El gobierno de Obama
contrató este año, por 145 millones de dólares, a una filial de Elbit Systems
–la empresa israelí que levantó el muro en Cisjordania– para que refuerce la
vigilancia en la frontera entre Estados Unidos y México.
Gustavo Veiga / Página12
El muro de Berlín cayó
hace 25 años, la Guerra Fría terminó con él, pero la muralla antiinmigrantes en
Estados Unidos se agranda cada vez más y la frontera con México se recalienta.
La idea de ampliar y hacer más sofisticado el sistema de control en los 3200
kilómetros que separan a los dos países es un tema que se repite. A una
propuesta reciente del legislador republicano Mark Sanford para tapiar toda la
frontera, el secretario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de EE.UU.,
Jeh Johnson, le respondió la semana pasada: “Si construyo un muro de 15 pies de
altura, alguien va a construir una escalera de 16 pies”. Como fuere, su área
contrató este año por 145 millones de dólares a una filial de Elbit Systems –la
empresa israelí que levantó el muro en Cisjordania y aisló a la población
palestina– para que refuerce y vigile el perímetro que tanto preocupa al
gobierno de Barack Obama.
La adquisición de
tecnología a uno de los mayores fabricantes internacionales de productos
electrónicos de defensa se veía venir. El antecedente de Elbit en Cisjordania,
cuya casa matriz está en Haifa y emplea a 11 mil personas en el mundo, pesó
para monitorear la extensa frontera. La información del contrato fue publicada
en marzo por el diario sobre temas de seguridad de EE.UU., Homeland Security
News Fire, y replicada en muy pocos medios de Latinoamérica. El sistema que
empleará la compañía se denomina Proyecto Torre Fija Integrada (IFT, por sus
siglas en inglés), y está equipado con cámaras de alta sensibilidad y radares.
Según publicó la
agencia de noticias Bloomberg en aquel momento, el contrato inicial de Elbit
podría ampliarse a “1000 millones de dólares si la legislación para reescribir
las leyes de inmigración de los EE.UU. es aprobada por el Congreso y ayuda a
financiar la expansión del proyecto en el suroeste del país”. La primera
contratación había quedado en manos de la empresa Boeing, allá por 2006. Pero
el sistema de vigilancia electrónico resultó demasiado oneroso. Por cubrir
apenas 85 kilómetros de los 3200 de fronteras comunes con México, los
contribuyentes en Estados Unidos pagaron un billón de dólares.
Ahora, el funcionario
Johnson declaró contra aquel desembolso y la propia ampliación del muro, que
como todos los que se mantienen hasta hoy, manchan la conciencia de los
pueblos: “Mi recomendación es que el uso más eficiente y efectivo de nuestros
recursos es una estrategia basada en riesgos. No creo que construir un muro en
toda la frontera suroeste sea un uso apropiado de recursos de los
contribuyentes”.
Elbit, pese a estas
declaraciones del secretario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de
EE.UU., avanza con su sistema de vigilancia en la frontera llamado IFT. Pero
asimismo, continúa con sus recomendaciones a aquel organismo para que
diversifique sus controles antiinmigrantes.
Le ha ofrecido una
combinación de sensores de radar, sensores electro-ópticos, sensores de tierra
sin supervisión, vehículos de tierra con o sin tripulación y lo que sería la
vedette de un futuro contrato ampliado, los drones. Esos mismos aparatos que
usados con fines bélicos, causaron estragos en la Franja de Gaza durante los
últimos bombardeos de Israel. En Australia, el 15 de agosto pasado, un grupo de
manifestantes pro-palestinos se subió al techo de una filial de Elbit Systems
en Melbourne, con un enorme cartel que denunciaba: “Los drones de Elbit matan
niños en Gaza”. Seis de ellos terminaron presos.
El poder expansivo de
la empresa no se ha detenido, pese a que entidades financieras como el Deutsche
Bank, el Fondo Noruego de Pensiones, y Folksam (el mayor administrador de
activos en Suecia) decidieron excluirla de sus inversiones o las vendieron, por
el trabajo que cumplió en el muro de Cisjordania, declarado ilegal en julio de
2004 por decisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya.
Israel nunca acató ese fallo no vinculante.
Al Departamento que
dirige Johnson poco podían importarle esos antecedentes de la compañía creada
en 1966, que tiene varias subsidiarias y provee elementos de defensa
electrónica, como también construye sofisticadas cercas de seguridad
antiinmigrantes. Sólo en Estados Unidos, por medio de su vinculada Elbit
Systems of América (ESA), tiene fábricas en Forth Worth, Texas; Talladega,
Alabama; Merrimack, New Hampshire; Tallahassee, Florida; McLean, Virginia y San
José, California. La tecnología israelí de punta al servicio de su principal
socio político y comercial en el mundo.
Johnson, además de los
graves problemas que debe resolver en el borde sur de EE.UU., también está
empeñado en filmar al personal de Aduanas y Protección de Fronteras con cámaras
portátiles que servirán para detectar posibles delitos de sus agentes.
Numerosas denuncias de abusos motivaron que también se los vigile, aunque por
ahora, no con el celo que se hace en las fronteras.
El sindicato que
representa a la mayoría de los 21 mil agentes que patrullan los límites de
EE.UU. se quejó por el costo de las cámaras y el efecto que podrían causar en
el desempeño de sus afiliados si sus vidas corren peligro. Sin embargo, desde
2010 y hasta febrero de 2013, mataron a 21 inmigrantes. El experimento
comenzará en octubre en un estado: Nuevo México. En los últimos veinte años se
calcula que 9 mil personas murieron en una de las fronteras más controladas del
mundo. Los mexicanos eran mayoría.
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