un padre decirle a su familia salgan de mi cuarto que
voy a descansar íntimamente y con su sapi y tv entra a su cuarto el mundo con
todos sus canales y menos la familia. Es la contradicción hecha vida cotidiana
que debemos reflexionar, quizás sin darnos cuenta, que una nueva racionalidad
comienza a echar raíces, un sentido común, surgido de un sentido en todos los
demás sentidos que comienza a unificar a multitudes en una imagen.
Una
lógica instalada ya nos quiebra los sentidos, pues nos escinde y nos separa de
la naturaleza, de la “naturaleza al natural”, ya el tacto es una presión en la
piel, hasta allí llega la “tactilidad”, ud mujer y ud hombre es sólo un
artificio, un artefacto, un fetiche, una vulgar mercancía vectorizada, dirigido
o teledirigido desde un portal como Dólar Today o una transnacional del mercado
homogeneizante del pensamiento único del fundamentalismo neoliberal como CNN.
Por
ello es que el ecosistema informático y comunicacional que hay que construir en
Venezuela pasa por priorizar el acceso y la inclusión por encima de la
velocidad, diluyendo prácticas modernas del progreso en verdaderas pautas de
una ecología de las nuevas plataformas sociales, para una democracia que trascienda la lógica del desecho
estigmatizador.
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