En una ciudad donde
campea la idiotez en los medios; donde está prohibido pensar diferente; y donde
la bravuconada y las amenazas tratan de intimidar al pensamiento alternativo,
el programa de Edmundo García sacude todas las tardes a Miami. “La Tarde se
Mueve” goza de más de seiscientos mil oyentes diarios.
Ángel Bravo / Especial para Con Nuestra América
Edmundo García, director de "La tarde se mueve". |
Hay un sector de la
prensa internacional que presenta a la ciudad de Miami, como hospitalaria y
acogedora de inmigrantes y exiliados. A principios de los años sesenta,
llegaron –fugándose de Cuba-, un gran número de batistianos. Cuatro décadas después
llegaron venezolanos, que huían de la revolución bolivariana, dirigida por el
entonces presidente Hugo Chávez. Ambos sectores -los primeros de más edad y en
mayor cantidad-, conviven en dicha ciudad, desde donde añoran los buenos
negocios que tenían en sus respectivos países. Contrario al dicho popular, “el
inmigrante sale de su país con una mano atrás y otra delante”, los cubanos y
venezolanos salieron forrados de dólares, para establecer sus nuevos negocios
en Miami.
Esa inmigración suele
repetir desde hace varias décadas que en dicha ciudad se respira paz,
independencia y democracia. Según ellos ‘Miami es la tierra de la libertad’. En
esa ciudad ubicada al sureste de Florida, casi la totalidad de los programas
radiales y televisivos están conducidos exclusivamente por inmigrantes cubanos.
Lo mismo sucede con los diarios editados. Aunque existen muchos medios
-televisivos, radiales e impresos-, todos expresan a través de sus editoriales,
noticias y opiniones, una misma idea cuando se refieren a Cuba o Venezuela. Es
imposible encontrar voces diferentes. No existe libertad en esos medios para
expresar algo distinto. La pluralidad y diversidad, que sostienen es propia de
la denominada democracia liberal, no se ve por ninguna parte. La falacia de la
falta de libertad de expresión, que acusan no existe en su país de origen y
cuyo pretexto usan, para autoproclamarse exiliados, no la practican en Miami.
Habrá que preguntarle a la Sociedad Interamericana de Prensa, defensora de la
libertad de expresión y la democracia ¿por qué no incluye a Miami en la lista
de ciudades que no tienen libertad de prensa? ¿Por qué no incluyen a El Nuevo
Herald entre los periódicos que no respetan el derecho a la libertad de
expresión?
Una particularidad de
esos medios es que, cuentan con algunos personajes, que se han convertido en
sus referentes cuando abordan la situación de América Latina; los más conocidos
son Andrés Oppenheimer argentino radicado en Estados Unidos y Carlos Alberto
Montaner cubanoamericano y agente de la CIA radicado en Madrid. Para hacer
creer que tienen una diversidad de “estrellas”, a veces opinan Álvaro Vargas
Llosa o su padre. Son personajes caracterizados por sus posiciones
anti-latinoamericanas, neoliberales, injerencistas y pro-estadounidenses. La
opinión que pretenden generar es de total rechazo y desaprobación a las luchas,
resistencias, logros y avances de los gobiernos progresistas de América Latina.
La satanización que hacen de los gobiernos de Cuba y Venezuela no tiene
parangón en el periodismo. Noticieros internacionales como La Voz de América o
CNN, cada vez que abordan algún tema sobre la realidad latinoamericana, acuden
a esas voces anti-latinoamericanas.
Desde hace más de cinco
décadas llenos de resentimiento, odio y venganza, los inmigrantes cubanos
convirtieron al periodismo de Miami en un emporio batistiano. Desde ahí
respaldan, publicitan y financian toda acción que esté dirigida a atacar a la
Revolución Cubana.
Lo que existe no es un
periodismo libre, sino aparatos de propaganda en función de toda una empresa,
conocida como la industria del anticastrismo, la cual está en poder de los
batistianos o sus descendientes. La opinión pública en esa ciudad está
orientada, como diría el fallecido periodista cubano Luis Ortega -quien
radicaba en Miami-, por una gentuza.
Había que ser muy
valiente para disentir desde algún espacio público con ellos. Hoy siguen
amenazando a los artistas cubanos y a otros artistas latinoamericanos cuando se
presentan en algún escenario de Miami y no se alinean a la verborragia oficial
contra la Isla. En el pasado reciente, debido a la avanzada edad de los
esquizofrénicos batistianos, y al no poder triturar con piedras y martillos los
discos de los artistas, contrataban una aplanadora, para que les hiciera el
trabajo más fácil.
En medio de esa
demencia e indigencia intelectual de los amos mediáticos, el periodista cubano
Edmundo García con su programa radial “La Tarde se Mueve” ha sabido abrirse
paso, para posesionar de lunes a viernes una voz alternativa. Si bien no es
difícil para un profesional capaz e inteligente como él brillar con luz propia
en ese mundillo cavernícola, se trata de un periodista valiente. A diferencia
de los artistas cubanos que llegan a Miami, no hablan de política (no tienen
por qué hacerlo), cantan algunas horas y parten inmediatamente, Edmundo García
aborda los temas políticos más controversiales y lo hace todos los días. Lleva
años desenmascarando los negocios de la mafia cubanoamericana, denunciando a
los políticos corruptos que negocian con el tema de Cuba y demostrando las
falacias que publican los medios de Miami sobre la Mayor de Las Antillas. En
realidad el periodismo que ejerce García es un periodismo de combate en un
mundo donde impera la matonería de la extrema derecha y la belicosidad de los
grupos terroristas cubanoamericanos. Edmundo García lleva ocho años
exponiéndose con decencia y coraje. Por su modestia, evita referirse a las
reiteradas amenazas que ha recibido.
Desde hace un par de
meses Edmundo García se vio obligado a trasladar la trasmisión de su programa,
pasando de la emisora tradicional en la frecuencia 1450 a internet. La empresa
cambio de dueño, y éste quería abarcar más programas religiosos; no le
interesaba el programa de García. A eso se sumó la falta de auspiciadores. En opinión
de los conocedores de la realidad política de Miami, se trató de dejarlo fuera
de circulación, por las brutales presiones de la ultraderecha. Retirarlo de la
emisora radial era una forma de censura, en un país que se declara democrático
y libre.
El programa puede oírse
en vivo desde cualquier lugar del mundo en www.latardesemueve.com de lunes a
viernes de 5:00 a 6:00 de la tarde (hora de Miami). Si no lo escucha en tiempo
real, la página le da la opción de acceder a los archivos, yendo a la parte
superior en fondo negro con letras blancas, donde aparece Audio. Ahí quedan
archivados durante dos semanas los últimos diez programas.
En una ciudad donde
campea la idiotez en los medios; donde está prohibido pensar diferente; y donde
la bravuconada y las amenazas tratan de intimidar al pensamiento alternativo,
el programa de Edmundo García sacude todas las tardes a Miami. “La Tarde se
Mueve” goza de más de seiscientos mil oyentes diarios. ¿Qué periodista o programa
radial de Miami no quisiera contar con esa cantidad de seguidores? ¿Estará
cambiando Miami?
“La Tarde se Mueve” se
sale del guion trazado por la ultraderecha de origen cubano a la hora de
mencionar el tema Cuba. Es un programa de periodismo de combate, que debe ser
escuchado por hombres y mujeres que sueñan y luchan por un mundo mejor.
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