El acuerdo político
entre 195 países reunidos en París en la Conferencia para controlar el cambio
climático del planeta se realizó en medio de una guerra que pronto cumplirá 25
años en el Medio Oriente por la apropiación de las reservas de energía fósil
más grandes del mundo.
Marco A. Gandásegui, h. / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá
La Conferencia terminó al
mismo tiempo que en América Latina se están devastando los bosques húmedos de
la Amazonía, Centro América y Panamá. Los países más poderosos no se comprometieron
a retirar sus empresas trasnacionales que saquean literalmente los recursos
naturales del mundo.
El país que más daño le
hace al ambiente, EEUU, suscribió el pacto que plantea la necesidad de
controlar el incremento de la temperatura global en 2 grados Celsius en los
próximos 35 años. (La demanda de la mayoría era que la meta fuera de sólo 1.5
grados). Además, EEUU prometió invertir 100 mil millones de dólares en igual
período para apoyar las políticas que harían posible el cumplimiento de las metas.
Los científicos que
estudian los fenómenos climáticos señalan que para evitar que las temperaturas
globales sigan aumentando hay que eliminar del todo el uso de la energía fósil
(petróleo) y hay que conservar los bosques en su estado actual. La mayoría de
los ambientalistas opinan que el acuerdo alcanzado en París no logrará que las
potencias reduzcan su consumo de petróleo ni de madera.
“Lo que veo es un acuerdo sin
plazos, ni objetivos, con aspiraciones vagas y alocadas”, dice George Monbiot,
de The Guardian. “Veo mucha
adulación, mucha vanidad y muy poco de la verdadera sustancia necesaria para
evitar la crisis climática”. La
poderosa agencia Greenpeace - rebosante de optimismo - señala que las empresas
trasnacionales “han recibido el mensaje de que este es el final de la era de
las energías fósiles”. Su vocero dijo que “los inversores tienen que empezar a
sacar el dinero del carbón, el petróleo y el gas”. Predijo que “en los países
petroleros va a cundir el pánico”. Greenpeace acusó a las compañías energéticas
– petroleras - de intentar manipular el debate público patrocinando
investigaciones científicas no rigurosas y pagando (sobornando) a académicos en
EEUU y Europa”.
Marcelo Colussi
recomendó hace varios años como debería proceder un acuerdo internacional para
poner fin a los abusos contra la naturaleza. Señaló cinco puntos que los
gobiernos – especialmente los de la región latinoamericana – deberían prestar
especial atención:
1) Eliminar las tecnologías inaceptables, como los sistemas para la
detección, la monitorización cibernética y el automatismo. La detección vía satélite es básica para
comunicación, posicionamiento por GPS pero también tiene fines políticos y
represivos. Los buques-factorías y sistemas para la detección de bancos de peces.
El control de los bosques mediante tecnología satelital (GFRA).
2) Tecnologías correctas en sí
mismas, pero que precisan moratoria por motivos sociales. En esa lógica
encontramos la revolución industrial
cibernética. Su magnitud se refleja en las jubilaciones anticipadas y
despidos. Una fábrica de automóviles que empleaba a 20,000 obreros, se
convierte en una planta robotizada con sólo 300 trabajadores. La lógica indica
que hay personal "sobrante" (pero ¿puede sobrar algún ser humano?).
3) Tecnologías que no siendo
prioritarias deben someterse a moratoria antes de haber logrado desarrollarse
las primeras. La industria aeroespacial en su totalidad representa nuevos
impactos sobre la biosfera por la extracción de los minerales escasos
necesarios para las construcciones y las naves espaciales, guerras por
intermediación para el control de la minería de materiales estratégicos y
consumo de combustible. Lo irracional de la aventura espacial es obvio cuando
se reservan plazas para viajes de placer u hoteles espaciales.
4) Tecnologías que ya están suficientemente desarrolladas y
no necesitan más investigación. La tecnología automotriz actual se sigue
desarrollando sólo por el afán de ventas, siendo que ya no sería necesario su
avance. Por el contrario, su reconversión hacia otro tipo de vehículos, no
contaminantes y de uso masivo, eliminando el agresivo, en términos ecológicos,
automóvil unipersonal o familiar.
5) Hay tecnologías intrínsecamente negativas. Las biotecnologías que ponen en peligro a la
biosfera. Igualmente, las tecnologías bélicas que perfeccionan las guerras, la
destrucción de los ‘enemigos’, que incluye civiles.
La ministra de Ambiente
panameña, Mirei Endara, sorprendió a todos cuando declaró que “el acuerdo no es
tan fuerte como algunos países hubiéramos querido, pero es un gran avance y nos
da los instrumentos necesarios para avanzar en el tema de los bosques, que es
prioritario”.
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